Las muertes producidas por causas y síntomas compatibles por Covid-19 serán contabilizadas como tal. Con esto, mediante su puesta en marcha con carácter retroactivo, España podría poner orden al desbarajuste de la mortalidad que la pandemia ha provocado en la contabilidad marcada desde el Ministerio de Sanidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitía este domingo un documento que recoge esta recomendación con el fin de conocer mejor el impacto y la letalidad de la misma.
De 27.136, pasando por los 27.940 del ECDC o los 29.958 de la OMS, a 43.262 del Sistema MoMo del Instituto Carlos III, hasta los 48.105 del INE. Y, detrás de cada una de esas cifras, la muerte de una persona cuyos familiares desconocen por qué perdió la vida.
El documento de la OMS de este domingo no resulta novedoso. Pues ya había antecedentes de otro anterior publicado en mitad de la pandemia: el 20 de abril de 2020. Alojado en su página web, se registraba un documento en el que, en español (sin necesidad de traducción alguna o interpretación), proporcionaba instrucciones para apuntar en el certificado médico la causa de la muerte. Y en inglés, otro que data de cuatro días antes, del 16 de abril.
Ya entonces, hace casi dos meses, se contemplaba la posibilidad de poder registrar el fallecimiento como causa directa -con prueba positiva de por medio- o indirecta como sospechoso o sintomatología compatible.
Desde la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph), Rafael Manuel Ortí Lucas, explica que "durante los dos meses y medio de crisis sanitaria esto se ha descontrolado. No se han realizado bien las autopsias, no se habrán confirmado las causas de muerte de manera específica. Se ha roto la calidad del sistema de identificación del registro de mortalidad, que en España es muy bueno".
Si bien, como apunta este experto, el exceso de mortalidad que se ha observado hasta el momento estos meses se puede deber a los estragos del Covid, "también podemos hallar casos que por culpa de la misma hayan adelantado el fallecimiento y otros que patologías no hayan acudido a urgencias por temor al virus". Y, quizás, por todo ello, no le extrañan a Ortí Lucas las variaciones de cifras según unas fuentes u otras.
Cabe destacar que, en abril, dos días después de la recomendación de la OMS, Japón adoptó este tipo de recogida de datos.
Ortí Lucas explica que resulta muy complicado ahora ver el impacto real de la pandemia en los diferentes países por las variabilidades en la contabilidad. "De hecho, tampoco me gustan los cambios que se han dado en España, que complican el seguimiento de los datos. Ha habido hasta cuatro modificaciones...", lamenta el presidente de Sempsph.
De ser así, Salvador Illa y su gabinete desconocían esta recomendación de la OMS en abril. Porque, en todo momento, el responsable de la cartera de Sanidad, insiste, como hizo el pasado viernes en la enésima pregunta sobre los vaivenes de cifras: "El Gobierno da un ejercicio de transparencia en cuanto a las personas fallecidas por Covid. Se atiene a los reglamentos y a las definiciones de los organismos internacionales de salud, como el ECDC y la OMS". Lo cierto es que no se ha visto reflejado en sus decisiones.
Desde abril existen dos códigos internacionales para describir las posibles situaciones: la U07.1, en la que se incorporarán a los fallecidos confirmados por Covid-19 y que la enfermedad haya sido la causa de la muerte, y la U07.2, en la que se mostrarán las personas con sospechas de haber fallecido como consecuencia de la infección provocada por el nuevo coronavirus.
"Ahora sí que podemos estar seguros de quién muere de qué, la información está más clara. Pero, probablemente hasta que no acabe el año, no podremos estar seguro de los excesos de mortalidad", apunta Ortí Lucas.
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