La leche materna es el alimento por excelencia y el recomendado por todos los pediatras para alimentar a los recién nacidos durante sus primeros meses de vida por sus numerosos beneficios para el desarrollo del bebé. Por eso la industria trata de crear fórmulas infantiles con una composición lo más parecida a la leche materna.
Uno de los componentes que transfiere la madre al niño a través de la lactancia son los oligosacáridos (HMO -Human Milk Oligosaccharides-, según sus siglas en inglés), con una acción demostrada por estudios científicos sobre la microbiota y el sistema inmune, como explica a CF Marisa Vidal, directora científica de Nutrición Infantil de Nestlé España.
En esta entrevista, la experta hace un repaso de la evidencia científica que hay alrededor de estos oligosacáridos y cómo los laboratorios están haciendo esfuerzos para sintetizarlos e incluirlos en las fórmulas infantiles. En su caso, adelanta a este medio los resultados preliminares de un estudio multicéntrico, aleatorizado, controlado y doble ciego llevada a cabo en Europa en recién nacidos sanos a término (con cerca de 800 lactantes de 0 a 6 meses de edad) y con seguimiento hasta los 15 meses, basándose una fórmula infantil con dos diferentes cantidades de una combinación de cinco HMO.
PREGUNTA. ¿Qué peso tienen los HMO en el desarrollo del bebé?
RESPUETA. Los HMO (del inglés, Human Milk Oligosaccharides) son el tercer componente sólido más abundante en la leche materna y juegan un papel clave para el desarrollo del bebé, sobre todo, por su impacto sobre la microbiota intestinal y el sistema inmune, entre otros. En la microbiota ejercen un papel bifidogénico al favorecer el crecimiento de bifidobacterias y, por otro lado, un papel antimicrobiano, al no permitir la adhesión de patógenos a las células epiteliales de la mucosa intestinal. En cuanto a su acción sobre el sistema inmune, favorecen la maduración de los linfocitos y el equilibrio en las respuestas Th1 y Th2, pudiendo modular las respuestas de las células inmunitarias y disminuir el riesgo de desarrollar alergias y otros trastornos inmunológicos.
A nivel clínico, se ha observado que reducen la incidencia de infecciones respiratorias y gastrointestinales, y modulan la respuesta proinflamatoria.
"Los HMO impactan sobre la microbiota intestinal y el sistema inmune"
Como resumen, podríamos decir que son más que los conocidos prebióticos, sobre todo por su efecto frente a bacterias patógenas, no dejando que crezcan ni se adhieran al epitelio intestinal.
Recientemente, se están conociendo nuevos efectos sobre el lactante, como el impacto que ejercen sobre el desarrollo óseo y cerebral. Estos efectos están todavía a nivel preclínico, pero sus prometedores resultados animan a su estudio en profundidad.
P. ¿Los HMO están especializados, es decir, cada grupo tiene acciones específicas?
R. Podemos decir que los HMO, dependiendo de su estructura, ejercen unas funciones u otras. Hay tres familias principales: fucosilados, no fucosilados y sialilados, dependiendo de si tienen una unidad de fucosa en su estructura, o de ácido siálico o de otros compuestos. No quiere decir que cada familia ejerza una función y la otra no, pero se sabe, por ejemplo, que los sialilados 3’SL y 6’SL, que tienen ácido siálico en su estructura, están relacionados con el desarrollo cerebral y el óseo, y entre los fucosilados, el 2’FL parece tener un importante impacto en el sistema inmune, pero también cerebral. Cada HMO debe ser estudiado en profundidad para conocer todos los efectos que puede ejercer en la salud del lactante.
P. ¿Hay 200 tipos diferentes de HMO?
R. Sí, alrededor de unos 200 han sido identificados, y todavía quedan algunos sin cuantificar.
P. ¿Cuántos se conocen realmente? ¿20?
R. Se conocen los aproximadamente los 200, pero solo unos 20-30 son los más investigados y de los que se conoce su efecto sobre la salud del lactante una vez ingeridos a través de la lactancia materna.
P. ¿Por qué se han investigado tan pocos?
R. Hasta finales del siglo XIX no se conocía esta fracción en la leche materna. En aquella época lo que se apreciaba era que los lactantes que se alimentaban con leche materna tenían más probabilidad de sobrevivir que los que tomaban biberón y esto se relacionó con que sus bacterias intestinales y su proceso de digestión era diferente y se reflejaba en la composición de sus heces. Así se identificó por primera vez, dentro de los hidratos de carbono, una fracción que no estaba presente en la leche de vaca con la que se hacen las fórmulas infantiles y se la denominó gynolactosa, en 1930; en 1950, factor bífido, y varios años después se identificarían como 2’FL (2’-fucosil-lactosa) y 3’FL (3’-fucosil-lactosa), dos de los más abundantes HMO en la leche materna.
Y, así, hasta el día de hoy, donde se van estudiando cada día más HMO (hasta 200) y sus beneficios para el lactante. Algunos de ellos están en grandes cantidades y otros en muy pequeñas y no siempre va relacionado con su función y lo que tampoco se conoce, actualmente, es si todos tendrán, realmente, un efecto sobre la salud de los lactantes. Queda mucho por saber en este campo de investigación.
P. ¿Hay literatura científica sobre estos HMO?
R. Sí, hay abundante literatura sobre los HMO en general y su efecto en la salud de los lactantes que toman leche materna. Donde es necesario ahondar más es en estudios que ayuden a esclarecer qué HMO tienen efectos y cuáles, sus mecanismos de acción, con modelos animales y estudios experimentales y más estudios clínicos en lactantes con fórmulas infantiles, de los que cada día hay más, pero es necesario seguir apostando por esta línea de investigación.
P. ¿Son estudios sólidos? ¿Qué tipo de estudios son?
R. Un programa de investigación sólido debe incluir todo tipo de estudios, ya que unos complementan y ayudan a la realización de otros. Esto es lo que hay, actualmente, disponible para los HMO. Los estudios experimentales y preclínicos, con modelos animales, permiten conocer los mecanismos de acción de un HMO determinado o de una combinación de ellos. Por otro lado, los estudios de cohortes madres-lactantes están siendo de gran ayuda en este campo para conocer el efecto de una determinada composición de HMO en la leche materna y su efecto beneficioso sobre la salud de los lactantes. Y, finalmente, con estos datos se pueden establecer hipótesis de trabajo para llevar a cabo estudios clínicos en lactantes, aleatorizados y doble ciego, que permitan observar estos beneficios en lactantes que toman fórmulas infantiles.
P. ¿Qué concluyen en general?
R. Por resumir en pocas palabras, diríamos que estos 20 o 30 HMO más estudiados han mostrado efectos positivos sobre la salud del lactante, en concreto sobre el sistema inmune e intestinal, reduciendo, por ejemplo, la incidencia de infecciones respiratorias y gastrointestinales, bronquitis y diarreas, respectivamente. Además, modulan la respuesta proinflamatoria (citoquinas), gracias a su efecto sobre la microbiota y la barrera intestinal. Otros efectos positivos de los HMO sobre el desarrollo cerebral, óseo o metabólico han empezado a observarse en estudios preclínicos y los resultados que muestran son lo suficientemente prometedores como para animar a avanzar en este campo de investigación con nuevos estudios.
"Los estudios experimentales y preclínicos permiten conocer los mecanismos de acción de un HMO o de una combinación de ellos"
P. ¿Actualmente, hay estudios en marcha? ¿En qué se centran?
R. En la actualidad hay numerosos estudios en marcha, ya que es un campo de investigación en el que se están poniendo muchos recursos por la innovación que conlleva. Estudios tanto en leche materna y lactantes alimentados con ella como con fórmulas infantiles y también estudios preclínicos, en modelos animales o experimentales.
P. ¿Qué estudios está realizando Nestlé en este ámbito? ¿Qué resultados arrojan?
R. Nestlé tiene en marcha un estudio clínico en Europa en lactantes, multicéntrico, aleatorizado, controlado y doble ciego, en recién nacidos sanos a término (con cerca de 800 lactantes de 0 a 6 meses de edad) y con seguimiento hasta los 15 meses.
El estudio incluye tres grupos de lactantes: dos de ellos tomaron una fórmula infantil con dos diferentes cantidades de una combinación de 5 HMO, respectivamente, y el tercero tomaba una fórmula de control sin HMO. Como referencia, se incluyó un grupo de lactantes alimentados con leche materna. Los objetivos principales de este estudio fueron el crecimiento a los 4 meses de edad y la incidencia de enfermedad respiratoria hasta 15 meses. Como objetivos secundarios también se valoraron otros parámetros, como la morbilidad en general, efectos adversos, composición de la microbiota y marcadores inmunes, entre otros, así como efectos sobre el desarrollo óseo y conductas cognitivas.
Los primeros resultados publicados en recientes congresos internacionales son aquellos recogidos a los 4 meses de edad y han mostrado un crecimiento adecuado para la edad, así como una tolerancia digestiva adecuada, similar en ambos casos a lo observado en lactantes alimentados con leche materna. También se han publicado los resultados de composición de la microbiota intestinal y marcadores de sistema inmune. Los resultados reflejan un efecto positivo en ambos grupos que tomaron fórmula con HMO, con diferencias significativas frente al grupo control, y mostrando resultados más parecidos al grupo de lactancia materna. En los próximos meses se irán publicando nuevos datos conforme la población en estudio alcance la edad de seguimiento y los resultados sean analizados.
P. ¿Por qué es tan difícil para la industria reproducir esos HMO en las leches infantiles artificiales?
R. A pesar de que la industria llevaba décadas intentando sintetizarlos para incluirlos en las fórmulas infantiles, dados los beneficios ampliamente demostrados en lactantes alimentados con leche materna, no ha sido hasta 2016 cuando fue posible tenerlos disponibles como ingrediente y diseñados estructuralmente idénticos a los presentes en la leche materna; por su estructura es clave en la función que ejercen, y si la estructura es distinta, no se puede esperar que aporten el mismo beneficio.
P. ¿Qué recursos, métodos se necesitan para lograr reproducirlos?
R. Los avances en biotecnología y glicobiología han sido claves para conseguir llegar a sintetizar estos oligosacáridos de la leche humana, estructuralmente idénticos a los presentes en la leche materna. Se necesita laboratorios especializados en estas tecnologías, así como su producción a escala industrial, que permitan su inclusión a gran nivel en las fórmulas infantiles.
P. ¿Qué ha cambiado desde que Nestlé lanzó en 2016 una fórmula con dos HMOS
R. En aquel momento se disponía de menos evidencia científica de los efectos de los HMO y menos posibilidades tecnológicas de síntesis de estos compuestos. Los más estudiados eran el 2’FL y el LNnT y, en base a ese conocimiento, y tras todos los procesos de seguridad requeridos, fueron incorporados a las fórmulas infantiles de Nestlé. En estos cinco años, la evidencia científica sobre HMO ha crecido exponencialmente por el interés que han suscitado desde su lanzamiento. Esto ha hecho que, a día de hoy, aun siendo un ingrediente opcional y no obligatorio, otras fórmulas infantiles del mercado hayan incorporado 1 o 2 HMO en su composición.
Ahora es momento de dar un paso más e incorporar más HMO, tanto en cantidad como en calidad, aportando más diversidad y más beneficios para el lactante y acercarse un poco más a la composición de la leche materna.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3DqydQw
No hay comentarios:
Publicar un comentario