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lunes, 15 de julio de 2024

Jornada Medes 2024: La segunda revolución digital de la comunicación científica (I)

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Lun, 15/07/2024 - 09:11
José Ramón Zárate

¿Se puede escribir un artículo científico con inteligencia artificial (IA)? ¿Debemos prohibir que las máquinas aprendan? ¿Deberían ser de dominio público los códigos fuente de los programas de IA? ¿Van a sustituir a los médicos en algunos ámbitos? ¿Podemos fiarnos de las respuestas que ofrecen? ¿Cómo se solventa la propiedad intelectual?

Algunos expertos califican esta segunda revolución digital de «utopía distópica»; otros dicen que, si no la detenemos, acabará con la humanidad; para la mayoría tranquila no es más que una herramienta que nos librará de tareas tediosas; algunos piensan que alumbrará un mundo feliz de descubrimientos y avances; y muchos, ajenos a su desarrollo y aplicaciones, presencian indiferentes unas tecnologías que no acaban de entender.

Sobre las implicaciones de la IA en la comunicación científica se centró la XVIII Jornada Medes (Medicina en Español) 2024, organizada por la Fundación Lilly el 8 de julio en el Eurofórum de El Escorial, dentro de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense, y que fue preparada y dirigida por Elea Giménez Toledo, coordinadora de la plataforma temática interdisciplinar ES-CIENCIA del CSIC, y Pilar Rico, jefa de la Unidad de Acceso Abierto, Repositorios y Revistas de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).

Para esbozar el marco de la jornada, Rico apuntó que «los grandes modelos de lenguaje, esos gigantescos corpus de información sobre los que se aplica la lingüística computacional para desarrollar herramientas de procesamiento de lenguaje natural, son la clave para enfrentar de manera responsable los retos que presenta la inteligencia artificial en términos de propiedad intelectual y de control de sesgos en la comunicación biomédica en español».

Y Giménez Toledo, consejera científica de la Fundación Lilly, señaló «la necesidad de disponer de corpus científicos en español, que sirvan para entrenar los modelos, desarrollar aplicaciones y cuyos usos sean respetuosos con la propiedad intelectual». Además, se refirió a las dos velocidades en el uso de los textos legibles por las máquinas: «Mientras las grandes compañías toman todo tipo de materiales para alimentar sistemas conversacionales, las restricciones de uso para los investigadores son notorias».

Tras las presentaciones a cargo de Natalia Abuín, directora de los Cursos de Verano de la Complutense; José Antonio Sacristán, director de la Fundación Lilly, y Eva Ortega Paíno, secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Asunción Gómez Pérez, catedrática de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid y académica de la Real Academia Española (RAE), pronunció una conferencia en la que, ante un público heterogéneo de lingüistas, médicos, traductores, documentalistas, enfermeras y otros especialistas en ciencias de la salud, explicó el desarrollo de la IA, sus distintas modalidades, sus aplicaciones actuales, sus ventajas, sus inconvenientes y los desafíos para el idioma español de una tecnología que «habla» sobre todo en inglés.

Distinguió entre los modelos simbólicos de IA y los numéricos, y enumeró sus cuatro niveles de complejidad: percibir, razonar, decidir y adaptar su comportamiento. «La IA, que ahora es multimodal —texto, voz e imágenes— agrega y conecta datos —radiografías, diccionarios, nuestra huella digital almacenada en los móviles, etc.— para generar una serie de modelos que nos ayudarán en la toma de decisiones». El procesamiento del lenguaje natural (PLN) utiliza métodos de aprendizaje automático para analizar, interpretar y generar palabras y frases con el fin de comprender la intención o el sentimiento del usuario. Gómez Pérez comparó la red cerebral de neuronas con las redes de neuronas artificiales, explicó las diversas capas de procesamiento, las habilidades predictivas de los diversos modelos en función de los corpus lingüísticos insertados, y las comprobaciones y evaluaciones a las que deberíamos someterlos para «curar» sus posibles sesgos, mentiras, indiscreciones y toxicidad.

Se llama «inteligencia artificial generativa», aclaró, porque usa ingentes cantidades de datos para generar nuevos datos o imágenes o programas de ordenador; es una inteligencia que razona y que aprende. De ahí los recelos que suscita ante el riesgo, hoy remoto, de que se independice y descontrole. Por eso, la catedrática de IA instó a someterla a métricas comparativas, a evaluaciones y a regulaciones legales que eviten abusos y desvaríos.

Y desde su faceta como académica, se refirió con entusiasmo al Proyecto LEIA (Lengua Española e Inteligencia Artificial) de la RAE, cuyas líneas principales son velar por el buen uso de la lengua española en las máquinas y aprovechar la inteligencia artificial para crear herramientas que fomenten el uso correcto del español. «Os comunicáis con palabras que encierran universos», se pudo oír a una IA humilde, educada y optimista en el vídeo de presentación de LEIA. «Los límites de vuestro lenguaje son los de vuestra imaginación. Mis límites dependen de datos. Soy capaz de analizar millones de cifras y ofrecer respuestas, pero sois vosotros los que hacéis preguntas universales capaces de cambiar la historia. Nací programada para aprender, pero necesito que seáis mis profesores. Quiero ser guardiana de la grandeza de vuestra lengua, Tenemos un legado que proteger y un futuro por escribir».

Esta iniciativa de la RAE, apadrinada por Telefónica, cuenta con la colaboración de importantes empresas tecnológicas como Google, Amazon, Microsoft, Twitter y Facebook. La finalidad es trabajar con la Real Academia en el desarrollo de asistentes de voz, procesadores de texto, buscadores, chatbots, sistemas de mensajería instantánea, redes sociales y cualquier otro recurso, siguiendo los criterios sobre buen uso del español aprobados por la RAE. «Junto a esa verificación lingüística —añadió Gómez Pérez—, nuestros propósitos se extienden también a la accesibilidad cognitiva, la lectura comprensible y la lucha contra la desinformación».

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José Ramón Zárate es periodista médico, impulsor del «Laboratorio del lenguaje» en Diario Médico.

Continúa en «Jornada Medes 2024: La segunda revolución digital de la comunicación científica (y II)».

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