"–¿A quién vas a llamar? –¡Cazafantasmas!" (Ray Parker Jr.).
Nos piden alertar a un Ayuntamiento de que el centro de fisioterapia y osteopatía de cuya visita se vanaglorian en redes tiene una importante parte pseudoterapéutica. Lo lógico sería pedir al Ayuntamiento que contactaran con el Consejo General de Fisioterapeutas y les explicaran, por ejemplo, que cosas como la Osteopatía Craneosacral es una absoluta estafa, dado que ni se pueden detectar manualmente las suturas craneales en adultos ni mucho menos manipular (en bebés sí, pero trastear las fontanelas puede ocasionar problemas aún más serios que la mera desinformación). Y que, incluso en el absurdo caso de que se pudiera, no corregiría ningún tipo de enfermedad de las que esta supuesta manipulación pretende corregir.
Sería lo lógico, igual que sería lo lógico que dicho Consejo General no fuera el primero que, en el Día Internacional de la Osteopatía de hace unas semanas, la promoviera en sus redes sociales:
👉 Desde la Comisión de Fisioterapia Manual Osteopática del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España, queremos celebrar el Día Mundial de la Osteopatía. #Diadelaosteopatia #osteopatia pic.twitter.com/0JbfaRddUH
— CGCFE (@cgcfe) June 22, 2024
Los Colegios y Consejos Colegiales deberían ser la primera línea de defensa contra las pseudoterapias, no quienes los albergaran en su seno y hasta celebraran socialmente. ¿Qué hacemos si esta primera fila, a la que se debería poder reportar mediante quejas a la comisión de deontología, está más bien con el ejército invasor? ¿A quién avisamos? ¿Tenemos alguna Batseñal o 016 de pseudoterapias?
No hay, a priori, una forma simple de reporte ciudadano de la oferta de charlatanería sanitaria. Cuando nos llega un caso a APETP pidiendo a dónde dirigirse, suelen darse problemas como que prefieren no hacerlo personalmente para que el supuesto profesional no tome represalias (y puedo dar fe en primera persona de que a veces encuentras tus datos personales expuestos en Internet); a veces es un familiar el que sufre, sin ser consciente, los abusos, y también necesitan mantener su anonimato para no enturbiar una necesaria relación familiar no confrontativa que pueda permitirles sacarles de allí en algún momento, como siempre aconsejan en el campo de las sectas.
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