El asma, una de las principales enfermedades crónicas no transmisibles, afecta a uno de cada 10 españoles y, de ellos, entre el cinco y el diez por ciento presentan un asma grave no controlado al no responder a los tratamientos convencionales, fundamentalmente corticoides y broncodilatadores inhalados. En este contexto, los tratamientos biológicos han cambiado radicalmente la calidad de vida a estos pacientes más graves, ya que con ellos sufren menos crisis agudas (exacerbaciones) y, por extensión, menos visitas a urgencias e ingresos hospitalarios.
Además, podrán tomar menos medicación para controlar sus síntomas. No obstante, a pesar de los avances y el uso habitual de los biológicos, muchos de los pacientes graves presentan comorbilidades y otras patologías -rinosinusitis crónica con pólipos, dermatitis atópica o patología alérgica-, "que requieren un abordaje integral", según señala Eusebi Chiner, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Sant Joan d’Alacant (Alicante).
De esa necesidad nació hace un año y medio el Comité de Tratamiento Biológico del Asma Grave del centro alicantino, un equipo multidisciplinar de profesionales de Neumología, Alergología, Dermatología, Otorrinolaringología, Farmacia Hospitalaria y Pediatría, que en su andadura ha conseguido estabilizar y mejorar la calidad de vida de 400 pacientes.
Los medicamentos biológicos o anticuerpos monoclonales que se utilizan en el asma grave son omalizumab, dupilumab, mepolizumab y benralizumab. El servicio de Farmacia Hospitalaria del centro los dispensa a cada paciente, tratándose de inyectables que primero se ponen en el propio centro y luego pueden autoadministrarse en domicilio.
La pauta puede ser quincenal, mensual o bimensual, en función de la posología de cada uno de ellos, evolución y características de cada paciente. Pero no se trata de un tratamiento genérico o igual para todos, sino que se apuesta por uno totalmente "personalizado". Según expone Chiner, "el comité se reúne quincenalmente y estudia unos 15 casos en cada sesión". Se trata de pacientes con asma grave no controlada con medicación inhalada y patologías como dermatitis atópica, poliposis nasal o urticaria.
Traje a medida
Generalmente, añade Chiner, "se acompañan de comorbilidad (obesidad, reflujo gastroesofágico, apnea del sueño) y pueden presentar perfiles alérgicos o no de tipo eosinofílico y, en ocasiones, perfiles menos habituales, como el neutrófilo". Respecto a la forma de abordarlos, "se expone el caso en el comité valorando todos los aspectos como son la vía aérea superior (rinitis, rinosinusitis, poliposis nasal), además de las pruebas de función pulmonar (espirometría y FeNo), las alérgicas e incluso de la piel en el caso de pacientes con dermatitis atópica".
A partir de ahí y teniendo en cuenta la valoración de las pruebas realizadas y la opinión de los diferentes especialistas, se decide el tratamiento como un traje a medida. Gracias a esta labor, a cada paciente se le pauta un tratamiento personalizado en función de la tipología de asma, "ya sea de origen alérgico o no, eosinofílica o neutrofílica -característica esta última de pacientes con EPOC-", afirma Chiner.
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