"Buenos días, vengo a recoger mi medicación y, ya de paso, me tomas la tensión". Esta frase es el pan nuestro de cada día de muchos farmacéuticos comunitarios, de aquellos que ofrecen servicios de atención farmacéutica específicos a pacientes con hipertensión arterial (HTA) y riesgo vascular y de los que toman la tensión de forma puntual.
Emilio García Jiménez, farmacéutico comunitario en Granada y vocal de Farmacia de la Sociedad Andaluza de Hipertensión Arterial (Sahta), es uno de los que ofrece servicios protocolizados para pacientes con HTA. Lleva cinco años trabajando en la botica La Chana y medir la tensión es parte de su día a día. Lo hace de forma puntual a quienes no están diagnosticados de HTA y aprovecha la dispensación de otros tratamientos para medirles la tensión y asegurar que los valores son los adecuados. También hace AMPA (automedida de la presión arterial) y MAPA (medida ambulatoria de la presión arterial) y seguimiento de los pacientes.
Como García Jiménez, hay muchos farmacéuticos que ofrecen estas prestaciones y seguro que lo hacen bien. Pero no es suficiente con hacerlo bien, hay que demostrarlo y ponerlo en valor y la acreditación de los servicios y su recertificación se convierten en garantía de calidad asistencial.
Precisamente, la Sahta, con el fin de promover la participación multidisciplinar entre médicos y farmacéuticos en las actividades formativas y de investigación relacionadas con la prevención cardiovascular y facilitar un aval científico a las iniciativas de promoción de la salud en este campo, ha creado "un proyecto, cuyo objetivo principal es acreditar en hipertensión y riesgo vascular a todas las unidades de gestión clínicas sanitarias andaluzas, que se dediquen a conseguir mejores resultados en salud cardiovascular de pacientes hipertensos o con algún otro factor de riesgo vascular", explica a CF García Jiménez.
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