“No sé por qué no hay interés en el semen como fuente de información fácil de obtener; hay mucha información ahí”, ha manifestado Sara Larriba, investigadora principal en genética molecular de la infertilidad masculina y enfermedades urogenitales del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell, vinculado al hospital universitario del mismo nombre de Hospitalet de Llobregat, en Barcelona).
Es la líder de un innovador estudio en el contexto internacional, realizado en colaboración con el Servicio de Urología del Hospital Universitario de Bellvitge, el Servicio de Andrología de la Fundación Puigvert y la Unidad de Genómica de Alto Contenido y Bioinformática del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud del Hospital Germans Trias de Badalona, que, dentro de una línea de investigación sobre biomarcadores en fluidos, concluye que los tsRNAs (pequeños fragmentos de ARN con longitudes específicas que son generados por ribonucleasas particulares) contenidos en vesículas extracelulares del plasma seminal (o semen) son un biomarcador del cáncer de próstata.
De confirmarse la evidencia descrita en otro estudio con una muestra mayor (el primero se ha hecho sobre datos de 50 hombres con hiperplasia benigna, riesgo bajo de tumor y riesgo alto) y de lograrse un test (o kit de diagnóstico) de uso sencillo en clínica, la prueba de detección del nivel de tsRNAs en semen podría complementar a la convencional del nivel de PSN para diagnosticar riesgo alto de cáncer de próstata. De esa forma se podría evitar realizar, en los casos de riesgo bajo, biopsias que son un procedimiento invasivo para el hombre y costoso para el sistema sanitario, ha explicado a este diario la científica. La nueva evidencia descrita apunta a la eficiencia del biomarcador discriminando el riesgo alto del bajo y, por tanto, identificado quién sí debe ser objeto de biopsia.
Adriana Ferre-Giraldo, investigadora del Idibell y primera autora del artículo, ha precisado que “a partir de estudios de secuenciación a gran escala seleccionamos diferentes tsRNAs candidatos que pudieran reflejar la salud de la glándula prostática para después validarlos en semen. Creemos que los modelos obtenidos basados en tsRNAs en semen como biomarcadores no invasivos mejorarían el diagnóstico clínico del cáncer de próstata al combinarlo con los análisis de PSA”.
El test de tsARNs, además, aportaría un pronóstico más preciso de la enfermedad, mejorando la seguridad de la discriminación entre los tumores indolentes y los más agresivos, de acuerdo con este trabajo.
Segundo cáncer más frecuente en hombres
El estudio es relevante, en primer lugar, porque el cáncer de próstata es el segundo cáncer más frecuente en los hombres. El cribado de la enfermedad se basa actualmente en el tacto rectal y en la determinación de los niveles de PSA (antígeno específico prostático) en sangre: niveles altos de esta proteína están asociados a un mayor riesgo de tener el tumor. Con esa estrategia de cribado se han reducido significativamente el número de muertes por esta causa pero aún presenta limitaciones.
Ha recordado Larriba que los valores elevados de PSA, que es una proteína específica de la próstata cuyo nivel se eleva cuando hay algo que le afecta, se pueden deber a otras enfermedades como infección, inflamación o hiperplasia benigna, entre otras. Individuos con niveles altos se sugiere mayor probabilidad de tumor y, en estos casos, se realiza una prueba de imagen (resonancia magnética) y una biopsia para confirmar el diagnóstico. La biopsia no es única sino de toda la superficie de la próstata para saber qué está sucediendo en ella. “Aunque es una prueba ambulatoria, es bastante invasiva; se realiza a través de colon y con anestesia”, ha apuntado la investigadora.
También supone una limitación que los niveles de PSA no se correlacionan con la agresividad del tumor, la supervivencia o la respuesta a los distintos tratamientos, lo que conlleva tratamientos excesivos de tumores no agresivos.
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