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domingo, 24 de noviembre de 2024

Trombosis venosa: Escala pronóstico y consulta de atención rápida permiten no ingresar a la mayoría de pacientes

Medicina Interna
rocio.rodriguez
Dom, 24/11/2024 - 07:50
Se publica en 'European Journal of Internal Medicine'

La enfermedad tromboembólica venosa es la tercera causa de muerte cardiovascular después del infarto agudo de miocardio y el ictus. Es un proceso por el que la sangre en el interior de las venas se coagula y se forma un trombo, con el peligro que ello supone. Sus principales manifestaciones -la trombosis venosa profunda (el trombo se forma en el 90% de los casos en los miembros inferiores, las piernas, aunque puede darse en los brazos o en cualquier vena del organismo) y la embolia pulmonar- pueden darse por separado o simultáneamente, aunque en torno al 50% de los pacientes con enfermedad tromboembólica venosa debutan solo con trombosis de la pierna sin embolia pulmonar, aproximadamente.

El peligro radica precisamente en que el trombo adherido a las venas de las piernas se rompa o se desprenda y vaya a través de la circulación sanguínea al pulmón, provocando esa embolia pulmonar. Por eso la trombosis venosa profunda es una urgencia médica y debe iniciarse inmediatamente el tratamiento anticoagulante que disminuye los síntomas (dolor e inflamación de la pierna o aumento de la temperatura en la pierna y manchas rojizas, entre otros) y el riesgo de embolia pulmonar (es muy improbable que ésta se produzca una vez ha comenzado la anticoagulación).

Es una patología muy frecuente, de hecho, en España hay en torno a entre 50.000 y 70.000 casos de trombosis venosa profunda al año, cifras nada desdeñables. Hasta ahora la mayoría de esos pacientes ingresaban en el hospital, "actitud que no está claro que estuviera justificada. Llevábamos tiempo con la duda de si era necesario ingresar a estos pacientes porque sabemos que con la anticoagulación la evolución es buena y el paciente puede autoadministrarse la anticoagulación en la inmensa mayoría de los casos, con el beneficio de que el paciente se haga dueño de su salud", analiza Pablo Demelo Rodríguez, médico de la Unidad de Enfermedad Tromboembólica Venosa dentro del Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

Demelo explica que aunque antes se recomendaba reposo a estos pacientes, la evidencia ha ido mostrando que, si el dolor no es muy fuerte, lo aconsejable es que empiecen a caminar desde el principio y eso ha aumentado las dudas que tenían sobre el beneficio de ingresarlos. "Sabíamos hace tiempo que el hecho de que sea una patología urgente no significa que deban ingresar, pero no sabíamos con exactitud cuáles de esos pacientes se benefician del ingreso, que son una minoría, y cuáles se pueden ir a su casa con la seguridad de que no van a sufrir una embolia de pulmón o una hemorragia grave o incluso morirse por alguna complicación".

Esa es la clave que movió al equipo del Marañón a poner en marcha un estudio, publicado el 14 de octubre en la prestigiosa revista European Journal of Internal Medicine, que demuestra que la mayoría de los pacientes con trombosis venosa profunda atendidos en Urgencias pueden irse de alta sin precisar ingreso hospitalario, siempre que se ofrezcan los recursos ambulatorios necesarios y se utilice una escala pronóstica muy sencilla.

Una escala de 6 ítems

La escala pronóstica que utilizaron sale del Registro RIETE (Registro Informatizado de Pacientes con Enfermedad TromboEmbólica), un grupo español de investigación en esta patología que se puso en marcha en marzo de 2001 y a día de hoy incluye datos de más de 120.000 pacientes de 26 países de los cinco continentes. La escala, cuyo autor es Javier Trujillo, especialista en el Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena (Murcia), incluye seis ítems a tener en cuenta para valorar si un paciente puede irse a casa o debe quedarse ingresado: insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, sangrado reciente, trombocitopenia o trombocitosis (plaquetas bajas o muy altas), inmovilización de más de cuatro días o cáncer. Si el paciente no tiene ninguna de esas variables puede marcharse a casa, pero si tiene una de ellas debe ser ingresado.

Aunque la escala tiene varios años, Demelo señala que no se está aplicando de forma sistemática. "En 2015 decidimos crear un sistema por el que pudiéramos no ingresar a estos pacientes ofreciendo garantías de seguridad y combinamos dos acciones: por un lado, aplicar esta escala porque sabíamos que había datos de que aportaba seguridad, y, por otro, ofrecimos a los servicios de Urgencias una consulta que llamamos en su momento de atención precoz o atención rápida para los pacientes con trombosis venosa profunda. Nuestro compromiso, de hecho, fue que al paciente había que verlo en menos de siete días".

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