El sol, el viento , el cloro, la arena, el agua marina, los tintes, la contaminación… Son muchos los factores externos –además de los biológicos– a los que está expuesto el cabello. Por eso, cada vez hay más variedad de productos que actúan como escudos protectores, unos más generales y otros más específicos. Pero, entre tanta variedad, ¿cuáles son los más adecuados en cada caso, en qué formato, cómo actúan?
Hoy la población cuida su cabello mucho más que hace unos años, quizás porque hay productos cada vez más específicos para cada problema o situación, lo que ha generado también una mayor demanda. En cualquier caso, el pelo, al igual que la piel, también envejece y se vuelve más débil, opaco y sin movimiento. Cuidarlo adecuadamente con tratamientos hidratantes puede ayudar a recuperar su fortaleza y evitar la tricoptilosis y la rotura capilar.
Lo cierto es que desde hace unos años la cosmética del cabello ha ido adquiriendo una mayor importancia. “Si hasta no hace demasiado era infrecuente cuidar la melena más allá del champú y el acondicionador, cada vez es más común el uso de otro tipo de productos y rutinas cosméticas de cuidado y belleza capilar”, asegura María José Cachafeiro, farmacéutica comunitaria en Asturias y especialista en dermocosmética. Los productos para proteger el cabello son algunos de estos nuevos cosméticos que se van incorporando a los rituales del cuidado del pelo.
No obstante, y pese a esta creciente demanda, la especialista asegura que “es mucho menor” de lo que personalmente considera que sería deseable.
Según la experiencia de Cachafiero, los productos más buscados para cuidar el cabelloson aquellos que lo protegen frente a los daños de planchas, secadores, etc. Son los denominados antitérmicos.
Le siguen de cerca los productos capilares para los más pequeños de la casa, los protectores para prevenir el contagio de piojos y para repelerlos y acabar con ellos. “Su consumo se ha incrementado mucho, así como las consultas repetidas en la farmacia por pediculosis”, confirma.
Y por último, y aunque aún son menos conocidos por el gran público -como dice la especialista-, están los protectores del cabello frente al sol más allá de las barreras físicas de protección como pueden ser los sombreros, gorras, pañuelos…
Sobre los escudos términos, la experta dice que se han puesto de moda porque el uso de secadores, planchas o tenacillas ha ido creciendo.
La composición química del pelo es básicamente proteica, siendo la queratina la principal proteína que forma la fibra capilar. Aunque es una proteína dura de tipo fibroso capaz de resistir altas temperaturas en seco, hasta 140 grados centígrados, se puede terminar estropeando con la aplicación continuada de calor, por lo que es recomendable cuidarlo con productos termoprotectores.
Las principales novedades en lo que se refiere a estas formulaciones y que puede recomendar el farmacéutico se centran en “el uso de complejos termoprotectores que, al aplicarlos sobre el cabello, crean un escudo o barrera que envuelve la cutícula capilar, protegiéndola de esta manera del daño de las altas temperaturas”, indica la farmacéutica. Su misión es mantener la hidratación, proteger contra el calor, aportar brillo y suavidad y evitar el encrespamiento, principalmente.
Se trata de productos a base de resinas o extractos vegetales (proteínas de trigo, aceites vegetales…), siliconas y polímeros de acrilato, que actúan rodeando la fibra capilar e impidiendo que el calor penetre y la dañe. “Suelen ir acompañados en la formulación de activos que hidratan y nutren el cabello; de esta manera, además de mejorar el aspecto y la flexibilidad de la fibra capilar, evitan o reparan la sequedad que producen las altas temperaturas”.
Son productos que se pueden utilizar a diario si es necesario, justo antes del uso del secador, las tenacillas o las planchas.
Pediculicidas de gran cosmeticidad
En lo relativo a la lucha contra los temidos piojos, “las galénicas han evolucionado muchísimo en los últimos años, con productos de gran cosmeticidad, agradables de utilizar y que no ensucian el cabello o apenas lo hacen”, destaca la farmacéutica especializada en dermocosmética.
Lo cierto es que en este ámbito –añade– “solo hay dos compuestos de venta en farmacias con evidencia científica probada frente a los piojos: los pediculicidas IR3535 y octanediol”.
A estas formulaciones hay que añadir otro tipo de activos de origen natural que tienen una gran aceptación entre los usuarios, pese a que cuentan con una limitada evidencia y hay cierta controversia sobre su eficacia. Así, destacan activos como el aceite de árbol de té, aceite de lavanda, de andiroba, lemongras, Quassia amara…
Protectores solares
La exposición solar no solo afecta a la piel del cuerpo, sino que puede alterar las proteínas, aminoácidos y los lípidos contenidos en el interior del cabello, haciendo que se vuelva deslucido, opaco y seco. Pero, además de ese daño más estético, el cabello afectado por el sol sufrirá electricidad estática y perderá resistencia, lo que puede desencadenar que se fracture con facilidad ante cualquier fricción, incluso con un simple cepillado, tal como advierte Rita Rodrigues, especialista de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid.
Para evitarlo, la tricóloga recomienda reducir las exposiciones solares directas del cabello, protegiéndolo externamente, además de utilizar productos tópicos con protección solar añadida que utilizan filtros solares activos frente a la radiación UVA/UVB. En ese sentido, indica que hay desde champús diseñados para ampliar y mantener el color del cabello teñido que llevan incorporados filtros solares en sus formulaciones, hasta los protectores solares capilares con un índice mínimo de factor de protección solar de 15. También hay otros productos para el peinado con un grado de fotoprotección adecuado, aunque reconoce que son más limitados.
Sobre estos protectores frente a la radiación solar, Cachafeiro añade que son filtros solares formulados en texturas que puedan utilizarse sobre el cabello y el cuero cabelludo: tipo espray, lociones… “Estos filtros actúan del mismo modo que los utilizados en cualquier otro protector solar, ya que absorben o reflejan la radiación. Se deberían usar siempre que el cabello vaya a estar expuesto al sol, en especial si se va a hacer sin protección externa”.
A la hora de ofrecer un buen escudo protector capilar, Cachafeiro señala que “más que en relación al tipo de cabello y/o cuero cabelludo, los escudos protectores deben elegirse según la necesidad de cada persona. Una vez que sabemos frente a qué necesitamos o queremos proteger el cabello, optaremos por unos productos u otros en función no sólo de los activos protectores sino del resto de componentes de la fórmula”.
De este modo, en el caso del cabello seco, el farmacéutico puede aconsejar cosméticos capilares que incluyan activos nutritivos; si es graso, evitará dispensar activos que aporten grasa y optará preferiblemente por los que aporten menos peso al cabello. En caso de cabellos coloreados, el farmacéutico buscará cosméticos con activos que protejan el color, y activos voluminizadores en caso de falta de densidad capilar, entre otros.
Y lo que hay que transmitir a la población es que se deben adquirir en la farmacia, ya que es el lugar idóneo para hacerlo, no solo porque es garantía de la calidad de los productos, sino por el consejo y los conocimientos que el farmacéutico puede aportar, defiende Cachafeiro.
Hidratar y saber peinar el cabello también es cuidarlo
La mejor manera de prevenir cualquier alteración en el cabello es hidratando y cuidando de forma adecuada la melena. Para ello, el primer consejo dermofarmacéutico debe ir dirigido a mantener el cabello perfectamente hidratado para ayudarle a luchar contra el envejecimiento y las agresiones externas. Ambos factores, explica Rita Rodrigues, de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, ocasionan alteraciones en la textura del cabello y desgaste en la cutícula. Si el daño es intenso se producen fracturas, como la tricoptilosis o rotura capilar”.
Para ese cuidado general, la especialista recomienda realizar lavados con champús suaves de uso diario sin surfactantes o detergentes para evitar eliminar el manto lipídico del cuero cabelludo. Aconseja hacerlo con productos que contengan activos calmantes, como el aceite vegetal, el áloe vera o la manteca de karité y principios hidratantes, como el pantenol, la glicerina, los aceites esenciales de argán u ojón que hidratan el cabello.
En lo que se refiere al acondicionador, éste tiene que calmar la fibra capilar tras el lavado, suavizarla y sellar las puntas, por lo que debe formar parte de la rutina capilar. También aportan hidratación y brillo y ayudan a desenredar el pelo y evitar el encrespamiento. Además, se pueden usar mascarillas semanales para multiplicar sus efectos.
En el cuidado general del pelo, hay que evitar las fuentes de calor siempre que se pueda. Por ejemplo, en verano, la especialista dice que es mejor que la melena se seque al aire libre y, durante el resto del año, procurar no abusar de secadores y planchas que pueden agostar la fibra capilar y dañar el cabello. Cuando se usen, es mejor hacerlo a temperatura media y aplicando previamente los escudos térmicos.
En cuanto al peinado, el farmacéutico puede insistir en evitar cepillados bruscos y no hacerlo nunca con el pelo mojado, ya que es más fácil que se fracture. También puede aconsejar usar peines de cerdas anchas para desenredar, empezando por las puntas para dañarlo lo menos posible. Tampoco se debe abusar de las gomas u otros accesorios. A partir de ahí, se recomienda cepillar el pelo por la mañana para estimular la circulación en el cuero cabelludo y por la noche, para eliminar partículas ambientales y residuos de productos.
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