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domingo, 9 de enero de 2022

Las intervenciones combinadas sobre alimentación y ejercicio, las más eficaces para prevenir la obesidad infantil en la escuela

Enfermería Pediátrica
nuriamonso
Dom, 09/01/2022 - 08:00
Revisión sistemática
Marina Llosa Villa, enfermera del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) (Foto: Covadonga Díaz)
Marina Llosa Villa, enfermera del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) (Foto: Covadonga Díaz)

Las intervenciones educativas en el entorno escolar parecen la forma más efectiva de actuar contra la obesidad infantil. Una revisión sistemática muestra que las acciones sobre alimentación y actividad física combinadas, y con actividades incluidas en el currículo escolar y la participación de los padres parecen tener los mejores resultados, sobre todo, si se plantean a largo plazo.

Es una de las conclusiones de una revisión de estudios llevada a cabo por Marina Llosa Villa, enfermera del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), junto con Francisco Javier Pérez Rivera y Elena Andina Díaz, quienes han visto que los programas así planteados son útiles en la disminución del Índice de Masa Corporal y en la prevención de la obesidad infantil.

La prevalencia de sobrepeso en niños de 6 a 9 años es de 23,2% y la de obesidad del 18,1%, según el estudio Aladino

Para el desarrollo del trabajo se identificaron 571 artículos y finalmente se incluyeron en la revisión sistemática 22 estudios, de los cuales 19 eran estudios experimentales aleatorizados, uno experimental no aleatorizado con grupo control y dos estudios eran cuasi-experimentales con grupo control.

La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, en cuyo desarrollo influyen factores genéticos, ambientales y conductuales y que en los últimos años se ha convertido en una auténtica pandemia, recuerda Marina Llosa. En las últimas tres décadas, a nivel mundial, la obesidad infantil se ha duplicado. En España, el estudio ALADINO en el que se realizó un seguimiento de los valores de sobrepeso y obesidad entre los escolares de educación primaria, mostró que la prevalencia de sobrepeso en niños de 6 a 9 años era de 23,2% (22,4% en niños y 23,9% en niñas), y la de obesidad del 18,1% (20,4% en niños y 15,8% en niñas).

Riesgo de persistencia en la edad adulta

Además, entre los 11-12 años de edad el sobrepeso y la obesidad se hacen persistentes, asociándose con mayor riesgo de obesidad en la edad adulta y mayor riesgo de desarrollo de comorbilidades, lo que justifica la necesidad de realizar intervenciones educativas en niños menores de 12 años, intentando evitar que lleguen con sobrecarga ponderal a esta edad.

“Dada la elevada prevalencia de la obesidad infantil y los riesgos que conlleva para la salud, el objetivo de esta revisión era comprobar si las intervenciones de educación para la salud sobre nutrición y/o actividad física realizadas en las escuelas son eficaces”, explica Marina Llosa.

El estudio se llevó a cabo siguiendo el formato PICOS (Paciente/Problema, Intervención, Control/Comparación, Resultados, Diseño de los estudios). La población objetivo eran niños de educación primaria, de entre 6 y 12 años, la intervención fue la realización de intervenciones escolares educativas sobre nutrición y/o actividad física en el ámbito escolar, como control se trataba de no recibir ninguna clase de intervención o recibir la educación nutricional y de actividad física habitual. Los resultados buscaban ver el efecto sobre el peso, IMC, perímetro de la cintura o pliegues cutáneos, y el diseño de estudios incluía trabajos experimentales con grupo control, según explica Marina Llosa.

La mayor parte de los estudios revisados encuentran que las intervenciones que combinan acciones sobre la alimentación y el ejercicio físico son las más eficaces en cuanto a reducción del Índice de Masa Corporal y prevención de la obesidad, frente a aquellas que actúan solo sobre la alimentación o sobre la actividad física. De los quince estudios que realizaron intervenciones combinadas, nueve obtuvieron resultados positivos en la disminución o mantenimiento del IMC, aunque seis no consiguieron cambios estadísticamente positivos sobre el IMC de los niños.

La mayor parte de los programas con intervenciones educativas de actividad física y alimentación saludable, bien incluidos en el currículo o bien extracurriculares, consiguieron una disminución del perímetro de la cintura y del IMC, además de aumentar la actividad física y mejorar los hábitos alimenticios, observándose una disminución en la prevalencia de obesidad.

Comparar intervenciones combinadas y simples

“Comparando las intervenciones combinadas con las simples, se observó que las primeras fueron más útiles para conseguir aumentar la actividad, mejorar la alimentación y disminuir la grasa corporal”, explica Marina Llosa. También se encontró que los programas integrales consiguen, años después de su realización, una reducción significativa del exceso de peso.

Los estudios que no lograron disminuir el IMC sí observaron cambios positivos en cuanto a disminución del sedentarismo, el consumo de bebidas azucaradas y bocadillos poco saludables, o el aumento en el consumo de frutas y verduras y la realización de ejercicio físico.

La mayor parte de los programas combinados consiguieron una disminución del perímetro de la cintura y del IMC

Con conclusiones, esta revisión señala que las intervenciones de educación para la salud en el entorno escolar parecen la forma más efectiva de actuar contra el aumento de la obesidad infantil, ya que las estrategias educativas, parecen ser útiles en la prevención y modificación de hábitos poco saludables que favorecen la sobrecarga ponderal.

“La escuela supone uno de los lugares más adecuados para realizar intervenciones educativas, pues los niños pasan una parte importante de su tiempo en ella y existe la oportunidad de llegar casi a la totalidad de esta población en un corto periodo de tiempo”, indica Marina Llosa.

El periodo de educación primaria se muestra como un momento ideal para realizar este tipo de intervenciones, “ya que a estas edades se es más susceptible a la modificación de hábitos y comportamientos”, según la revisión llevada a cabo por estos profesionales de la enfermería.

Las acciones en el currículo escolar sobre alimentación y actividad física combinadas y con la participación de los padres parecen tener los mejores resultados. Off Covadonga Díaz. Oviedo. Endocrinología Pediatría Off

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