Los Reyes Magos han traído la prórroga del pasaporte covid en Cataluña y Canarias. También el Gobierno de Aragón ha dictado una orden que lleva el uso de este instrumento hasta el 8 de febrero, si el TSJ no resuelve lo contrario. Y, de manera general, el ámbito afectado por esta medida es el del ocio.
En los primeros días de implantación del pasaporte covid -que fue diferente en cada comunidad-, la Comunidad de Valencia informó de que la medida había tenido un claro efecto como incentivo a la vacunación de las personas entre 18 y 40 años. Entonces, el 3 de diciembre, la Consejería de Sanidad valenciana dijo que esa semana de entrada en vigor del citado instrumento de control se habían administrado 13.370 dosis de la vacuna contra la covid, un 57,67% más que la anterior cuando se inocularon 8.480. La conclusión entonces fue clara: el pasaporte covid anima a la vacunación.
Sin embargo, lo ocurrido hace un mes, en términos pandémicos, es una realidad lejana. Ahora, con una incidencia de más de 2.000 casos por cada 100.000 habitantes y el pasaporte covid como requisito generalizado desde hace semanas para acceder al ocio en casi toda España -con excepciones notorias como la de Madrid y las dos castillas-, es fácil concluir que su utilidad como incentivo para la vacunación ha perdido fuerza.
Íñigo de Miguel Beriain, investigador y doctor europeo en Derecho, lleva estudiando el uso del pasaporte covid o pasaporte sanitario desde antes de la declaración de la pandemia y, entonces, fue uno de sus más fervientes defensores. Sin embargo, el profesor de la Universidad del País Vasco/EHU, considera que en este momento "la única utilidad del pasaporte covid es la de proteger a los no vacunados incluso en contra de su voluntad, impidiéndoles el acceso a lugares en los que es más probable el contagio".
¿Instrumento para incentivar la vacunación? "A estas alturas, no va a hacer que se vacune quien no se ha vacunado ya y no va a reducir sustancialmente contagios, porque las vacunas no dificultan tanto la transmisión".
De Miguel Beriain publicará en los próximos meses un libro sobre la ética de las pandemias, que incluye un análisis detallado sobre los certificados sanitarios. El trabajo, que se publicará tanto en inglés -en la editorial Springer- como en castellano, adelanta que "los certificados pueden ser una herramienta de gran utilidad para la salud pública si somos capaces de aprovechar su flexibilidad adecuadamente".
"Han convertido una herramienta flexible en algo muy rígido", dice De Miguel
El autor considera que hasta el momento "han convertido una herramienta flexible en algo muy rígido. No debería exigirse el mismo pasaporte covid para el acceso al ocio que para visitar a un enfermo en el hospital, sin embargo, se está utilizando el mismo". En su trabajo identifica hasta nueve variantes diferentes del citado instrumento.
¿Cuál de esas nueve versiones sería la aplicable en el contexto pandémico actual? De Miguel considera que "si lo que se persigue en estos momentos es reducir la transmisión, entonces se debería condicionar el pasaporte covid a contar con un test negativo". Pero, también es realista en cuanto a esta posibilidad, "para ello, debería invertirse crearse una infraestructura que no existe en estos momentos".
En todo caso, afirma que si los gobiernos "quisieran que esta herramienta fuera útil deberían aprovechas su versatilidad".
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