El Hospital General de Valencia ha llevado a cabo con éxito el implante de un stent de carótida por el acceso arterial radial, que utiliza la muñeca como punto de inserción al torrente sanguíneo para llegar hasta el cerebro. La utilización de la vía radial supone, respecto al acceso por la femoral, una significativa disminución de las complicaciones vasculares en el lugar de punción.
Según Alfonso González-Cruz, adjunto de la Unidad de Radiología Intervencionista, “hasta ahora utilizábamos la vía femoral para acceder a las arterias carótidas, pero llegar a ellas por la arteria radial presenta importantes ventajas, especialmente en pacientes de alto riesgo. Es una técnica heredada de los hemodinamistas, por ello ha sido necesaria una estrecha colaboración con el Servicio de Hemodinámica para hacer este abordaje”.
La técnica de insertar un stent carotídeo a través del árbol arterial vascular consiste en posicionar una ‘especie de muelle metálico’ para abrir esa arteria que estaba medio ocluida y facilitar así el flujo de sangre al cerebro.
Equipo multidisciplinar
Este stent ayuda a mantener la arteria abierta y disminuye la probabilidad de que vuelva a estrecharse y deje de llegar flujo de sangre al cerebro, que pueda producir como consecuencia una isquemia cerebral o accidente cerebrovascular. “Dicha técnica es un poco más compleja, ya que por un lado, previamente es necesario “preparar” la arteria para introducir en ella el dispositivo adecuado, y por otro lado, se necesitan ciertos catéteres específicos para acceder a las arterias carótidas”, comenta Amalia Talens, jefa de la Unidad de Radiología Intervencionista.
Para la realización de una arteriografía cerebral diagnóstica suele ser suficiente la presencia en la sala de un neurorradiólogo intervencionista y una enfermera instrumentista especializada en Radiología Intervencionista. “En el caso de necesitar colocar un stent, un segundo radiólogo intervencionista es de gran ayuda”, apunta González-Cruz.
Una de las ventajas respecto al abordaje por la arteria femoral es que el paciente no tiene que estar 24 horas en reposo después de que se le realice el procedimiento y por tanto, no necesita ingreso en el hospital tras la intervención.
Además, las complicaciones son menores y se requieren menos cuidados, ya que se coloca una pulsera compresiva en la muñeca y, tras comprobar el correcto estado del lugar de la punción, el paciente se puede marchar a su casa a las 2-3 horas de realizado el procedimiento.
“Normalmente la arteriografía cerebral por acceso radial no se prolonga más de 45 minutos, aunque puede extenderse hasta los 90-120 minutos en el caso de necesitarse la colocación de una prótesis en la carótida”, Talens.
Al presentar menos complicaciones, este acceso radial estaría recomendado en los pacientes sometidos a tratamiento intensivo anticoagulante, antitrombótico o antiagregante plaquetario, pacientes obesos o hipertensos.
Criterios de exclusión
Respecto a criterios de exclusión, señala González-Cruz, “en ocasiones no está recomendado el acceso radial, como en pacientes que tengan una arteria de muy pequeño diámetro (menor de 2 mm), en pacientes que tengan alguna variante anatómica o algún antecedente de intervención quirúrgica vascular en el brazo”.
Aunque es una técnica segura, hay que tener en cuenta que se realiza una punción arterial, por lo que se recomienda que el paciente no haga esfuerzos con ese brazo (coger peso, trabajos manuales, etc) en las siguientes 24 horas.
Según Talens, “es una técnica segura y eficaz que ha venido para quedarse”, señalado que, de hecho, “en la Unidad de Radiología Intervencionista es ya la técnica de primera elección para realizar las arteriografías cerebrales diagnósticas, y poco a poco se van realizando más procedimientos terapéuticos por este mismo acceso”.
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