España ha tenido cerca el control de la epidemia en cinco ocasiones: mayo de 2020, noviembre de 2020, marzo de 2021, junio de 2021 y septiembre de 2021. Somos el país con más olas. Y, por ello, el mejor ejemplo para ilustrar los problemas de gestión que nos han llevado, una y otra vez, a tropezar con la misma piedra.
1ª OLA. IGNORANDO A ITALIA
Primero parecía que Wuhan era otro planeta. Después se deslizó que Italia era muy dura con sus medidas. Que aquí no iba a llegar a tanto. Cuando se vio que ya había llegado, las llamadas a la calma dieron paso a un lenguaje casi de guerra. No sólo el lenguaje, también las muertes. El primer fin de semana de marzo fuimos al fútbol, al bar, a la mani, a la discoteca y al after hour. Al siguiente, los niños no bajaron a la calle a que les diera el sol dos minutos. Ni al otro, ni al otro...
"La primera ola fue un desastre y España la manejó especialmente mal", recuerda Jeffrey Lazarus, codirector del programa de Infecciones Víricas y Bacterianas de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa. No es menos cierto, sopesa, que se trataba de una situación nueva, por lo que sorprende que, tanto tiempo después, se repitan errores parecidos: "No entendemos bien lo que pasó entre la cuarta y quinta, y la quinta y sexta ola. Con toda esa experiencia...".
2ª OLA. COGOBERNANDO EL CAOS
Hay un mismo "patrón" que se vuelve a ver tras cada nueva ola, analiza Julio Mayol, director médico del Hospital Clínico San Carlos. "Es el wishful thinking, desear que pasen las cosas sin tener los datos". No hay duda de que, en verano de 2020, todos ansiábamos que la pandemia hubiese acabado. El "mando único" del Gobierno central dio paso a la cogobernanza con las comunidades autónomas. La idea era que lo peor ya había quedado atrás.
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La realidad: España fue el primer país de nuestro entorno en sufrir una segunda ola. "Se confunde la gobernanza con la gestión. Lo que hay es cogestión de los sistemas sanitarios", apunta Mayol. "La gobernanza es una", zanja. "Confundir gestión con gobernanza me parece que ha sido también un problema", añade. "No es cogobernanza, son decisiones de Salud Pública que deben ser tomadas por una autoridad en Salud Pública, y deben ser explicadas a la población", propone.
3ª OLA. «SALVANDO» LA NAVIDAD
En noviembre de 2020, el periódico El Mundo publicó el reportaje La opción para salvar la Navidad: el modelo finlandés frente a los riesgos del sueco. La expresión, que ya circulaba, hizo triste fortuna, entendida al revés de lo que aquí se proponía. Finlandia y Noruega, estrictos en el control de la epidemia, tenían los mejores resultados sanitarios y económicos de Europa, también en comparación con otros países nórdicos, como Suecia. "Salvar la Navidad", por tanto, habría sido evitar muertes y ruina. Ambas llegaron a raudales: fallecieron en invierno 25.000 personas y el país se paralizó hasta marzo.
La tentación de dar el control al virus e incurrir en el llamado modelo sueco -que, en realidad, Suecia abandonó enseguida- ha sido también recurrente en cada nueva ola. "La gente no entiende que la inmunidad por haber sido infectado no dura para siempre", advierte Lazarus. "Si te infectas en Navidad, puedes llegar al verano sin protección".
4ª OLA. REABRIENDO ANTES DE TIEMPO
En febrero de 2021, la incidencia se redujo desde casi 900 puntos hasta rondar los 150. Llegado marzo, había dos opciones: a) consolidar el descenso hasta niveles de control de la epidemia; b) precipitar la reapertura y arriesgarse a otro incremento. Se abrazó la segunda con entusiasmo. La cuarta ola contradijo hasta tal punto el discurso oficial que muchos evitaron llamarla así, refiriendo en cambio un "repunte" u otros eufemismos. Sin embargo, es el único incremento que, realmente, dibuja una ola bien definida en las gráficas. Otros parecen más bien rascacielos.
La cuarta ola alcanzó su pico cuando más de 10 millones de personas ya tenían al menos una dosis de vacuna en España. Comenzaba a vislumbrarse un problema que los siguientes incrementos han confirmado: tal y como acaba de advertir la OMS, las vacunas son muy útiles, pero no nos sacarán del problema por sí mismas. "Ya lo sabíamos de antes", recalca Mayol. "Pero eso no es lo que la sociedad ha entendido", lamenta.
5ª OLA. MENOSPRECIANDO EL RIESGO
Las vacaciones nos cogieron, otra vez, con la guardia baja. Las fiestas de fin de curso, unidas a descomunales megabotellones como nunca se habían visto, prendieron la mecha. Los contagios subieron vertiginosamente, se perdió buena parte del turismo internacional y el nacional ya no cogió velocidad de crucero hasta agosto. La previsión de crecimiento económico que había en junio no se ha cumplido.
La quinta ola acabó infectando a millones de personas y saturando de nuevo la Atención Primaria, lo que profundizó en dos graves problemas a los que se ha prestado poca atención: el Covid persistente, que puede atacar hasta meses después de un contagio, y el agotamiento de un sistema que ya lleva casi dos años al límite.
6ª OLA. EXPLICANDO MAL LAS VACUNAS
La nueva ola ha constatado dos realidades: la inmunidad de grupo que se anunció no es posible con los porcentajes de vacunación previstos; y la dosis de refuerzo se está demostrando imprescindible para controlar la pandemia. Pero la proporción de personas que se la está poniendo en España es menor a la de Francia, Alemania o el Reino Unido, países a los que habíamos superado en las dos primeras dosis.
"Haberte vacunado hace seis meses no es suficiente", subraya Lazarus. "No es cuestión de haber sido vacunado, es tener la protección activa de la vacuna". De ahí la importancia de las dosis de refuerzo. Un tema sobre el cual, señala, "se ha informado mal".
Tampoco está claro cuál es el nuevo plan tras no haber logrado la inmunidad de grupo en otoño. "La ciencia es ir avanzando, refutar unas creencias e incorporar otras. Es diferente del lenguaje político", desgrana Mayol. "¿Quién comunica lo que el país o Europa piensan científicamente?".
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