Se cumplen 20 años de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, donde fallecieron casi 3.000 personas. Aquel martes, 11 de septiembre de 2001, casi toda la humanidad se paralizó ante el horror, pero los profesionales sanitarios, una vez más, no pudieron permitirse parar un minuto. Estados Unidos desplegó por primera vez una reserva nacional estratégica de medicamentos para que la medicación llegara a cualquier lugar del país en menos de 12 horas. Numerosos estados realizaron simulacros para adiestrar a su personal sanitario e implementar mejoras en sus planes de emergencia y, poco después, se crearon equipos de asistencia farmacéutica para casos de emergencias (PERT, pharmacy emergency response team) y atender a víctimas expuestas a agentes químicos, biológicos, radiológicos o nucleares.
Así se explica en el estudio Actuación de un servicio de farmacia en el atentado terrorista del 11-M, que establece paralelismos y diferencias entre el ataque norteamericano de 2001 y el español del 2004 en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid, con 191 fallecidos. Uno de sus autores es José Manuel Izquierdo, jefe del Servicio de Farmacia de la Gerencia de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, que en 2004 era Residente R-1 en el Hospital 12 de Octubre, cuyo Servicio de Urgencias recibió a 255 pacientes en 4 horas (26% de los supervivientes atendidos en hospitales): "Fue impactante. Ese día tenía guardia por la tarde y recuerdo estar cambiándome en el vestuario sin dejar de escuchar ambulancias".
Actuación en el 11-M
Ahí, en ese vestuario, se enteró de lo que estaba ocurriendo y pasó a la acción: "Todo el hospital se volcó, con el personal doblando turnos... Yo era el responsable de atender el busca, y se lo dimos a Urgencias para que nos pudieran contactar por si los teléfonos del Servicio de Farmacia estaban ocupados. Les llevábamos los medicamentos que necesitaban directamente y reforzamos los botiquines de Urgencias".
A su vez, Ana Herranz, jefa de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón -centro que atendió a 325 personas (32%)- y vocal de farmacia hospitalaria del Consejo General de COF, recuerda cómo habilitaron un botiquín para familiares en el salón de actos. De hecho, este estudio señala que se dispensaron analgésicos y benzodiazepinas a los familiares de heridos y desaparecidos reunidos en un centro de información habilitado a tal efecto. Herranz también subraya cómo hospitales de fuera de Madrid colaboraron con el suministro de medicamentos, como con inmunoglobulinas.
Herranz comenta que unos meses antes, en noviembre, habían incorporado carruseles de medicamentos (donde se almacenan) en todas las unidades del hospital: "La duda era si los incorporábamos en Urgencias, y habíamos decidido que no. Entonces, cada hora sacábamos un mínimo del carrusel. Y éramos muy ágiles".
El Hospital Gregorio Marañón distribuyó farmacéuticos en diversos puntos, como el servicio de Urgencias y la unidad de pacientes críticos
Aparte, en cuanto al personal, distribuyeron farmacéuticos en diversos puntos, como el servicio de Urgencias y la unidad de pacientes críticos. "El turno de la noche no se fue, se cancelaron cirugías y se vació el hospital con todos los enfermos que podían salir andando. Eso fue un acierto, porque teníamos mucho espacio y prácticamente todas las Urgencias se dedicaron al 11-M. Tuvimos tres días intensos. La diferencia con el coronavirus es que cada día del mes de marzo de 2020 supuso un 11-M continuo", añade.
Izquierdo recuerda asimismo que hubo mucha colaboración por parte de los laboratorios farmacéuticos con "envíos extra. Se utilizaron muchísimos sueros, medicamentos tópicos para quemaduras, antibióticos... Se organizó todo bastante bien".
De hecho, se contactó telefónicamente con los laboratorios proveedores para acelerar el suministro en pedidos urgentes de los medicamentos que se preveía iban a necesitarse en grandes cantidades (expansores plasmáticos, fluidoterapia básica, soluciones de electrolitos, albúmina y otros hemoderivados, analgésicos centrales, antiinfecciosos, miorrelajantes, antisépticos y desinfectantes) hasta completar el stock máximo ("en condiciones normales, nuestro stock para estos productos se repone semanalmente"). Se facilitó incluso unidades de transporte especiales para ello.
A su vez, se simplificaron los circuitos de distribución intrahospitalaria de medicamentos y se reforzó el personal en el área de dispensación y gestión.
Farmacéuticos recuerdan que hubo mucha colaboración por parte de los laboratorios farmacéuticos con envíos extra
A raíz de los atentados del 11-S, la Sociedad Americana de Farmacéuticos de Hospital (ASHP) estableció cuál debe ser el rol del farmacéutico ante las emergencias. Es decir, antes, durante y después de diferentes situaciones (desastres naturales, accidentes industriales y ataques terroristas), como señaló también la agencia norteamericana FDA (Food and Drug Administration) en el caso de bioterrorismo, al detectar una sobreprescripción de ciprofloxacina y doxiclicina a raíz de los ataques con ántrax una semana después de los atentados del 11-S, con el riesgo de aumentar las resistencias antimicrobianas. A su vez, entre las funciones que la ASHP atribuye al responsable de farmacia de un hospital figura la coordinación con otras instituciones y farmacias comunitarias y otros profesionales de salud.
Respecto a esto, Sesmero señala que los pacientes menos graves del 11-M no acudieron a los hospitales: "Yo en ese momento no estaba en Atención Primaria (AP), pero seguramente muchas personas acudirían a los centros de salud colindantes con la zona. Sí que, también a raíz del covid, tenemos capacidad para el envío rápido de la medicación a los centros donde haga falta, aunque no haya un procedimiento normalizado específico. Es decir, si se diera la situación a día de hoy, nosotros podríamos establecer rutas de conexión rápidas para el suministro de medicación en el día".
Planes sin mención al farmacéutico
En el estudio firmado por farmacéuticos del Hospital 12 de Octubre, fechado en 2006, subyace una queja: "En nuestro país no nos consta la existencia de un plan nacional de emergencias que incluya cómo garantizar la disponibilidad de medicamentos en caso de catástrofe. Tampoco es frecuente que el papel de los servicios de farmacia esté incluido en los planes de emergencia de cada hospital. Sería conveniente contar con un protocolo que establezca las principales normas de actuación para disminuir los tiempos de reacción, adelantarse a las posibles complicaciones y solventar de manera efectiva este tipo de situaciones".
De hecho, los autores subrayan que el Hospital 12 de Octubre tenía un plan de emergencia externa en vigencia, "pero no contemplaba de forma específica la labor del servicio de farmacia, por lo que no disponíamos de ningún plan de actuación específico para catástrofes". Y atribuyen el éxito de la actuación a la buena disposición de todo el personal del hospital y de los laboratorios farmacéuticos.
"En los planes de emergencia no se tiene en cuenta el apartado farmacéutico ni medicamentoso" (JM Martínez Sesmero, de la SEFH)
Consideran que la actuación del servicio de farmacia depende del tipo de catástrofe. "Por ello, si se quiere diseñar un plan de actuación habrá que incluir las peculiaridades de las distintas catástrofes posibles, ya sean causadas por explosivos o por agentes químicos, biológicos, radiológicos, nucleares...".
También apelan en el estudio a la necesidad de una implicación directa por parte de las instituciones sanitarias para agilizar trámites burocráticos, como por ejemplo la adquisición de medicamentos extranjeros como el fibrinógeno, y de los laboratorios farmacéuticos para incrementar la velocidad de distribución.
José Manuel Martínez Sesmero, director de innovación de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y jefe de servicio del Clínico San Carlos de Madrid, señala a este medio que "como norma general, en los planes de emergencia no se tiene en cuenta el apartado farmacéutico ni medicamentoso. Sí es cierto que algunos hospitales incluyen protocolos sobre ataques bioterroristas. Como los servicios de farmacia sí estamos coordinados en cuanto a antídotos y su stockaje mínimo, esa parte está resuelta; pero falta normalizarlo e incluir este apartado importante a nivel legal".
Martínez Sesmero indica que apenas aparece la figura del farmacéutico en los planes de emergencia de los hospitales: "Las referencias son escasas. Es necesario regular qué medicamentos son imprescindibles ante potenciales ataques bioterroristas. Aquí, el conocimiento de los antídotos y de farmacia hospitalaria es vital".
A fecha de hoy, ¿cambió algo el atentado de 2004 en la forma de proceder de los servicios de farmacia hospitalaria en España? Martínez Sesmero señala a este medio que no. Un ejemplo es que, en España, la reserva estratégica de medicamentos no se ha impulsado hasta la llegada de la covid-19, y con diferencias autonómicas: "Como norma general, en los planes de emergencia no se tiene en cuenta el apartado farmacéutico ni medicamentoso. Sí es cierto que algunos hospitales incluyen protocolos sobre ataques bioterroristas. Como los servicios de farmacia sí estamos coordinados en cuanto a antídotos y su stockaje mínimo, esa parte está resuelta; pero falta normalizarlo e incluir este apartado importante a nivel legal".
En cuanto a la colaboración entre hospitales a la hora de suministrar fármacos, como sucedió en el 11-M, Martínez Sesmero recalca que esto es habitual en el día día de la farmacia hospitalaria, como se ha demostrado con la covid.
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