Es desde hace más de una década la primera causa de muerte no natural, doblando ya en cifras a los accidentes de tráfico. Cada día 10 personas se quitan la vida en España y otras 200 lo intentan, en una epidemia oculta de suicidios que no termina de afrontarse con medidas firmes de prevención y que podría agravarse fuertemente como consecuencia del deterioro de la salud mental que ha provocado la pandemia de coronavirus.
Así lo ha denunciado el sindicato de funcionarios CSIF, que con motivo del día mundial de prevención del suicido ha reclamado un Plan Nacional de Prevención del Suicidio con medidas concretas para los colectivos con mayor incidencia. Según el sindicato, el grueso de los 3.671 suicidios que contabilizó el Instituto Nacional de Estadística en 2019, el último año del que hay disponibles datos, se produjo en población de 35 a 55 años “coincidiendo con la franja de población en edad laboral”. Y en ese contexto, CSIF advierte que “la relación entre trabajo y suicidio tiene diferentes vertientes. Por ejemplo, situaciones traumáticas o de estrés laboral sostenido en el tiempo, jornadas maratonianas que no permiten la desconexión, pero también la pérdida del empleo o el desempleo de larga duración pueden incidir en una mayor probabilidad de que surjan conductas suicidas”
“Además, hay colectivos profesionales, como el personal sanitario y de emergencias, especialmente vulnerables, con altas cargas de estrés por las características propias de su trabajo. A éstas se les añaden otras problemáticas familiares derivadas de un trabajo sometido a turnos y horarios intempestivos, sin festivos y sin periodos vacacionales fijos”, explica el sindicato advirtiendo del enorme impacto que puede tener la pandemia en la salud mental y la conducta suicida que pudiera despertarse en esos colectivos por lo vivido durante las olas de coronavirus.
Un 3,5% de sanitarios presentó ideación suicida tras la primera ola de coronavirus
No en vano, un estudio liderado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona y del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el CIBER de Salud Mental (CIBERSAM), concluía en enero de este año que casi la mitad de los profesionales sanitarios españoles tiene un alto riesgo de sufrir un trastorno mental como consecuencia de lo vivido durante la primera ola de la covid y un 3,5% ha presentado ideación suicida activa, con presencia de deseos de muerte y de pensamientos persistentes de quererse matar.
Ante esta situación, el sindicato de funcionarios ha reclamado “la aprobación urgente de una Estrategia Española de Salud Mental 2021-2026, que ponga el foco en un Plan de Prevención Nacional del Suicidio, con dotación presupuestaria” y “un protocolo antisuicidios específico para los colectivos profesionales más vulnerables como la Policía Local y el personal de la Sanidad, al igual que los ya creados en los casos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.”
El sindicato pide además más inversión en protección de la salud mental, apoyo psicológico en el entorno laboral, consideración de los suicidios “derivados del ámbito laboral como accidentes laborales, tras una autopsia psicosocial”, y ampliación de los de los criterios del registro del INE para determinar la actividad profesional del suicida y poder así determinar mejor la relación entre suicidio y entorno laboral.
El sindicato reclama también medidas para reforzar la atención y prevención de la conducta suicida en el conjunto de la población con campañas de sensibilización y visibilización del problema, implantación de un servicio telefónico de atención al riesgo suicida, formación a los profesionales para aprender a gestionar el estrés laboral, y formación y capacitación de los profesionales de la atención primaria y los médicos y enfermeros del trabajo para identificar grupos de riesgo, técnicas de detección y manejo de conductas suicidas.
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