Aprovechando la celebración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra ha organizado la mesa redonda Suicidio: Miradas al problema, perspectivas para la solución, con el fin de reflexionar sobre una difícil situación que afecta a miles de personas en España.
Según los últimos datos registrados por el Observatorio del Suicidio, de 2019, cada día diez personas se quitan la vida voluntariamente en España. En total fueron 3.671 los suicidios reconocidos durante ese año, prácticamente el doble que las defunciones registradas por accidentes de tráfico, convirtiéndose en la principal causa externa de muerte. Es más, teniendo en cuenta los datos presentados por el COF, estas cifras han sufrido un ligero ascenso en los últimos veinte años, algo que se achaca a la falta de políticas de prevención. “Porque muchos suicidios se pueden prevenir. Lamentablemente, no todos”, afirmó durante su intervención Alfonso Echávarri, director técnico de la Asociación Internacional Teléfono de la Esperanza (Asites), que ha participado en la jornada. En su opinión, es posible prevenir algunos de estos casos teniendo en cuenta varios factores: detectar señales de alerta; hablar de forma adecuada sobre el suicidio para evitar el estigma; aprender a prestar una ayuda adecuada y fomentar la escucha activa; formando adecuadamente y en distintos niveles a aquellos profesionales que van a estar más cerca del paciente; y desarrollando planes y protocolos efectivos.
En este sentido, el farmacéutico comunitario puede ser un importante soporte, sobre todo a la hora de detectar esas señales de alarma y de derivar, convirtiéndose en un nexo entre el paciente y el especialista. “Por ejemplo, si una persona habla de forma negativa sobre sí misma o sobre su futuro, con desesperanza; si notan cambios en su conducta, alteraciones en el estado de ánimo o aislamiento; o si le transmiten una despedida. No siempre serán señales definitivas, pero sí dejarán entrever la existencia de un problema”, ha puntualizado el portavoz de Asites.
“Las farmacias tenemos un gran potencial, estamos en contacto con personas de todas las edades y condiciones, con enfermos y con sanos”, ha recordado Marta Galipienzo, presidenta del COF de Navarra. Sin embargo, en su opinión, desde muchas administraciones públicas no se tiene en cuenta al farmacéutico comunitario como un agente esencial en la prevención del suicidio, dejándole al margen de procesos formativos para la identificación temprana de este tipo de patologías o de comisiones expertas para la elaboración de protocolos en los que deben participar. “No son muchas las comunidades autónomas que trabajan en este campo, y las que lo hacen no especifican a qué tipo de profesionales se debe formar, pero tanto Aragón como País Vasco tienen a la farmacia en consideración”, ha reconocido.
En el caso de País Vasco, cuentan con una formación muy específica para farmacéuticos comunitarios que tiene como objetivo “mejorar la identificación temprana y primer apoyo de casos donde exista riesgo de suicidio desde la oficina de farmacia, así como la coordinación con los recursos de ayuda del sistema sanitario. Y capacitar a los profesionales de la farmacia para que sepan identificar y actuar ante situaciones de riesgo suicida reduciendo, si es posible, el acceso a los medios para llevarlo a cabo”. Desde su punto de vista, este último punto debe tenerse muy en cuenta ya que, según los datos del Gobierno de Aragón, un 20% de los suicidios que se consuman se deben a la sobreingesta de fármacos. “No podemos dejar a la farmacia sin formación ni capacidad en este ámbito”, advirtió.
Falsos mitos
Entre las ideas que se trasladaron durante la mesa redonda, también se incidió en el falso mito de que no se debe hablar del suicidio para no provocar un efecto llamada en aquellas personas que están en riesgo. En opinión de los participantes, debe hablarse de una manera adecuada, recordando siempre que existen diferentes canales de ayuda especializada para quien lo necesite.
Francisco Carcavilla, miembro de la Asociación Besarkada-Abrazo, de personas afectadas por el suicidio de un ser querido, también recordó que no es un mal que esté asentado en un nicho poblacional concreto, o en una franja de poder adquisitivo. “Le puede pasar a cualquiera”, comentó.
Planes de prevención
A lo largo del evento, los participantes han lamentado que todavía no se haya establecido un Plan Nacional de Suicidio que sirva de referencia a nivel regional. Aunque sí mencionaron que la Navarra está trabajando en un protocolo para estructurar todas estas ideas de ayuda y soporte a los pacientes que más lo necesitan. “La semana que viene habrá una comisión, presidida por el Gobierno regional, donde estarán presentes muchas asociaciones como la nuestra, además de otros profesionales implicados”, indicó Echávarri. Esta comisión, según ha explicado, creó su primer protocolo en 2014, convirtiéndose en referente para otras autonomías, y ha puesto en marcha una página web con recursos para trabajar en este ámbito. Aunque, como lamentó la presidenta del COF, no ha tenido aún en cuenta a la farmacia comunitaria.
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