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sábado, 23 de octubre de 2021

La sanidad pierde el tren de los fondos europeos

Política y Normativa
lauraibanes
Dom, 24/10/2021 - 07:00
La letra pequeña de los Presupuestos Generales del Estado (I)
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022.
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2022.

La sanidad esperaba mucho de  los Presupuestos Generales del Estado para 2022 que, con la relajación de tener ya un 90% de la población diana vacunada y la oportunidad que supone la macro inyección de fondos europeos, estaban llamados a ser los presupuestos que sacaran a la sanidad, no ya del agujero en el que le ha sumido la pandemia, sino del olvido de la última década. 

Promesas como el impulso (contante y sonante) a la atención primaria, aspiraciones como la recuperación salarial (completa) de los recortes de 2012 y soluciones (legales y económicas) al déficit crónico de profesionales se acumulaban en la larga lista de expectativas para las cuentas de 2022. 

El resultado, sin embargo, ha sido la decepción entre las sociedades de atención primaria, que califican las cuentas de “insuficientes y opacas”, y entre los sindicatos médicos y de enfermería, que ven en ellas “no sólo expectativas sino también promesas incumplidas”. Tan sólo sociedades como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) son algo más benévolas al mirar el presupuesto para 2022 que valoran en conjunto en positivo, salvo por los fondos para atención primaria que, reconocen, son claramente mejorables.

El porqué de esa decepción parece afincarse en el escaso peso de la sanidad en el conjunto de los fondos estatales (donde no crece respecto a otras partidas) y en el escaso porcentaje de fondos europeos que ha conseguido arañar la sanidad para sí misma.

De los 27.633 millones de fondos europeos que se recogen en los Presupuestos Generales del Estado, de hecho, la sanidad habría conseguido rascar (excluidas las partidas para vacunas) tan sólo un 2,2% del total

En concreto, la partida para políticas sanitarias en los Presupuestos Generales del Estado de 2022, que incluye no sólo el presupuesto del Ministerio de Sanidad sino también el de las mutualidades, ascenderá en 2022 a 6.606 millones de euros, casi un 10% menos que el año anterior. 

El gasto dedicado a vacunas cae a menos de la mitad

Esta caída se debe a la reducción del gasto destinado a vacunas contra la covid, que caerá a menos de la mitad, al pasar de 2.436 millones en 2021 a 1.172 millones en 2022. Excluidas las partidas para vacunas, las cuentas estatales para sanidad crecen un 11%, al pasar de 4.894 millones en 2021 a 5.434 en 2022, pero siguen representando sólo el 2,7% de todo el gasto público y crecen casi en exclusiva gracias a los fondos europeos.

En concreto, Europa aportará dos tipos de fondos, los React, que son una suerte de plan de choque contra la covid, que en Sanidad ascenderán a 733 millones dedicados  íntegramente a compra de vacunas. Y por otro lado, los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, destinados a fortalecer al país tras la covid y prepararse para el futuro, y de los que la sanidad ha conseguido rascar sólo 600 millones de euros, de los que 396 irán a compra de equipos de tecnología sanitaria, 136 a digitalización de la sanidad, 13 a cribados de cáncer y 15 a una ambigua partida de “aumento de las capacidades de respuesta a crisis sanitarias”. 

Sin fondos europeos las cuentas estatales para sanidad seguirían al nivel de hace 15 años

Pese a que la sanidad sólo ha arañado el 2,2% de todos  los fondos europeos, de no haber sido por esa inyección de 600 millones europea, las políticas sanitarias estatales seguirían estancadas en poco más de 4.200 millones de euros, lo que supone que, en la práctica, el apoyo gubernamental a la sanidad está congelado al nivel de hace quince años (en 2007 ascendieron a 4.200 millones), pese a la evolución al alza del PIB y de los precios y a las carencias que acumula ya la sanidad.  En el mismo periodo de tiempo en el que el gasto estatal en Sanidad ha permanecido congelado, y  pese a los recortes de la crisis de 2012, las autonomías han elevado, por ejemplo, su presupuesto sanitario un 34%. 

Los fondos estatales para la sanidad son de hecho una muy pequeña y menguante parte del gasto sanitario en España. 

Los hospitales se siguen comiendo el 62% del gasto sanitario y primaria no alcanza el 15%

La última estadística de gasto sanitario consolidado muestra, por ejemplo, que el gasto total del país en 2019 ascendió a 75.025 millones (un 6% del PIB). Pero el 93% de ese gasto total en sanidad del país cayó sobre las espaldas de las autonomías, que desde hace dos décadas tienen las competencias sanitarias, mientras que la Administración central hizo frente tan sólo al 0,9% del gasto, las corporaciones locales también al 0,9%, la Seguridad Social al 2,3% y las mutuas de funcionarios, al 3%.  

La mayor parte de ese gasto sanitario total del país se lo comen los hospitales, que absorben el 62% del gasto sanitario frente a sólo el 14,8% que representa el gasto en atención primaria, si bien estas cifras varían mucho, desde el 18% del gasto dedicado a primaria por Andalucía a sólo el 11% en Madrid. Todas, con todo, lejos de ese 25% del gasto dedicado a AP que se ansía.

Desigualdades de hasta 700 euros por persona en el gasto sanitario autonómico

A las puertas no sólo de la tramitación de los presupuestos sino también del arranque oficial de la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica en noviembre, las cifras de gasto sanitario por persona en las autonomías dan clara muestra de los enormes desequilibrios  pendientes de resolver. 

Los presupuestos autonómicos de 2021 mostraban por ejemplo un gasto sanitario medio en España de 1.495 euros por persona en sanidad. Esta cifra se eleva sin embargo hasta los 1.944 euros en Asturias, los 1.931 euros en País Vasco o los 1.906 euros en Navarra, mientras que se desploma a sólo 1.212 euros en Madrid, 1.276 en Cataluña o 1.383 en Andalucía.

Esfuerzo muy desigual para financiar la sanidad

Estas desigualdades en el gasto autonómico en sanidad por persona están muy lejos de ser fruto simplemente del mayor o menor envejecimiento y dispersión de la población en unas autonomías frente a otras y parecen más bien ser el reflejo de un sistema de financiación simplemente desequilibrado.

 Basta observar, por ejemplo, que autonomías como Navarra tienen uno de los mayores gastos sanitarios por persona del país con 1.906 euros, pese a hacer uno de los menores esfuerzos por financiar esa sanidad, teniéndole que dedicar sólo un 25% de su presupuesto autonómico total, frente al 38% de todos sus fondos que llega a dedicar una autonomía como Castilla y León para poder sufragar su sanidad o el 31% que dedica Madrid, la autonomía con menor gasto per cápita.

Por cuantía y por reparto, la financiación de la sanidad tiene todavía mucho por mejorar.

 

Los Presupuestos Generales del Estado sólo conceden un 2,2% de todos los fondos de recuperación europeos a la sanidad (excluidas las vacunas) pese a la pandemia y los déficit de financiación que ya arrastraba el sector.
Off Laura G. Ibañes Política y Normativa Política y Normativa Off

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