De un total de 29 renuncias a plazas de formación sanitaria especializada en la última convocatoria EIR -lo que supone el 1,72% de las 1.683 vacantes de Enfermería- Salud Mental (con 9 de 255) y Enfermería Geriátrica (8 de 66) han sido las especialidades con más abandonos, según datos facilitados por las autonomías a Diario Médico.
Contrasta, no obstante, que estas también hayan sido las especialidades que han aumentado de oferta formativa en la convocatoria EIR 2021-2022: Enfermería Geriátrica pasa de 66 a 78 plazas (18,18%) y Enfermería de Salud Mental de 255 a 285 (11,7%).
La falta de reconocimiento de las especialidades enfermeras hace que muchos especialistas no acaben ejerciendo en el campo en el que se formaron. En el caso de estas especialidades, además, las condiciones laborales y la dificultad para trabajar de especialista son las principales razones que esgrimen los expertos para justificar las renuncias de este año.
Cambio de modelo en las residencias
La vocal de Enfermería Geriátrica del Consejo General de Enfermería (CGE), Pilar Lecuona, explica que la renuncia de las plazas de la especialidad no se deben a una falta de interés en el cuidado de los ancianos y el envejecimiento, sino a que el sistema no se está adecuando bien a las necesidades sociosanitarias.
"La pandemia ha visibilizado que faltan profesionales especializados y que hace falta que en las residencias de ancianos se defina un modelo real, ya que el actual está cogido con pinzas. Faltan enfermeras especialistas y no se puede dejar el cuidado de los ancianos, muy dependientes y vulnerables, en manos de auxiliares que no están preparados, como está sucediendo en estos momentos", asegura. Añade que la mayoría de esta atención está privatizada, "donde en el último que se piensa es en la salud".
Salud Mental, "la gran desconocida"
"La especialidad de Salud Mental es una gran desconocida en el ámbito sanitario. Está estigmatizada y se le trata como el patito feo de la sanidad", explica a este periódico Mª Mar García, vocal de Salud Mental del CGE. Añade, además, que las especialistas no tienen la opción de trabajar en todos los centros donde hay salud Mental y que en algunas autonomías, como la andaluza "se contratan enfermeras generalistas en las unidades de hospitalización y unidades terapéuticas; es decir, que te forman pero después apenas ofertan puestos de trabajo", denuncia. También explica que la Salud Mental es una especialidad con unas características especiales, "donde la calidad de la asistencia no es la misma sin profesionales especializados".
Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (Aeesme), Francisco Megías, justifica las renuncias EIR en su especialidad debido al alto índice de contratación de enfermeras durante la pandemia. "Las enfermeras, al terminar sus estudios de grado, han tenido una oferta rápida de empleo con contratos más o menos largos; considerando que en el caso de Cataluña estos contratos sí que son de larga duración. Se trata de un atractivo importante, por lo que en muchas ocasiones optan por esta alternativa y posponen la realización de las especialidades".
La falta de interés por la especialidad y las condiciones laborales también son la causa de las renuncias, según Megías: "Al igual que el enfermo mental es un gran desconocido y que el interés por este tipo de patología ha sido escaso por parte de la administración sanitaria, el conocimiento sobre ese ámbito de trabajo de actividad y responsabilidades sigue siendo muy desconocido para los jóvenes que tienen que tomar una decisión sobre su futuro profesional".
Recuerda, además, que en las facultades de Enfermería se prepara a los enfermeros para la acción: servicios de urgencias, ambulancias, paradas, etc. "En el ámbito de la salud mental, sin embargo, se requieren unas condiciones que muchas veces tienen que ver con la paciencia, la asertividad en la comunicación, mucho respeto en el trato. La enfermera especialista en Salud Mental pone en marcha un proceso terapéutico e interpersonal que ha de ayudar al usuario en el proceso de su recuperación, intentando conseguir una vida creativa y comunitaria para trabajar en su autorrealización e integración en el ambiente donde vive".
Precisamente por ello, y desde su experiencia docente, explica que al estudiante de Enfermería habría que orientarlo de manera más decisiva en los aspectos de la vida que tienen que ver con lo psicosocial para completar su formación. "De entrada, hay que reconocer que el recién egresado está más orientado hacia otras especialidades, y la salud mental sigue siendo el tabú, la desconocida", dice.
Pésimas condiciones laborales
El presidente de Aeesme denuncia la necesidad urgente de que las comunidades autónomas creen la especialidad de Enfermería de Salud Mental y que sea remunerada adecuadamente.
"Esto no está ocurriendo en estos momentos, por lo que puede que haga desistir a muchas enfermeras a estudiar la especialidad. No es de recibo que algunas comunidades autónomas sigan sin crear la categoría a pesar de estar formando a enfermeras especialistas en Salud Mental. Esto es una aberración. Aeesme también reivindica que el 100% de la plantilla de enfermeras en un servicio de Salud Mental sean especialistas".
Pilar Leucona: "La pandemia ha sacado las vergüenzas de cómo se trabaja en las residencias"
En Andalucía, por ejemplo, recuerda que se han dado pasos importantes en el ámbito comunitario, "pero en los servicios de hospitalización no se ha conseguido que todas las enfermeras sean especialistas". En Extremadura, sin embargo, explica que se está de acuerdo en que todas las enfermeras en los servicios de Salud Mental sean especialistas, "pero no hemos conseguido que se les retribuya como tales; y en Cataluña, que es donde se ha dado la situación de renuncias más altas de todo el Estado, han renunciado a la plaza de EIR una de cada 3 enfermeras. En esta comunidad no está reconocida la especialidad, tiene un gran servicio de Salud Mental en base a proveedores y estos no exigen categoría de especialista, y por supuesto se ahorran la retribución correspondiente", denuncia Megías.
Para Leucona, prima la precariedad laboral en Enfermería Geriátrica. "El usuario geriátrico conlleva una gran carga de trabajo, no está reconocida la especialidad y tampoco hay un modelo de atención claro. La pandemia ha sacado las vergüenzas de cómo se trabaja en las residencias", concluye.
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