"Somos mitad humanos y mitad microbios". Con esta frase ha arrancado su ponencia Deborah García Bello, química y divulgadora científica, que ha participado este martes en la III Jornada de dermofarmacia, DermoCOFM, organizada por Rosalía Gozalo, vocal de Dermofarmacia del COF de Madrid, y que se está celebran a lo largo del día en la plaza de toros de Las Ventas, de la capital.
García Bello ha recordado a los casi 500 asistentes que se han reunido esta mañana en el coso madrileño que la microbiota, "que es el conjunto de microrganismos que tiene una persona en diferentes partes del cuerpo", es como la "huella dactilar, única en cada individuo", y que viene determinada por distintos factores, "como el periodo gestacional, el tipo de parto, la alimentación de los primeros meses del bebé, si se convive con mascotas, el tipo de patologías que se sufran, las personas con las que vivimos...".
Pero esta microbiota puede verse alterada y estar en un estado de disbiosis, lo que hace que "un microorganismo tome el control sobre otros, aprovechando, por ejemplo, un estado de estrés o de inflamación, para reproducirse más que los demás".
Ante este desequilibrio de la microbiota, en el caso de la microbiota cutánea, ¿pueden los cosméticos contribuir a devolverle su estado óptimo, su equilibrio? La experta ha respondido que sí, pero matizando lo que puede y no puede incluirse en este tipo de productos para conseguir este objetivo.
Así, una de las armas que se pueden utilizar para requilibrar la microbiota alterada son los antibióticos, "porque inhiben la proliferación de bacterias"; en cambio, no se pueden incluir en un cosmético, pues solo pueden estar en medicamentos.
Los probióticos, que son esos virus, bacterias, metabolitos y que actúan como un microbioma, también pueden contribuir a recuperar el equilibrio de la microbiota. Sin embargo, ha especificado que los probióticos "son organismo vivos", por lo que en un cosmético tampoco se podría incluir; "de hecho, podría ser un peligro sanitario; por este motivo los cosméticos se formulan con conservantes que inhiben la proliferacción bacteriana". "Por lo tanto, si os dicen que un cosmético lleva probiótico no es verdad", ha advertido. García Bello ha resaltado que el avance científico ha permito que "ya se realicen trasplantes de microbioma para tratar algunas patologías, ninguna de la piel, de momento, pero para ello habrá que seguir haciendo investigación". De hecho, "ya se ha trasplantado el microbioma del sistema digestivo de una persona sana e implantarlo en personas con algún tipo de disbiosis, en concreto, que padecen Clostridium difficile".
¿Y los prebióticos, "esos nutrientes que necesita el microbioma para estar equilibrado"? Según la ponente, entre los prebióticos, que podría decirse que actúa como "la dieta equilibrada del microbioma", están las aguas termales, "que sirven como prebióticos por ser ricas en sales minerales y otras moléculas". Así, ha destacado, que se ha visto que, por ejemplo, las aguas termales ricas en estroncio o selenio son muy beneficiosas para pacientes con dermatitis atópica. También ha mencionado algunos azúcares, como la manosa, que podrían formar parte de esa dieta equilibrada del microbioma. En estos casos, los prebióticos sí se pueden incluir prebióticos en el cosmético. A diferencia de los antibióticos, la experta ha afirmado que sí se pueden incluir en una fórmula cosmética.
García Bello ha introducido un concepto muy novedoso, como los postbióticos, "de lo más puntero en ciencia cosmética". Los postbióticos son compuestos bioactivos beneficiosos para la salud producidos por microorganismos en un proceso de fermentación alimentaria. Según la ponente, "ya somos capaces de hacer cultivos de microbios que reequilibran el microbioma porque envían las señales específicas para equilibrarse. Eso sí, hay que encontrar el microorganismo específico, con nombre y apellidos, que sirve para dar esas señales, y esto es un trabajo de laboratorio muy difícil".
En este punto, ha hablado de lo que se conoce como lisados microbianos, con los que se consigue trocear es microrganismo y sus metabolimos, y eso sí se puede incorporar a los cosméticos. Serían como las señales de tráfico que guían al microbioma para que se puede reequilibrar y volver a comportarse como se tienen que comportar".
Cómo acabar con el biofilm
"El problema de las disbiosis es cuando un microrganismo se hace con el poder y tiene estrategia de supervivencia en forma de biofilm, que es como una fortaleza; es decir, las bacterias se colocan unas encima de otras y empiezan a secretar polisacáridos que construyen esa fortaleza y no hay quien la destruya", ha comentado la ponente.
Esto ocurre, ha dicho, cuando hay un brote grave de dermatitis atópica o de psoriasis, "porque la disbiosis se convierte en biofilm".
¿Cómo se combate, entonces, este biolfim? García Bello ha mencionado a los macrófagos: "El organismo tiene una forma de pelear contra ese biofilm y es a través de los macrófagos, que tienen la capacidad de comerse a las bacterias y los virus", ha explicado. ¿Pero cómo actúan? "Los macrófanos -ha proseguido la experta- infectan a las bacterias patógenas, que las convierten en fábricas de macrófagos para infectar a otras bacterias y que no lleguen a establecerse como biofilm".
La experta ha dejado claro que no se pueden incorporar macrófagos a una crema cosmética, pero sí ha señalado que, gracias a la biotecnología, la cosmética ha experimentado importantes avances en este sentido. "Nosotros no podemos usar macrófanos en una crema cosmética, pero sí podemos imitarlos gracias a la biotencología. Esos macrófagos, una vez dentro de la bacteria fabrican unas enzimas, unas proteínas antibacterianas, que desde dentro de la bacteria trocean su membrana y la hacen explotar y por eso acaban con ellas". En este sentido, la biotecnología puede crear lo que se llaman proteínas recombinantes, proteínas a medida; y esto qué quiere decir, que le podemos poner una pieza que reconozca una bacteria y se pegue a su pared, que sea una llave de entrada a la bacteria para infectarla, y podemos hacer que tenga otra proteína que sea capaz de trocear la membrana de la bacteria que queremos atacar; podemos poner otra proteína que haga un canal de entrada de agua que haga que la bacteria se hinche y se muera y todo esto de forma rápida y específica frente a una bacteria concreta".
La pregunta que ha planteado a continuación ha sido cómo pasar de un biofilm a un microbioma sano? ¿Se puede con un cosmético? A este interrogante ha respondido que hay principios bioactivos que inhiben la formación del biofilm, como son los oligosacaridos, es decir, azúcares, que se interponen entre esos otros azúcares de las bacterias para que no se junten entre sí para formar el biofilm. Esos oligosacáridos, la mayoría procedentes de extractos naturales, sí se pueden incorporar a los cosméticos".
Como conclusión, ha terminado diciendo que a un cosmético se le puede pedir de todo para conseguir un microbioma sano; se le puede pedir que tenga "postbióticos, prebióticos, que contenga aguas termales, oligosacáridos, y otras sustancias, que se sabe que son eficaces para evitar que se forme ese biofilm, como la manteca de karité, la glicerina, el aceite de canola o la niacinamida".
Los farmacéuticos salen por la puerta grande
La III Jornada de dermofarmacia organizada por el COF de Madrid que se celebra este martes ha escogido la plaza de toros de Las Ventas, de la capital, para acogerla. Para Rosalía Gozalo, la vocal de Dermofarmacia organizadora de este evento, Las Ventas tiene una gran carga simbólica, puesto que de esta forma los farmacéuticos, por la labor sanitaria que realizan y que están demostrado durante la pandemia, pueden salir "por la puerta grande", como ha comentado ella misma en conversaciones con este medio.
Durante la inauguración de este encuentro, que ha corrido a cargo de Luis González, presidente del COF de Madrid, y por el dermatólogo José Luis López Estebarán, se ha destacado, precisamente, la entrega demostrada por los farmacéuticos que han estado "al pie del ruedo en los momentos más difíciles", como ha mencionado Estebarán, haciendo alusión al mundo taurino.
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