La pandemia de la Covid-19 ha supuesto, supone y supondrá un gran impacto en muchos órdenes de la vida social y laboral a nivel mundial. Entre esos impactos, se incluye la aceleración de procesos o nuevas formas de desarrollo que, en mayor o menor medida, debían implantarse en el corto y medio plazo en muchos sectores, como el teletrabajo. Y la distribución farmacéutica no ha sido ajena a dicha aceleración, siendo clave en estos momentos que el proceso se siga desarrollando con la seguridad, los medios y la formación necesaria para su desempeño, según coinciden los expertos consultados por CF.
Ana María Culleré, vocal de Distribución del COF de Barcelona, destaca que previamente a la pandemia, “el teletrabajo era prácticamente inexistente en la distribución farmacéutica”. Sin embargo, la necesidad de conciliar el trabajo con la vida laboral y el poder crear un entorno seguro “han impulsado dicha práctica en nuestro sector”.
Perfiles
¿Y qué perfiles profesionales del sector de la distribución pueden beneficiarse del teletrabajo? Juan Carlos González Fernández, director de la División Recursos Humanos de Bidafarma, da su visión: "Debido a la naturaleza de nuestra actividad como distribuidores, más del 85% de la plantilla son personas que trabajan de manera manual en nuestros almacenes, en los distintos procesos que implica la distribución de medicamentos (recepción, ubicación, preparación de pedidos, salida de rutas, mantenimiento de instalaciones…). Esas tareas requieren lógicamente presencia física”. Por tanto, señala que "el 15% restante es el que puede conceptualmente teletrabajar”.
Los grandes beneficiarios, apunta Culleré, son aquellos trabajos que se realizan de forma individual, con acceso a los recursos de la empresa, así como para aquellos que requieren iniciativas individuales y se pueden ejecutar fuera de las oficinas. Yinet Moleiro, directora de Recursos Humanos de Cofarte, eso incluye “a la mayoría de los profesionales de oficina”, que son los que pueden “seguir desarrollando sus tareas desde casa conectados en remoto con su ordenador corporativo”. Entre otros, los comerciales y los departamentos de Marketing y Comunicación, Administración, Contabilidad, Facturación y Compras, sin olvidar el propio servicio de Atención Telefónica, donde “las llamadas y la gestión de pedidos e incidencias seguirán haciéndose desde casa sin verse afectado el correcto desarrollo del mismo”.
También existen puestos que pueden alternar la presencia en el lugar de trabajo con el teletrabajo, comenta Culleré, “como puede ser el responsable de calidad”. Asimismo, remarca Moleiro, “los técnicos y algunos trabajadores de la sección de Informática podrán trabajar desde casa, manteniendo la conexión en remoto con las farmacias, “excepto cuando éstas necesiten asistencia in situ”.
González Fernández también ha recordado colectivos como el de los ejecutivos, cuya actividad en gran medida tiene un fuerte contenido de relaciones interpersonales -bien con clientes o con su equipo directo-, y que han tenido que sustituir la relación tradicional física, por una relación más ”virtual” mediante herramientas principalmente de vídeo conferencia. En su opinión, “también han funcionado satisfactoriamente”.
En otros campos, por su definición, “ha sido inviable, como es obvio”, matiza Juan Jorge Poveda Álvarez, vocal de Distribución del COF de Madrid: “Como las áreas de Cadena de Suministro, que abarca desde la recepción del género en los almacenes, su almacenamiento y conservación, hasta la preparación de los pedidos, u operaciones encargadas del transporte de los medicamentos a las Farmacias y de los retornos del género, por ejemplo caducado o destinado a la destrucción y reciclado”, entre otros.
Medios y formación
Para que este proceso se desarrolle con los máximos estándares de calidad y seguridad, hay dos aspectos claves: el soporte tecnológico y la formación. Según avanza Culleré, el grado de integración de las tecnologías en la empresa, así como la facultad de poder acceder on line a los programas, recursos y documentos de la empresa necesarios para los trabajadores, “diferenciará el grado que permite a una entidad de distribución aplicar el teletrabajo a los diferentes ámbitos laborales”.
Para Poveda Álvarez, existen dos aspectos claves a nivel tecnológico: una parte de hardware -consistente en ordenadores portátiles y teléfonos móviles-, y dentro del software, además de los programas de ofimática habituales, acceso seguro a las aplicaciones corporativas y programas específicos de casa distribuidora, así como las diferentes aplicaciones de videoconferencia on line existentes en el mercado que han permitido realizarse las reuniones antiguamente presenciales. “Este soporte es vital en los primeros momentos y hay que procurar desde la empresa que el personal se sienta en un entorno digital amigable y conocido, para que se altere lo menos posible el impacto de su inmersión en el teletrabajo”, enfatiza Poveda Álvarez. Y por descartado, la red wifi que permita un intercambio de datos entre el domicilio del empleado y la distribuidora. González Fernández incide en la garantía de “seguridad” de la conexión en remoto, que “es algo que aporta nuestro departamento de informática mediante aplicativos y tecnología avanzados que evitan vulnerabilidades”.
Respecto a la preparación del personal, Moleiro destaca la formación en TIC, Office y el manejo de un programa para trabajar en remoto como Anydesk, Teamviewer, entre otros.
Pero también los expertos hacen hincapié en otros aspectos relevantes, que van más allá de la capacitación técnica y práctica durante el proceso. Según González Fernández, “es imposible -o al menos muy difícil- abordar un proyecto de teletrabajo si el personal afectado no está habituado a trabajar con la tecnología”. Por ello, en su opinión, “es muy importante que en los procesos de selección de personal se priorice identificar un perfil con afinidad por la tecnología y estar habituado a utilizar los paquetes de software más habituales en el mercado”. Para Poveda Álvarez, también son esenciales una formación emocional y de motivación, “en la que cada individuo dentro de la soledad laboral de su domicilio, le permita seguir considerándose integrante de un equipo, con los mismos valores y objetivos que tenía cuando desarrollaba su actividad rodeado de sus compañeros”.
La formación técnica en nuevos software (por ejemplo, las aplicaciones de vídeo conferencias) se aprende en más o menos tiempo, “pero lo fundamental es que el personal perciba que se siguen persiguiendo las mismas metas que la etapa previa al teletrabajo, y que sigue contando con el mismo apoyo de la empresa y de sus compañeros”.
Aspectos como la ergonomía, la organización personal, y ser metódico y disciplinado en seguir los procesos, para González Fernández, son aspectos a tener en cuenta en el desarrollo de esa labor en casa.
Gestión del tiempo
En palabras de Culleré, los beneficiarios del teletrabajo han de poseer una formación en gestión del tiempo, “con la finalidad de administrar sus tareas de forma efectiva”, y se han de desarrollar las habilidades de comunicación, para ajustarlas al nuevo paradigma de relaciones laborales que se presenta”. En este sentido, enfatiza González Fernández, “en los colectivos que interactúan con los clientes toma especial importancia, ya que la vídeollamada no era la forma habitual de contacto con el cliente y supone para el equipo comercial (…y para el cliente) un cambio importante en el medio a través del que se interactúa, y por tanto en la técnica y la metodología”.
Y cuando se trata de posiciones que requieren dirigir y/o coordinar personas, “sí es muy recomendable desplegar acciones de formación o sensibilización sobre la gestión de personas en remoto, ya que habitualmente, al teletrabajar se pierde gran parte de la interacción natural que surge en el día a día entre compañeros y/o superiores”.
Además, añade Poveda Álvarez, es necesario un soporte técnico eficaz, “que permita que ante cualquier duda técnica, de procedimiento o incidencia del empleado en su domicilio, sea solucionada o resuelta lo antes posible”. Por último, concreta González Fernández, también son clave las acciones formativas y de sensibilización en temas como la seguridad informática “para evitar vulnerabilidades y ciberataques”.
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