Paso de los anticoagulantes tradicionales a los de acción directa (ACOD), eliminación de los visados y disponibilidad de sistemas de autocontrol con coagulómetros portátiles para anticoagulados con AVK. Estas son las exigencias y soluciones que han puesto sobre la mesa los pacientes anticoagulados para evitar tener que acudir a los centros sanitarios a controles rutinarios de su medicación mientras dure la pandemia de coronavirus y, con ello, evitar el riesgo de contagio en sus visitas.
En el peor momento de la pandemia algunas autonomías comenzaron a adoptar estas mismas medidas que exigen los pacientes, pero el fin del estado de alarma supuso su reversión. Camino de una nueva ola pandémica, los pacientes anticoagulados dicen estar ahora completamente desprotegidos.
Así lo explica al menos el presidente de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (Feasan), Rafael Martínez: “En España hay alrededor de un millón de personas con tratamiento de anticoagulación y de ellos el 60% podría estar siendo tratado con las indicaciones aprobadas para los anticoagulantes de acción directa, que no necesitan controles, pero sólo un 20-25% de los pacientes está accediendo a estos fármacos”.
Lo que explica no es en realidad un problema nuevo. Hace años que la imposición de visados a estos medicamentos y las limitaciones a su prescripción desde atención primaria son motivo de titulares de prensa.
Sin embargo, la situación de pandemia ha recrudecido la necesidad de su uso según el presidente de Feasan: “No sugerimos ni pedimos a la Administración, exigimos a las autoridades que nos protejan porque es su deber. Y hay un porcentaje muy importante de las personas que están siendo tratadas con AVK, antagonistas de la vitamina K (acenocumarol-Sintrom- o warfarina –Aldocumar-) que se están viendo obligadas a exponerse al riesgo de contagio por los controles a los que deben acudir cada cuatro o seis semanas para reajustar su dosis pese a que podían evitar ese riesgo si pasasen a ser tratados con ACOD o si se incluyese en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud los sistemas para autocontrol” facilitando a los pacientes que continúen con tratamiento con AVK los aparatos y reactivos para su autocontrol en casa.
Las sociedades científicas de Cardiología, Hematología y Atención Primaria se posicionaron de hecho junto a la federación de pacientes anticoagulados instando a las autonomías a flexibilizar las medidas de acceso a los anticoagulantes durante la pandemia de coronavirus.
Propuestas para evitar acudir a los centros sanitarios
En concreto proponían, según explica Feasan, “prolongar el control con Sintrom a los pacientes con un INR estable; valorar el paso a tratamiento con heparina de bajo peso molecular para los pacientes con enfermedad tromboembólica venosa tratados con fármacos AVK y que se considere que pueden requerir visitas cercanas por incertidumbre en la dosis (lo que incluye los inicios) y que no tengan contraindicación; valorar el cambio de AVK a un anticoagulante de acción directa (ACOD) en aquellos pacientes con fibrilación auricular no valvular que presenten un INR inestable, con un tiempo en rango terapéutico inferior al 60 por ciento o incertidumbre de las dosis (incluyendo los inicios)”; y, finalmente, en los pacientes que son diagnosticados de fibrilación auricular en este periodo de pandemia y precisen anticoagulación se proponía “iniciar el tratamiento anticoagulante con un ACOD, ya que el inicio con un AVK conlleva un riesgo elevado de sangrados e ictus y requiere de varias visitas al hospital para ajustar la dosis”.
Comoquiera que la prescripción de ACOD está sometida a visados estas medidas exigían a su vez o bien la expresa publicación de la autorización para estas acciones o bien la eliminación de la exigencia del visado durante la pandemia de coronavirus.
Sólo 7 autonomías flexibilizaron las medidas en el pico de la pandemia
Según detalla en un informe la federación de pacientes tan sólo siete autonomías accedieron finalmente a tomar estas medidas de flexibilización: Madrid, Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, País Vasco y Galicia y tras el fin del estado de alarma han comenzado a revertirlas “sin importar que los casos de contagios estén subiendo”, explica el presidente de Feasan que recuerda, además, que el perfil del paciente anticoagulado es además el de un mayor de 70 años y, por tanto, de especial riesgo.
Inequidad en el acceso
El temor a un contagio se suma a un problema de inequidad en el acceso que venía de lejos, detalla Feasan: “Asturias, Castilla La Mancha, la Rioja y Canarias no permiten prescribir los anticoagulantes de acción directa desde atención primaria. Además, en Asturias y Canarias hay poca experiencia o nula de atención primaria en el seguimiento de los pacientes anticoagulados, así estos siguen acudiendo al hospital a que hematología les haga los controles… Aunque parezca mentira hay autonomías que están a años luz aún en el seguimiento de las personas en tratamiento anticoagulante”, concluye Rafael Martínez.
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