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miércoles, 30 de enero de 2019

El cigarrillo electrónico, más eficaz que el reemplazo de nicotina para dejar de fumar

El estudio, dirigido desde la Universidad Queen Mary de Londres, incluyó a 886 fumadores que también recibieron terapia conductual. El 18% de los usuarios de cigarrillos electrónicos no fumaban después de un año, en comparación con el 9,9% de los participantes que utilizaban diferentes productos de sustitución de nicotina, como chicles, parches, inhaladores o pastillas.

El investigador principal, el profesor Peter Hajek, afirma que “este es el primer ensayo que prueba la eficacia de los cigarrillos electrónicos actuales para ayudar a los fumadores a dejar el tabaco. Los cigarrillos electrónicos fueron casi el doble de efectivos que el abordaje gold estándar, la combinación de productos de reemplazo de nicotina”.

Y continúa: “Aunque un gran número de fumadores han dejado de fumar con éxito con la ayuda de los cigarrillos electrónicos, los profesionales de la salud se han mostrado reacios a recomendar su uso debido a la falta de pruebas claras de los ensayos controlados aleatorios. Es probable que esto cambie”.

El único ensayo previo que comparó el vapeo con los parches de nicotina empleó cigarrillos con un suministro muy bajo de nicotina y encontró una baja eficacia en ambos tratamientos.

El nuevo estudio, que ha sido financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud británico, y que se publica en The New England Journal of Medicine, buscaba probar la eficacia a largo plazo de los nuevos cigarrillos electrónicos recargables en comparación con una gama de productos de reemplazo de nicotina.

Los fumadores estudiados acudieron a las unidades de deshabituación tabáquica del Sistema Nacional de Salud del Reino Unido, ubicadas en varias ciudades, y se les asignó al azar un tratamiento de reemplazo de nicotina de su elección (entre los que estaban parches, chicles, pastillas, aerosoles, inhaladores o una combinación de productos, que se dispensó para hasta tres meses, o bien un paquete de inicio del e-cigarrillo con una o dos botellas líquido, así como facilidades para adquirir nuevos suministros con los sabores de elección).

Todos los participantes recibieron apoyo conductual en terapias individuales semanales durante al menos un mes, con un control de monóxido de carbono en el aire espirado.

Además de la superioridad de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar de fumar, los investigadores enumeran otros hallazgos del estudio:

  • Los participantes eran principalmente fumadores de mediana edad, y el 40 por ciento tenía derecho a recetas gratuitas (un indicador de desventaja social o de mala salud).
  • Las tasas de abstinencia fueron mayores en el brazo del cigarrillo electrónico en todos los momentos analizados del estudio.
  • Entre los que se abstuvieron, los usuarios de cigarrillos electrónicos tuvieron más posibilidades de recurrir al producto asignado a las 52 semanas que los que usaron reemplazo de nicotina (79,8% contra 9,1%).
  • De los que no lograron la abstinencia total, hubo más usuarios de cigarrillos electrónicos que redujeron el consumo de tabaco, dato validado por el monóxido de carbono en al menos un 50%.
  • La adherencia fue similar en ambos brazos, pero los cigarrillos electrónicos se usaron con más frecuencia y durante más tiempo.
  • Los usuarios  de cigarrillos electrónicos tuvieron más irritación de la garganta y la boca (65,4% frente al 50,8%) y los que recurrieron a productos de reemplazo de nicotina registraron más náuseas (37,8% frente al 31.4%).
  • Los usuarios de cigarrillos electrónicos registraron mayor disminución en la incidencia de tos y flema a las 52 semanas.
  • Ambos productos se percibieron como menos satisfactorios que los cigarrillos, pero los electrónicos aportaron mayor satisfacción y se consideraron más útiles que el tratamiento de reemplazo de nicotina.
  • Los que se abstuvieron de fumar en el brazo de los cigarrillos electrónicos experimentaron impulsos menos intensos de fumar en la semana 1 y 4 después de la fecha de abandono. También refirieron un menor aumento de la irritabilidad, la inquietud y la incapacidad para concentrarse después de la primera semana de abstinencia, en comparación con aquellos en el brazo de reemplazo de nicotina.

La autora del estudio Dunja Przulj comenta que “las unidades para dejar de fumar tendrán ahora más probabilidades de incluir los cigarrillos electrónicos entre sus opciones de tratamiento, y los profesionales de la salud se sentirán más cómodos al recomendarlos en la deshabituación. Esto puede impulsar la disminución en el hábito de fumar y en las enfermedades relacionadas con la deshabituación”.

Martin Dockrell, jefe de Control del Tabaco de los servicios de Salud Pública británicos, considera que “esta investigación histórica muestra que utilizar el cigarrillo electrónico puede ser una de las formas más efectivas para dejar de fumar, especialmente cuando se combina con apoyo individualizado. Los servicios de deshabituación deben dar la bienvenida a los fumadores que desean dejar de fumar con la ayuda de un cigarrillo electrónico“.

En el estudio se constató un efecto del cigarrillo electrónico más fuerte que en ensayos anteriores. Los investigadores dicen que eso podría deberse a la inclusión de fumadores que buscaban ayuda, a la terapia conductual y al empleo de cigarrillos electrónicos recargables, en los que los fumadores eligieron el sabor.

Los investigadores también consideran que la superioridad del vapeo puede deberse a que permiten una mejor adaptación de las dosis de nicotina a las necesidades individuales, pero a que proporcionan algunos de los aspectos conductuales inherentes a fumar cigarrillos.

El estudio tiene varias limitaciones. La asignación de productos no pudo ser ciega, lo que podría afectar los resultados si se considerara que el reemplazo de nicotina era una opción inferior y los participantes se esforzaban menos en su intento. Asimismo, es posible que estos hallazgos no sean generalizables en fumadores menos dependientes, o si se usan cigarrillos electrónicos de primera generación.

Cautela con los resultados

Un editorial que acompaña a este estudio en The New England advierte que estos resultados deben tomarse con cautela, y recomienda prudencia a la hora de aconsejar el uso de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar.

“Si bien los cigarrillos electrónicos son ‘más seguros’ que los cigarrillos tradicionales, no están exentos de riesgos”, dice la autora del editorial Belinda Borrelli, profesora de Políticas de Salud en la Facultad de Medicina Dental Henry M. Goldman de la Universidad de Boston. También firma el editorial George O ‘ Connor, profesor de Medicina en la Universidad de Boston.

Para Borrelli, “debido a los efectos conocidos y desconocidos del uso de cigarrillos electrónicos en la población general y en los grupos de alto riesgo, los profesionales de la salud solo deberían recomendarlos cuando falla un tratamiento, y administrar el cese de los cigarrillos electrónicos como lo harían con cualquier otra terapia aprobada para la deshabituación. Hay que comenzar con la dosis efectiva más baja, controlar los efectos secundarios y trabajar hacia una fecha de finalización del tratamiento”. Con todo, reconoce que actualmente no hay suficientes datos para elaborar pautas formales con recomendaciones específicas sobre la dosis y la seguridad.

Según los autores del editorial, un hallazgo clave del estudio es que entre los participantes con abstinencia mantenida un año, el 80% en el grupo de cigarrillos electrónicos todavía usaba cigarrillos electrónicos, mientras que solo el 9% en el grupo de reemplazo de nicotina lo seguía usando. “Este patrón de uso a largo plazo plantea preocupaciones sobre las consecuencias para la salud del uso prolongado de cigarrillos electrónicos. Sabemos que el vapor del cigarrillo electrónico contiene muchas toxinas y ejerce efectos biológicos potencialmente adversos en las células humanas”, argumenta O’Connor. Tanto Borrelli como O’Connor creen que el uso indefinido de cigarrillos electrónicos en lugar de los cigarrillos tradicionales no debe considerarse como un resultado completamente exitoso para dejar de fumar, dados los riesgos inciertos para la salud del fumador y de quienes están en su entorno.

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