La labor del farmacéutico comunitario en la deshabituación tabáquica es, a todos los efectos, esencial. Su papel como agente sanitario y como promotor de la Salud Pública le convierten en una figura de primer orden, bien para aconsejar sobre hábitos saludables, bien para emprender acciones concretas basadas en protocolos y formación.
Ana María Quintas, farmacéutica comunitaria en Madrid y experta en abordaje del tabaquismo, conoce bien este potencial. Lleva más de un cuarto de siglo trabajando en este campo y, durante este tiempo, ha ofrecido atención a casi 5.000 pacientes. Por su experiencia, conoce bien todo lo que los profesionales de la oficina de farmacia pueden ofrecer a aquellos que quiere dejar de fumar. Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, que se celebra este domingo 31 de mayo, hablar con CF para ahondar en cómo luchar contra él desde la botica.
"Lo principal, antes de emprender cualquier acción, es creer en ella", comenta con orgullo. "Soy una amante de la prevención y la promoción de la salud. Aunque nuestra labor va muy dirigida a atender al paciente crónico y al polimedicado, es fundamental trabajar con la población sana que tiene hábitos de vida que no son saludables y que pueden modificarse gracias a nuestra intervención", explica.
El abanico de actuaciones que puede realizar el farmacéutico frente al tabaquismo es muy amplio: desde recomendar dejar de fumar en cualquier actuación con el paciente cuando éste acude a la farmacia, hasta ofrecer un servicio concreto de deshabituación; pasando por derivar al médico o al centro sanitario destinado a tal fin con el que cuentan muchas regiones. "Al dispensar un fármaco, al tomar la tensión o hacer un pesaje, al mirar la piel de un paciente... Cualquier momento se puede aprovechar para ofrecer un consejo mínimo y comenzar a impactar en el paciente sobre los beneficios que tendría dejar el tabaco".
Y es que, según afirma, es crucial "sacar al paciente de su zona de confort, estimularle y hacer que, por lo menos, lo intente". Además, la Covid-19 se ha convertido en un importante aliciente más para ayudar a convencer: "El tabaco es una adicción que crea enfermedades y que interfiere en muchas otras. Ahora, con la Covid-19, es esencial recordarle al paciente que el fumar supone un riesgo añadido frente a esta patología".
¿Cuáles son los ingredientes?
Para aquellos farmacéuticos que quieran apostar por ofrecer ayuda a sus pacientes para dejar de fumar, Quintas indica qué ingredientes hacen falta: formación, dedicación y atención individualizada. El primero de ellos es, a su juicio, esencial. "Adquirir conocimientos es fundamental", asegura. Ella empezó a formarse en 1991 y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Además, considera también muy importante que toda la atención esté bien fundamentada en protocolos de actuación, eso sí, siempre sabiendo que cada persona es diferente.
"El éxito de la actuación radica en que, basándote en protocolos, no olvides que cada paciente tiene una situación y una realidad distinta. El primer paso siempre debe ser conocer bien al paciente, hacer que se abra y que permita trabajar aquellos aspectos emocionales que pueden incidir en el tabaquismo. De ahí la importancia de esa individualización", afirma.
El servicio de deshabituación que Quintas ofrece es presencial, en su farmacia; algo que ahora, con la pandemia del coronavirus, se ha visto truncado. Sin embargo, Quintas ha encontrado en las nuevas tecnologías una gran aliada: "Ahora, lo que antes se hacia presencial, se hace por videollamadas. Creo que son una excelente vía para mantener la comunicación y el contacto directo".
La intervención de Quintas con los pacientes contempla tanto el ámbito conductual como el farmacológico. Sin embargo, según entiende, el primero es el que debe primar y en el que más se debe incidir. De hecho, sobre este asunto, asegura que ella no ha percibido en su farmacia una mayor demanda de la población de los fármacos que comenzaron a financiarse a principios de año para ayudar a dejar el tabaco (la vareniclina y el bupropión). "Sé que otros compañeros han comentado que sí han notado esa demanda, pero en mi caso no ha sido así", asegura.
Trabajo multidisciplinar
Desde los orígenes de su trayectoria profesional en la lucha contra el tabaquismo, Quintas observó el importante papel que juega en esto la labor coordinada con el resto de sanitarios de Atención Primaria. Aunque desde hace tres años tiene farmacia en Madrid capital, tuvo su primera oficina en el municipio de Móstoles. Allí, en 1997, empezó a trabajar conjuntamente con la médico y la enfermera de su centro de salud en el abordaje del tabaquismo en distintos pacientes. La labor y los resultados fueron tales, que animaron a otros profesionales de la zona a que se sumasen.
La iniciativa fue creciendo y, a principios de 2006, con la entrada en vigor de la conocida como Ley antitabaco (Ley 28/2005, de 26 de diciembre), se percibió un importante auge de población que quería dejar de fumar. "Vimos que había surgido una necesidad, una demanda de la ciudadanía. Eramos un grupo de profesionales entusiastas, con ganas de trabajar en este terreno y ayudar a la población", explica Quintas.
A raíz de esto, asegura que, el abordaje masivo del tabaquismo que antes solo hacían en días puntuales (como era, por ejemplo, el Día Mundial Sin Tabaco), pasó a hacerse de forma continua. Ahí fue donde, según afirma, se dio cuenta de "la importancia que tiene que médico, farmacéutico y enfermero trabajen juntos" en la lucha contra el tabaco.
Por ello, con motivo de este día mundial, Quintas lanza un claro mensaje: "Lo que se hace este día debe ser una motivación para seguir trabajando contra el tabaco desde la farmacia los 364 días del año restantes".
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