Durante los meses de marzo y abril de 2020 muchos médicos, en plena pandemia del coronavirus, tuvieron que establecer prioridades en la asistencia y determinar qué recursos dedicaban a cada enfermo que ingresaba con síntomas de Covid-19. Ahora que se habla cada vez más de una posible segunda ola, la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem) y su Junta Directiva piden más apoyo institucional en las decisiones de triaje.
El documento Aspectos deontológicos de las decisiones de triaje durante la pandemia de la COVID-19 recoge reflexiones y recomendaciones sobre este proceso. Y es que, si bien las decisiones de triaje son habituales en la práctica habitual de la medicina, se tomaron en un contexto de "desequilibrio extremo entre las necesidades de atención sanitaria, que experimentaban un aumento exponencial, y la precariedad en la disponibilidad de recursos". Faltaban material de protección, camas, respiradores...
De hecho, conscientes del reto, la profesión se puso manos a la obra y varias sociedades científicas y diferentes organizaciones elaboraron, publicaron y fueron actualizando diferentes guías para hacer frente a esta situación, según lo que observaban en sus centros y la evidencia recopilada en otros países.
El triaje se realizó en medio de un "desequilibrio extremo entre las necesidades de atención sanitaria, en aumento exponencial, y la precariedad en la disponibilidad de recursos"
“Las decisiones de triaje adoptadas en cada caso han estado basadas en criterios clínicos que han quedado registrados y razonados en la historia clínica”, opina Belén Padilla, vicepresidenta del Icomem.
Precisamente, la historia clínica es el principal instrumento de comunicación entre los profesionales y un elemento imprescindible en la toma de decisiones en situaciones conflictivas y de urgencia. “En un contexto de desequilibrio extremo entre demanda y disponibilidad de recursos, organizar el triaje de forma racional no es una opción, sino una obligación ética”, descata Padilla.
El documento destaca que el médico debe procurar dar la mejor atención posible en función de los medios disponibles a los enfermos. "El objetivo de su profesión no cambia, sí lo hacen los recursos, y el médico tiene que adaptar el deber de cuidado a los recursos disponibles".
"Es imprescindible que el sistema sanitario esté preparado para afrontar un escenario similar al vivido durante la fase álgida de la pandemia". Por ello, se pide "contar con recomendaciones y protocolos diseñados por las autoridades sanitarias, que después deberán ser aplicados en cada centro y nivel sanitario por equipos multidisciplinares, con la participación de los Comités de Ética para la Asistencia Sanitaria".
Asimismo, como los profesionales han tenido que tomar decisiones de triaje "tremendamente gravosas moral y psicológicamente", el documento recomienda que los implicados cuenten con apoyo emocional y psicológico.
Justicia y no discriminación
El colegio profesional destaca que priorización racional de recursos "debe basarse en criterios clínicos y de justicia distributiva", con el fin de beneficiar al mayor número posible de pacientes y para ello hay que considerar la situación clínica de todos los enfermos implicados en las decisiones de triaje.
La optimización de los recursos implica que "no se puede realizar un trato discriminatorio a los enfermos" y que además "existe la obligación deontológica de denunciar la falta de recursos", según el propio Código Deontológico de los médicos.
Además, "la no indicación de ingreso en UCI o de traslado al hospital no debe implicar de ninguna manera el abandono del paciente y la negativa a proporcionarle otras medidas terapéuticas alternativas y tratamientos de confort, cuando estén indicados", recuerda el documento.
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