Las células dendríticas podrían albergar el secreto de cómo hacer frente de forma eficaz al coronavirus SARS-CoV-2 e incluso podrían inducir la inmunidad celular frente a este patógeno. Diego Calzada Fraile se propuso despejar algunos interrogantes relacionados con su función hace ya dos años, cuando recibió una beca de la Fundación La Caixa para hacer su doctorado en Biomedicina en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), en el grupo de Francisco Sánchez, dedicado a estudiar los efectos de los contactos que tienen los linfocitos T en la inmunidad innata.
Fruto de la citada investigación, el equipo que dirige Francisco Sánchez revelaba en un estudio publicado recientemente en el número de febrero de la revista Science Advances que las células dendríticas, responsables de iniciar respuestas inmunes específicas, tienen la capacidad de reprogramar sus genes, mejorando así su respuesta inmune.
Replicación de los retrovirus
“Lo que a mí, en concreto, me gustaría hacer con este proyecto es soñar el futuro de las vacunas”, confiesa este joven de la localidad madrileña de Fuenlabrada que, con tan sólo 26 años, cuenta en su currículum con una experiencia de dos meses de investigación en el Instituto Pasteur, en París, trabajando en la limitación mediada por interferón de la replicación de los retrovirus espumosos de los simios, y con un máster en Educación Internacional en Vacunas.
Además, antes de adentrarse de lleno en el mundo de las células dendríticas, Fraile realizó su tesis de máster en el centro CEA/IDMIT en Fontenay-aux-Roses (Francia), dedicada al estudio de la respuesta inmunitaria en la infección por fiebre amarilla y la vacunación en primates no humanos.
"Lo que a mí me gustaría hacer con este proyecto es soñar con el futuro de las vacunas”
La base de la inmunología ha estado centrada en la respuesta específica, siendo su eje central los linfocitos. Durante este proceso, las células dendríticas que se encuentran en las mucosas de entrada del organismo, procesan y transportan los posibles agentes patógenos a los ganglios linfáticos.
Allí presentan los agentes patógenos a los linfocitos T a través de la sinapsis inmune, un proceso por el que se intercambian vesículas extracelulares con material genético en su interior, con la intención de activarlos e iniciar una respuesta inmune contra dicho agente, como ocurre en el caso de los linfocitos T citotóxicos, capaces de acabar con las células infectadas por el coronavirus SARS-CoV-2.
Entrenamiento celular
En esta batalla contra la enfermedad, se consideraba a las células dendríticas como un puente entre el agente invasor y la respuesta inmune. “Se creía que su única función era presentar el patógeno a los linfocitos T para activarlos. Ahora hemos descubierto que tienen más funciones después de esto”, explica Calzada.
El grupo de investigadores al que pertenece Calzada ha descubierto que, tras esta primera función, las células dendríticas mejoran su capacidad antiviral, cambiando la expresión de sus genes.
“Durante la formación de la sinapsis inmune, las células dendríticas también reciben mensajes de los linfocitos, aumentando la expresión genética de aquellos genes relacionados con la movilidad. Así potencian su capacidad para generar respuestas inmunes protectoras anti-patógenos”, subraya el investigador español.
Las células dendríticas que ya captaron y presentaron un patógeno, gracias a las marcas epigenéticas en su ADN, ya conocen los genes que necesitan expresar para defenderse de ese mismo agente invasor. “Este entrenamiento las hace más eficientes, se mueven más rápidamente hacia los sitios de presentación del antígeno y hacia los lugares en los que contactan con el resto de las células del sistema inmune, como los ganglios linfáticos, para activar una respuesta específica”, destaca Calzada.
El futuro de las vacunas
Una de las aplicaciones de este hallazgo sería mejorar la respuesta de las vacunas. En un futuro, gracias a estos conocimientos se podría hacer que las células dendríticas activasen muchos más linfocitos para inducir una respuesta inmune mayor. No sólo en vacunas contra la covid-19: también serían aplicables en casos de inmunoterapia para tratar el cáncer e incluso para reformular algunas vacunas clásicas que ya no son tan eficientes.
"Reconforta participar en una investigación aplicable a la patología que más preocupa ahora”
Según revela Fraile, ahora el equipo está centrado en las células dendríticas que activan la respuesta antiviral contra una infección.
“El objetivo sería diseñar vacunas basadas en esta inmunidad entrenada que refuerza el sistema inmune en general, y no de forma específica contra un patógeno concreto”, destaca el científico.
Ante el reto que constituye investigar durante la presente pandemia global, el joven científico confiesa que el hecho de participar en una investigación aplicable a la enfermedad que más preocupa en la actualidad, le reconforta humana y profesionalmente.
“La situación actual constituye un gran aliciente -concluye Calzada- cuando estás viendo que las materias sobre las que investigas tienen una aplicación terapéutica que puede salvar vidas o mejorar la calidad de vida de las personas”.
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