El uso del móvil antes de dormir y la exposición a la luz artificial hasta media noche aumenta de forma significativa el riesgo de parto prematuro, con lo que se confirma como un factor a tener en cuenta, unido a los elementos clásicos ya conocidos, como la edad o el índice de masa corporal. Así lo concluye un estudio para el que se han seguido los casos de 380 mujeres embarazadas atendidas en el HUCA, de las cuales 157 tuvieron finalmente un parto prematuro mientras que 223 lo tuvieron a término. El trabajo ha sido publicado en Journal of Ambient Intelligence and Humanized Computing.
La importancia del estudio radica en que “nuestro modelo señala hábitos que son claramente factores evitables y, por tanto, puede ser muy útil en clínica obstétrica”, señala Elena Díaz, profesora del área de Fisiología de la Universidad de Oviedo, y autora del estudio junto con Susana Irene Díaz, del área de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial y del Grupo de Investigación Unimode, y Catalina Fernández-Plaza, del Servicio Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), con la colaboración de Ana Alonso, Celestino González e Inés Abad, de la Universidad de Oviedo.
Así, la novedad del trabajo radica en que, además de aspectos clásicos como el índice de masa corporal, la ganancia de peso, la ingestión de alcohol o si la madre es fumadora, se han abordado los hábitos relacionados con el sueño y la exposición a la luz. La relación de estos últimos factores con distintas patologías, como obesidad, síndrome metabólico o cáncer de mama ya había sido demostrada, según recuerda Elena Díaz. Ahora lo que se ha investigado es si también se relacionan con un mayor riesgo de parto prematuro.
Cronobiología
Y los datos obtenidos son significativos. “Nos encontramos con que en el grupo de mujeres que sufrieron parto pretérmino, un 50,3% usaba el móvil u otros dispositivos electrónicos habitualmente en la cama hasta la media noche, mientras que en las que tuvieron parto a término encontramos este hábito solo en el 15,5%”, explica Elena Díaz.
En el estudio han tenido en cuenta la hora a la que la madre se despierta cada día de la semana, si utiliza dispositivos electrónicos después de apagar la luz, si tiene la luz o el televisor encendidos en torno a la medianoche, el número de interrupciones del sueño durante la noche, las horas de sueño en días laborables y festivos, el nivel de luz mientras duerme o si trabaja a turnos. Todos estos datos están relacionados con la cronobiología y el estudio de los relojes biológicos.
“Sabemos que determinadas hormonas, enzimas y neurotransmisores alcanzan su pico a determinadas horas del día y por eso, por ejemplo, aprovechamos mejor determinados nutrientes a unas horas u otras o algunos fármacos pueden funcionar de forma diferente y ser más efectivos ingeridos a una hora u a otras”, señala Elena Díaz.
Ciclo luz-oscuridad
A partir de este conocimiento ya sabido los autores quisieron analizar la relación entre cronobiología y partos prematuros. Y es que la incidencia de partos que se producen antes de término ha aumentado de forma significativa en los últimos años. Querían ver si además de los factores ya conocidos podían detectar otros elementos, sobre todo de carácter ambiental y sobre los que en consecuencia se pudiese actuar.
“El reloj biológico se encarga de poner en hora el eje reproductor y de que todo funcione de modo adecuado y ahí el ciclo luz/oscuridad juega un papel primordial”. Cuando el organismo permanece expuesto a la luz y el cerebro despierto en horas nocturnas se produce una cronodisrupción, es decir, una alteración de los ritmos circadianos.
La utilización de técnicas de inteligencia artificial en el estudio ha sido el elemento clave para permitir diferenciar el peso de la exposición de la luz y la utilización de dispositivos electrónicos en el riesgo de parto prematuro. En particular se han utilizado técnicas de aprendizaje supervisado, que tratan de realizar predicciones a partir de la experiencia previa. Por ello se recomienda evitar la utilización de cualquier dispositivo que emita luz blanca o azul a partir de determinadas horas de la noche, así como la realización de actividad que exija la utilización de luz artificial.
“En caso de no hacerlo se recomienda la utilización de luz roja o anaranjada o de protectores o pantallas que atenúen el daño de la luz blanca”, señala Díaz. Una cuestión importante es tener en cuenta que la identificación de este factor de riesgo “no anula la importancia de los ya conocidos”.
Un estudio en casi 400 mujeres de Asturias ha revelado la cronodisrupción que produce en el embarazo el empleo de dispositivos electrónicos por la noche. Off Covadonga Díaz Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3qR5Apv
No hay comentarios:
Publicar un comentario