Magro o esbelto serían traducciones literales de Lean, término inglés que designa una metodología de trabajo ideada por Toyota tras la II Guerra Mundial para mejorar su producción y que se basa en dos principios: optimizar los flujos de trabajo y dar participación en las mejoras a aquellos que realmente saben cómo mejorar cada apartado.
A pesar del tiempo transcurrido desde su invención, su uso está plenamente vigente en innumerables sectores, incluyendo el sanitario. "No es una herramienta novedosa, pero supone un cambio de cultura que lleva a la mejora continua y ayuda a los profesionales a sentir que hay formas de hacer mejor su trabajo", explica Virgilio Castilla, director asistencial del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (HUFA), en Madrid.
Los directivos del centro ya empezaron a pensar en tener una organización más esbelta hace cuatro años, cuando introdujeron en su plan estratégico el concepto de flujo ágil. "No le pusimos su nombre real hasta 2021, cuando pensamos que la etapa poscovid podía suponer una oportunidad: ahora empezamos a pensar en normalidad y, con el cansancio acumulado en las organizaciones sanitarias, el Lean puede ser una forma de aumentar la motivación".
Apoyo externo
Uno de los proveedores del hospital madrileño, GE Healthcare, tiene amplia experiencia en Lean: "Nos han apoyado en todo el proceso", afirma Castilla. El primer paso fue dar formación sobre la metodología a entre el 5 y el 10% de la plantilla. Después, "definimos un plan, siendo conscientes de que el 80% de los proyectos de Lean en hospitales fracasan".
Dos años después, de momento, Castilla habla de éxito o, al menos de "no fracaso". En estos dos años "hemos llevado a cabo el despliegue y ejecución de las distintas fases". Con los 200 profesionales que se formaron "creamos un grupo de unos 50 para un primer piloto Lean en cirugía sin ingreso, que es un área en que cualquier acción puede tener gran impacto".
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