Las secuelas de la infección originada por SARS-CoV-2 empezaron a conocerse muy poco después de que se produjeran, y sobrevivieran, los primeros miles de afectados en la primera ola de la pandemia, sobre todo en los que padecieron enfermedad grave por covid-19.
Se han perfilado ya más de cincuenta secuelas, aunque la lista aumenta a medida que se conoce más sobre las repercusiones de la infección. Afectan, en mayor o menor medida, a casi todos los órganos y sistemas del organismo, pero tal vez sea el pulmón en el que, de momento, las repercusiones futuras podrían ser más incapacitantes.
En esta línea, y según un trabajo realizado por profesionales del Servicio de Neumología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid que investiga las secuelas pulmonares a largo plazo en supervivientes de la covid-19 pone de manifiesto que, efectivamente, el daño pulmonar persiste un año después de sufrir neumonía derivada de la covid-19.
El estudio, denominado Lung Injury Covid-19, se ha realizado sobre una cohorte clínica de más de 300 adultos que sobrevivieron a la infección por SARS-CoV-2 en la primera ola y que fueron atendidos en el citado hospital.
Sus resultados se publican en Open Forum Infectious Diseases y es "el primero que estudia los efectos a largo plazo, sobre los cambios en los síntomas, la función pulmonar y la radiología torácica en pacientes con infección grave e infección leve-moderada un año después de la infección", señala a DM Myriam Calle Rubio, investigadora principal del trabajo y jefa del Servicio de Neumología del citado hospital.
Aunque existían datos sobre las potenciales secuelas analizadas en los primeros 3 y/o 6 meses de la infección, hasta la fecha, pocos informes habían descrito las secuelas a largo plazo en los supervivientes de la covid-19. Este trabajo centrado en función pulmonar se ha realizado con un año de seguimiento; se trata de pacientes que se infectaron en la primera ola de la pandemia y que han sido seguidos hasta septiembre de 2021.
"Se ha analizado a pacientes ingresados en UCI, con neumonía grave que han sobrevivido, así como a los que estuvieron hospitalizados por neumonía moderada, pero que no requirieron soportes ventilatorios".
Señales evidenciadas
Los resultados de esta investigación clínica –en cuyo desarrollo también han participado los servicios de Medicina Intensiva y Medicina Preventiva del mismo hospital, señalan que síntomas como la disnea y la tos persistían pasados seis meses de la infección, "en más del 50% de los pacientes. Pero, tal vez, lo más destacable es que un tercio de los pacientes que tuvieron enfermedad grave y que habían necesitado ingreso en UCI, presentaban alteraciones radiológicas de fibrosis, así como de afectación de la función pulmonar: una disminución de intercambio gaseoso a nivel pulmonar", indica la neumóloga.
Así, a los 12 meses de la infección, la mayoría de los pacientes siguen refiriendo síntomas, en particular debilidad muscular y disnea, y casi un tercio de los pacientes con neumonía grave por covid-19 presentaban deterioro de la difusión pulmonar y anomalías en las imágenes radiológicas del tórax tras pasar 12 meses de la infección.
Un año después de la infección por el SARS-CoV-2, en el estudio se constata la resolución de los síntomas respiratorios en el 37,9% de los pacientes que sufrieron en la neumonía grave/crítica frente al 27,3% en la neumonía moderada.
Las pruebas de función pulmonar realizadas a los 12 meses de seguimiento detectaron alteraciones funcionales en el 31,4% de los pacientes con curso grave de la covid-19 y en el 27,7% de los pacientes no graves. También se detectaron anomalías en las imágenes radiológicas de tórax en la infección grave y/o crítica frente a la infección no grave (un 29% frente a un 8,8%, respectivamente).
Una de las conclusiones que sustraen los profesionales de este estudio es que cuando la covid-19 es leve o moderada, solo menos de un 10% de afectados va a desarrollar complicaciones a largo plazo. Sin embargo, más de un tercio de los que han padecido una enfermedad grave y han precisado cuidados intensivos o soportes ventilatorios, presentan al año secuelas de alcance radiológico, funcional y "probablemente persistentes".
Alcanzar datos a dos años
No obstante, y aunque el seguimiento a dos años está marcha, sin datos publicados ya que no ha finalizado, también "existe la percepción de que algunos de ellos, aunque las manifestaciones no se han resuelto, podrían mejorar. No hablamos de resolución, sí de mejoría".
El siguiente paso del equipo del Hospital Clínico es, por tanto, poder ofrecer nuevos datos de seguimiento a dos años, con la misma cohorte y para analizar la evolución -mejoría, resolución, estabilización o empeoramiento-, de este tercio de pacientes que ha desarrollado secuelas pulmonares al año.
Las características de las personas que presentan secuelas a largo plazo se vinculan con los mismos factores que se asocian con padecer una neumonía grave por covid-19: edad, pero también comorbilidades como un índice de masa corporal (IMC) más elevado o sobrepeso, así como la raza latina, según lo observado en la cohorte de este trabajo.
Para Calle, estos resultados subrayan la importancia de un realizar un seguimiento neumológico sistemático tras la covid-19 por ser frecuentes las secuelas pulmonares crónicas, sobre todo "para pacientes graves y en consultas específicas monográficas".
En la primera ola, y dados los escasos recursos de los que se disponía, el paciente era dado de alta y no se le hacía el seguimiento adecuado. "Las consultas monográficas de seguimiento son muy importantes ya que no hay que olvidar que algunos de estos pacientes pueden desarrollar otras complicaciones derivadas de estas secuelas y que interfieren en su vida diaria. En nuestra cohorte, por ejemplo, tres pacientes precisaron trasplante pulmonar y muchos de ellos, que anteriormente a la covid-19 llevaban una vida completamente normal, necesitan oxigenoterapia domiciliaria".
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