La XL Reunión anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que hasta el 2 de septiembre está congregando a más de 800 epidemiólogos en el Museo San Telmo de San Sebastián, está poniendo los puntos sobre las íes en los principales desafíos para la salud, sin morderse la lengua. Es su segundo congreso que se celebra de forma presencial tras la pandemia y, bajo el lema Retos del Sigo XXI: Medioambiente, cambio climático y desigualdades sociales, se están desgranando las consecuencias del aumento de las temperaturas y la contaminación. Ambos son factores de riesgo para enfermedades como el cáncer, la cardiopatía coronaria o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y facilitan la propagación de nuevos agentes como los virus de viruela del mono, el zika o el dengue.
En concreto, todo ello se ha abordado ya en la sesión inaugural, Retos del siglo XXI: cambio climático, adaptación urbana y salud. En referencia al cambio climático, Julio Díaz Jiménez, de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III, ha sentenciado: "El cambio climático mata. Nuestra vida está en juego", al tiempo que ha señalado cómo "si no nos adaptamos, en España podría haber hasta 13.000 muertes al año en vez de las 1.300 de media anual que se produjeron en el periodo 2000-2009".
Según informa EFE, se estima que se han producido más de 4.300 muertes atribuibles al calor este verano, con datos aún sin consolidar. De hecho, Díaz ha aclarado que las de este año no son cifras de muertos reales, sino que de momento son solo proyecciones sin consolidar, como las que hace el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del ISCIII, que estima 4.654 muertes por calor desde el pasado 1 de junio hasta hoy.
En el escenario más desfavorable, la temperatura subirá 0,7 grados por década
Según estudios del Instituto de Salud Carlos III, en el periodo que va desde 1983 hasta 2003, el impacto de las altas temperaturas sobre la mortalidad diaria a corto plazo indican que por cada grado en ola de calor aumentaba la mortalidad en un 14%. A partir de 2004 hasta el 2013 ha bajado hasta prácticamente un 2%, lo que indica que los planes de prevención ante altas temperaturas están funcionando. No obstante, según los modelos de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), en el escenario más desfavorable la temperatura subirá a un ritmo de 0,7 grados por década, por lo que la capacidad de adaptación actual no sería suficiente y podrían dispararse los fallecimientos.
La realidad es que en España la población se está adaptando a las altas temperaturas, según ha comentado Díaz Jiménez: "La temperatura umbral desde el punto de vista de la salud de definición de ola de calor sube 0,6 grados por década. Es una buena noticia, porque la temperatura de calentamiento global solo está subiendo a 0,42 grados por década en el periodo 1983-2018, lo que significa que, de momento, nos adaptamos".
"Los últimos siete años han sido los más calurosos jamás registrados y 2022 va camino de ser el octavo" (Adolfo Uriarte)
Aun así, los expertos advierten que no debe bajarse la guardia. De hecho, Adolfo Uriarte, de la Dirección de Patrimonio Natural y Cambio Climático del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, ha detallado que "los últimos siete años han sido los más calurosos jamás registrados y 2022 va camino de ser el octavo. La sucesión de veranos como este demostrará el cambio climático".
La zona mediterránea, la más afectada
Por su parte, Cristina Linares, de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III, ha destacado que "el cambio climático constituye un gran problema de salud pública". Y la zona mediterránea, ha añadido, será precisamente una de las más afectadas: si a nivel global la temperatura ha aumentado un 1,2 %, en este área se ha disparado un 20%.
Linares ha explicado que la crisis climática no genera nuevas enfermedades, pero sí "amplifica y redistribuye las ya existentes", como ha ocurrido por ejemplo las transmitidas por vectores como mosquitos tigre o garrapatas.
El aumento de la temperatura terrestre se suma a la marina, con un Mar Mediterráneo que ha llegado a los 30º, 6,2 grados por encima de su temperatura habitual. Desde 1982 se han duplicado las olas de calor marinas, lo que ha dado lugar a un aumento de especies invasoras y a la disminución de la productividad de las aguas, afectando al rendimiento pesquero. De hecho, algunas especies ya se están desplazando al norte en busca de aguas más frías y están modificando la puesta de sus huevos.
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