En la última década se han ido desarrollando diversas herramientas digitales en el entorno de la farmacia que no sólo facilitan la labor del profesional sino que también ayudan a llevar a cabo la labor asistencial del paciente: adherencia, seguimiento farmacoterapéutico, etc. De muchas de ellas se hablará en las diversas mesas sobre innovación digital que se celebrarán en el marco del 22º Congreso Nacional Farmacéutico, del 18 al 22 de septiembre, en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla (Fibes).
Una de las mesas, La seguridad del paciente en el entorno digital, contará con la presencia de Ana Sánchez, responsable de Salud y Alimentación de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU); Mª Ángeles García, divulgadora científica y sanitaria, doctora en Farmacia y graduada en Nutrición Humana y Dietética y en Óptica y Optometría; Raquel Martínez García, secretaria general del Consejo General de COF; Alberto Bueno, presidente de la Asociación de Autocuidado de la Salud (Anefp); y Manuel Ibarra, jefe del Departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).
“En esta mesa queremos tratar todos aquellos aspectos de seguridad del paciente que nos preocupan en el mundo digital. Internet supuso una oportunidad en multitud de sectores, pero en el caso del sanitario y, en concreto del medicamento, puede suponer también una seria amenaza”, indica la secretaria general del Consejo de COF.
Algo que confirma la portavoz de la OCU. “Recibimos un gran número de consultas relacionadas con ciertos productos de venta sin receta a través de páginas web que están fuera del circuito regulado de Distafarma, un sello que a nivel general es poco conocido”. Según explica, la mayoría de las preguntas tienen un vínculo común: normalmente giran en torno a productos milagro vinculados a la pérdida de peso y a dolores de las articulaciones (sin contar con aquellos para provocar la erección, que no generan tantas consultas por ser un tema tabú para la sociedad), con garantías de funcionamiento escasa o nula. "En el mejor de los casos, el resultado que tienen es una pérdida de dinero, pero no podemos olvidar que también pueden producir efectos negativos sobre la salud del usuario comprador, o interacciones con otros medicamentos que esté tomando. Y lo único que se puede hacer es concienciar a la población sobre cómo está el mercado en ese aspecto”, advierte Sánchez.
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