Una de las características del trastorno por atracón es la ingesta compulsiva de alimentos unida a la sensación de falta de control, de que no se puede parar de comer.
Quienes sufren este grave trastorno alimentario terminan desarrollando obesidad, pérdida de calidad de vida y se enfrentan a un riesgo mayor de mortalidad prematura, entre otros trastornos.
Las terapias que habitualmente se emplean para la obesidad -incluida la cirugía- no suelen dar buenos resultados en este tipo de pacientes, ya que no actúan sobre la raíz del problema, el trastorno por atracón.
Una terapia experimental basada en la estimulación cerebral profunda podría ser útil en estos casos, según un comentario publicado esta semana en la revista Nature Medicine. Según los datos de este trabajo, que probó la utilidad del método en dos pacientes con trastorno por atracón y obesidad grave, la estrategia de electro estimulación es segura y puede aportar beneficios. Los resultados que se publican ahora son una prueba de concepto de la técnica, que se ha sometido a un ensayo clínico para probar su eficacia.
Se analizó en primer lugar la actividad electrofisiológica en el 'nucleus accumbens'
Para llevar a cabo su investigación, los científicos, dirigidos por Casey Halpern, de la Universidad de Pensilvania (EEUU), analizaron en primer lugar la actividad electrofisiológica en el nucleus accumbens, una región cerebral que cumple un papel fundamental en los procesos de recompensa y manejo de sensaciones, en las dos pacientes citadas, ambas mujeres de 45 y 56 años y con índices de masa corporal superiores a 46 (a partir de 30 se considera obesidad). Tras el estudio, los investigadores pudieron identificar un biomarcador, un patrón de actividad de baja frecuencia que, en ambos casos, se asociaba con el ansia de comer que precede a los atracones.
Una vez identificado ese biomarcador, los investigadores lo usaron para realizar, de forma guiada y a través de un dispositivo implantado, una electro estimulación cerebral capaz de cambiar el patrón y, por tanto, intervenir en el deseo irrefrenable de comer. En las dos pacientes estudiadas, la técnica logró tanto reducir los episodios de atracones, como conseguir pérdidas de peso significativas (6 y 8 kilos respectivamente) en los seis meses siguientes al inicio de la técnica experimental.
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