Si hay un ámbito en que la pandemia ha servido para dar impulso, ese es la salud digital. La atención no presencial ha venido, al fin, para quedarse, aunque aún está pendiente de regularse y estabilizarse, y tecnologías como el big data y la inteligencia artificial cuentan ahora con mayor presencia y una ingente cantidad de datos con la que trabajar.
No obstante, si se ha producido ese desarrollo es, obviamente, porque no se partía de cero: "La pandemia ha servido para visibilizar la importancia de la digitalización, y menos mal que a España nos encontró con parte de los deberes hechos", afirma Isabel Ordoyo, responsable de Sector Público y Salud de Capgemini España.
Esta es una de las conclusiones que se pueden extraer del eGovernment Benchmark 2022, el informe anual de la consultora que proporciona a la Comisión Europea información sobre el nivel de disponibilidad on line de servicios de la administración pública en Europa, destacando por primera vez datos sobre los servicios relacionados con la salud. El estudio, liderado por Capgemini, se ha realizado conjuntamente con su filial Sogeti y un consorcio de socios, IDC y el Politécnico de Milán. El informe analiza la evolución digital de 35 países del entorno europeo.
Según sus resultados, solo tres países tienen puntuaciones de madurez de la sanidad electrónica superior al 90%: Luxemburgo (97%), Estonia (93%) y Malta (91%). España, con más de un 80%, se sitúa muy por encima de la media europea (63%), y ha experimentado una mejora sustancial durante los últimos años.
"España destaca especialmente en transparencia de la información, en acceso de los ciudadanos a su información personal (un 30% superior a la media europea), en identificación electrónica digital (más de diez puntos por encima) y en acceso a la información de ciudadanos de otros países (70% frente a 47)". Así, Ordoyo confirma que España es puntera en Europa en acceso a la historia clínica digital y otros datos de salud, así como en receta electrónica.
Sin embargo, "debemos centrarnos en los deberes que nos quedan por hacer, no podemos quedarnos atrás ahora". Entre estos, tres ámbitos son los más urgentes: la ciberseguridad, la ética del algoritmo y la brecha digital.
Retos pendientes
Poco hay que decir de la primera a la vista de los acontecimientos recientes, aunque la experta resalta que "no solo se trata de saber defendernos, sino que también de saber actuar cuando ocurren ataques, tener protocolos de reacción para que los problemas afecten lo menos posible al sistema, a los profesionales y a los pacientes".
Por lo que respecta a la segunda, "debemos trabajar para que los algoritmos no tengan sesgos de raza, sexo u origen en las simulaciones o los resultados", explica Ordoyo.
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