En 1921, desde nuestra Salamanca, Miguel de Unamuno publicó en la revista argentina Caras y Caretas un artículo sobre la tragedia de Sófocles Antígona, y proponía en él acuñar en español una palabra que echaba en falta:
¿Fraternal? No: habría que inventar otra palabra que no hay en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, hermano, y Antígona era soror, hermana. Y convendría acaso hablar de ‘sororidad’ y de ‘sororal’, de hermandad femenina.
Su propuesta cayó en el olvido hasta que, allá por los años ochenta, las feministas estadounidenses empezaron a hablar de sisterhood en referencia al vínculo afectivo que se establece entre mujeres por motivos de solidaridad, así como al hecho de compartir intereses, experiencias y preocupaciones comunes. Esto es, una especie de fraternidad entre mujeres, por oposición a brotherhood entendida como fraternidad o hermandad entre varones.
A partir del latín soror, sororis (hermana carnal), en español comenzamos a usar sororidad con ese mismo sentido, y el neologismo llegó por fin al Diccionario de la lengua española de la RAE en diciembre de 2018.
Fernando A. Navarro
"Sororidad" suena hoy muy novedoso, pero ya Miguel de Unamuno usó el neologismo en 1921. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/8H24YVX
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