No hay nada mejor que irte a Etiopía, una de las cunas del atletismo, para iniciarte en esto de correr. Es cierto que el nivel te lo pones muy alto, pero cuando todo surge de forma espontánea, sin ninguna pretensión más que disfrutar, te rodeas de chavales llenos de vitalidad y lo haces en un país de raza como Etiopía, uno no piensa si llegará el primero o el último y menos entre potenciales medallistas olímpicos.
Así comienza la historia con el deporte de Diego Marro, farmacéutico comunitario y formulista en Huesca. Un día de 2008, este profesional de la bata blanca se la quitó y decidió irse a Gambo, Etiopía, para colaborar en un proyecto humanitario de la Fundación El Alto. Y cuando llegó, además de montar un laboratorio de formulación en el hospital de la zona, probó con esto de correr para ver qué tal.
"Cuando fuimos al proyecto de cooperación en Gambo, Etiopía, me dijeron que todos los chicos del pueblo quedaban para correr a las seis de la mañana, cuando amanecía, en el campo de fútbol, que era una explanada de tierra en el centro del pueblo. Quedaban chicos de todas la edades y muy diferentes: unos más pequeños; otros mayores que iban muy equipados, porque serían de algún club de atletismo y llevaban un buen chándal y zapatillas buenas; algunos iban descalzos, otros con mocasines... Cada uno con lo que tenía", recuerda Marro.
Pues le picó la curiosidad y un día se levantó para unirse al grupo, sin saber, que en la primera curva "el blanquito se iba a quedar solo", nos cuenta entre risas. "Imagínate. Alguno se quedó conmigo para acompañarme, pero otros desaparecieron en el horizonte rápidamente. Aquella experiencia me metió el gusanillo en el cuerpo y me propuse seguir corriendo al volver a España para, si algún día volvía, salir de nuevo y poder aguantar su ritmo".
Corriendo voy
Y desde entonces no ha parado de correr, ni dentro ni fuera de la farmacia. "En la farmacia tengo unas escaleras que no sé las veces que las subo y las bajo y, desde luego, siempre ando corriendo de aquí para allá. Además, ahora, tras lanzar Marro Fórmulas Originales, más todavía. Estoy todo el día entre la farmacia y el laboratorio de cosmética corriendo siempre. Pero para los que llevamos un motor dentro que te pide eso es la normalidad", afirma.
Lo cierto es que Marro ha entrado en el mundillo runner y son de los que compran geles, zapatillas y equipación especiales y van ocupando un hueco cada vez mayor dentro de su casa ante la mirada de su mujer, que reza porque su marido no se convierta en un friki.
Entre una cosa y otra, ya ha participado en tres medias maratones: dos en Huesca, la primera en 2010 y la otra, un par de años después, y la tercera, el mes pasado en Madrid.
Pero ese gusanillo que le picó en Etiopía sigue ahí, chinchando y diciéndole que no se puede quedar en tres medias maratones. Por ello, decidió dar un paso más (nunca mejor dicho) y prepararse los 42 km de la Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series Madrid, que se va a celebrar el 28 de este mes en la capital y que también tiene otras distnacias, de 20 y 10 km, para los menos osados.
Entrenador 'on line'
Correr una maratón no es cualquier cosa y Marro está entrenando a conciencia, desde diciembre del año pasado. "Cogí un entrenador on line a través de una aplicación, que te va cargando los entrenamientos personalizados cada semana y te va dando un feedback. Es algo sencillo y está al alcance de cualquiera", explica.
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