Se cumplen hoy doscientos cincuenta años de la muerte, en Londres, del médico y escritor irlandés Oliver Goldsmith.
Comenzó a estudiar medicina en el Trinity College de Dublín y prosiguió la carrera primeramente en Edimburgo (1752-54) y a continuación en Leiden (1754-56); pero luego interrumpió los estudios para viajar a pie y sin apenas recursos por Francia, Suiza e Italia. En alguna parte ¾¿Padua tal vez?¾, obtuvo finalmente un título que le permitió, a su regreso a Londres en 1756, ejercer la medicina durante algún tiempo, hasta que la actividad literaria le ocupó por completo. Destacó pronto como escritor, pero nunca llegó a librarse de las estrecheces económicas debido a su vida bohemia y desordenada, y a su carácter manirroto, despreocupado y disoluto. Cultivó casi todos los géneros literarios de la época: la poesía (The Traveller, 1764; The Deserted Village, 1770), el género periodístico, el teatro (The Good Natur'd Man, 1768; She Stoops to Conquer, 1773), el cuento infantil (The History of Little Goody Two-Shoes, 1765 [atribuido]), la crítica literaria, el ensayo histórico y la divulgación científica; pero la obra que le dio más celebridad en vida, y fama perdurable hasta hoy, fue la novela sentimental The Vicar of Wakefield (1766), cuya influencia es rastreable en novelas posteriores como Die Leiden des jungen Werthers (1774) de Goethe, Emma (1815) de Jane Austen, Frankenstein (1817) de Mary Shelley, Oliver Twist (1838) y David Copperfield (1850) de Charles Dickens, Villette (1853) de Charlotte Brontë, Little Women (1868) de Louisa May Alcott, Middlemarch (1871) de George Eliot y Vie de Henri Brulard (1890) de Stendhal. ♦
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