Mucho se ha hablado en los últimos años sobre el tenista serbio, no sólo por sus proezas deportivas sino también por su postura ante las vacunas contra el covid. Él se ha defendido de las críticas insistiendo siempre en que no es un antivacunas, sino un partidario incondicional de la libertad.
Polémica aparte, se habrán fijado en que su apellido puede verse escrito de diversas formas: a veces con una j después de la D inicial, pero no siempre; otras veces, las menos, con una tilde en la c final. ¿Cómo se escribe correctamente?
Vamos por partes. Hay bastante consenso entre los lingüistas en considerar que el serbocroata constituye una unidad lingüística, aunque por motivos políticos en la antigua Yugoslavia hay quien prefiere trocearlo en varias lenguas, un poco como pasa en España con el valenciano y el mallorquín respecto del catalán. En cualquier caso, el serbocroata se escribe con dos alfabetos: el cirílico, inventado en el siglo IX por los monjes bizantinos Cirilo y Metodio para traducir la Biblia y evangelizar a los pueblos eslavos, y una versión del latino elaborada por el lingüista croata Ljudevit Gaj, que recibe en su honor el nombre de gajitsa (pronunciado /gáyitsa/). Se suele simplificar diciendo que los croatas, de mayoría católica, utilizan el alfabeto latino, mientras que los serbios, ortodoxos, utilizan el cirílico como los rusos, pero la cosa no es tan fácil, porque en Serbia se utilizan en realidad los dos alfabetos, al igual que en Bosnia, y muchos jóvenes están favoreciendo el latino.
El cirílico serbio incorpora algunas letras que no están presentes en otras variantes, como la rusa, y todas tienen una correspondencia exacta con una letra o un dígrafo del gajitsa. Pues bien, el apellido del tenista se escribe en cirílico Ђоковић, precisamente con dos de esas letras especiales: la primera es la Ђ (en minúscula, ђ), que corresponde a un fonema parecido al de la j catalana de Josep o del inglés jab; y la segunda es la ћ, parecida al sonido de nuestra che, pero más suave. A la primera le corresponde en el alfabeto latino de Gaj una d barrada: la Đ (en minúscula đ); a la segunda, una c con una tilde, la ć, que no debe confundirse con la č (una africada más fuerte, casi indistinguible para el oído hispano).
Con el alfabeto latino, entonces, deberíamos escribir Đoković. Ocurre, no obstante, que la letra inicial đ es muy desconocida, por lo que es habitual sustituirla por el dígrafo dj, más asimilable a su pronunciación. Por su parte, la ć final suele perder la tilde en inglés al igual que la pierden nuestros nombres en la prensa extranjera.
Ahora bien, si a nosotros nos gusta que respeten nuestras grafías, como las tildes y la ñ, quizá deberíamos hacer el esfuerzo de respetar las de los demás. Con los modernos sistemas de composición de texto, que admiten todos los caracteres, ya no hay excusa. ♦
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Lorenzo Gallego Borghini es traductor médico y máster en bioética.
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