“En el momento en que vi tu mirada buscando mi cara, la madrugada del 20 de enero...”. Suena la canción de la Oreja de Van Gogh en el altavoz que lleva un grupo y al lado enseguida otro lo corea. Son casi las 21:00 frente al edificio de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid en este sábado 20 de enero, el día que se ha celebrado el examen del MIR en toda España. Familiares y amigos esperan aún la salida de los aspirantes. A estas horas, aún son pocos aun los que han cruzado las puertas de cristal férreamente custodiadas por los bedeles. La explanada rebosa gente con ganas de tirar confeti, de saltar al unísono, de abrazar y besar… con la mirada fija en la puerta buscando la cara de alguno de los cientos de candidatos que se han examinado allí.
Durante cuatro horas y media, los aspirantes a la formación médica especializada (8.772 plazas MIR para 13.990 admitidos) han contestado con la disciplina ensayada las 210 preguntas del cuestionario. Las sensaciones a la salida, muy encontradas: ha sido un examen “largo”, “corto”, “difícil”, “fácil”, “atípico” y “esperado”. En una cosa sí coincidían todos con los que ha hablado Diario Médico: “Ya está hecho y ahora a celebrarlo”.
"Me ha parecido un examen largo y medio difícil, con un gran número de preguntas media a larga", dice Sara. A Alba, directamente le ha parecido "difícil", en especial, algunas preguntas del ámbito de Traumatología o de Aparato Digestivo. "Creo que se ha ido a patología avanzada, nos han preguntado por tipos de broncoscopias, por paciente crítico... no han ido a lo básico, solo ha habido una pregunta de ictus y dos de infartos. Ha sido un examen atípico". Carmen y Enrique creen que ha sido un examen difícil, coincide Lorenzo, aunque no cree que haya sido "demasiado largo". De opinión contraria es Alejandro: "Ha sido largo, no demasiado atípico".
A Celia le ha parecido “infinitamente más asequible que las preguntas de otros años, y desde luego que los simulacros, que algunos han sido muy difíciles. Yo creo que hay que tomarse el MIR como un simulacro más, el número 29 y estar tranquila.
Una materia inabarcable
No ha visto preguntas que le hayan llamado especialmente la atención; “hombre, cuando se ponen con genes que no has visto en tu vida, pues te quedas un poco en cuadro… Pero ya se sabe, pueden preguntar cualquier cosa, la medicina en sí es inabarcable”.
Para Sabina la prueba ha sido “de dificultad media, no me ha parecido que fuera incrementada”. Le gustaría hacer Medicina Intensiva. Más que porque esta especialidad haya llamado su atención durante la pandemia es una cuestión vocacional: “Me gusta mucho el contacto con el paciente crítico, soy una persona muy proactiva, y me llena tratar a estos pacientes”. Pero ahora, rodeada de amigos y familia sabe lo que toca: “Celebrarlo hasta que me den la plaza”.
En cambio, a Teresa le ha parecido un examen fácil; sale contenta, le ha gustado que hubiera muchos casos clínicos, pero, claro, ella tiene experiencia. Es médica de Familia, obtuvo la especialidad hace veinte años, pero ya lleva varios presentándose a la prueba para cambiar de especialidad, quizá a Anestesiología. Afirma que le encanta la medicina de Familia, pero no las condiciones en las que están ejerciendo ahora. “Me gusta mucho, pero se me cae el mundo encima cuando solo puedo hacer burocracia, rellenar papelotes en lugar de Medicina”. Opina que el aumento de plazas ofertadas de esta especialidad de primaria “solo va a servir para que se queden más vacantes”.
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