"Disponer por fin de tiempo de ocio, sumado a las ganas acumuladas de disfrutar del aire libre y del sol, constituyen un cóctel explosivo para la epidermis", ha reconocido Susana Mezquita, experta del Departamento Científico de Cinfa. A esto se suma que "la vulnerabilidad de la piel este verano es mayor que nunca, ya que otros años va habituándose poco a poco a los efectos del sol y cuando llega el buen tiempo, ya cuenta con cierta pigmentación. Sin embargo, ya desde hace unas pocas semanas y durante los próximos meses muchas personas se expondrán por primera vez al sol de manera brusca y, además, en un momento en que la intensidad de las radiaciones es muy elevada”, ha advertido.
Por todo ello, la mejor medida preventiva es exponerse al sol de forma progresiva: "Hemos de dosificar el número de horas que pasamos bajo sus rayos, sobre todo, los primeros días de playa, naturaleza o piscina. Se puede empezar por una hora y luego ir prolongando este tiempo, pero siempre fuera de las horas centrales del día", ha recomendado.
También es necesario recurrir a barreras físicas, como sombreros o gafas de sol y hacernos con un buen fotoprotector que proteja frente a las radiaciones: infrarroja, ultravioleta e visible.
Tome note
- Retomar la exposición solar gradualmente.
- Evita la exposición solar en las horas centrales del día.
- Consulta los índices ultravioleta (IUV) a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet): a partir de 6, el riesgo es alto y se deben extremar las medidas de fotoprotección, así como elegir el SPF adecuado de los tratamientos.
- Permanecer a la sombra.
- Recordar que la mascarilla no protege del sol.
- Utilizar un fotoprotector adecuado a tu fototipo y a las circunstancias de la exposición.
- Usar ropa adecuada, sombrero y gafas de sol.
- Educar los hijos sobre la necesidad de protegerse del sol.
- Cuidado con las salas de bronceado.
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