No cabe duda de que la pandemia, las medidas de aislamiento que se están poniendo en marcha para tratar de contenerla y los perjuicios asociados están poniendo a prueba la salud mental de la población mundial. Un nuevo estudio realizado en Reino Unido y publicado este martes en American Psychologist demuestra que el impacto psicológico del confinamiento fue más significativo en los grupos más vulnerables.
La investigación se basa en las respuestas a una encuesta a más de 800 personas reclutadas on line y a través de redes sociales que respondieron a un cuestionario durante diez días en los que Reino Unido estuvo en pleno confinamiento (entre el 17 y el 26 de abril de 2020). La edad media de los participantes en el estudio fue de 38 años y la mayoría (80%) fueron mujeres. El 22% de los participantes tenían una afección médica preexistente.
Los resultados del trabajo, que firman investigadores de la Universidad de Bath (Inglaterra), muestran que una cuarta parte de los participantes presentaban síntomas elevados de ansiedad y depresión, exacerbados por el encierro y el aislamiento. Un 15% presentó niveles significativos de ansiedad por enfermedad, trastorno que se produce en personas que presentan un miedo a contraer una patología grave que afecta al desempeño de sus actividades del día a día.
"La pandemia de Covid-19 ha causado una incertidumbre que ha tenido un efecto perjudicial y directo en muchas personas en Reino Unido y en todo el mundo", explica Hannah Rettie, del Departamento de Psicología de la Universidad de Bath. "Las personas no sabían con seguridad cuándo volverían a ver a su sus familiares, la seguridad laboral se ha visto comprometida, existe una mayor amenaza para la salud de muchas personas y las indicaciones el Gobierno cambian continuamente, lo que genera mucha incertidumbre y ansiedad".
Más depresión y ansiedad
El análisis revela que las personas clasificadas como vulnerables al coronavirus según la administración británica reportan el doble ansiedad por enfermedad que la población general. Estas personas estaban, en general, más ansiosas y deprimidas que el resto, y se encuentran en una posición de riesgo tanto físico como psicológico. Al mismo tiempo, son los que tienen más probabilidades de haberse protegido mejor.
En la atención psicológica general, comprenden que hay que trabajar para afrontar la intolerancia a la incertidumbre como parte de las terapias estándar, centrándose en el desarrollo de habilidades para reducir la angustia.
Respuesta normal
"Ahora conocemos mejor el porcentaje probable de la población que está experimentando niveles clínicos de ansiedad relacionados con la salud", informa el también investigador de la Universidad de Bath Jo Daniels. "Puede servir para normalizar el sufrimiento en estos momentos difíciles y promover la adopción de nuevos modelos de ansiedad relacionados con la Covid-19 para aquellos que puedan necesitar apoyo en esta época de incertidumbre".
En todo caso, también recuerdan que la ansiedad es una repuesta normal a una situación anormal como una pandemia, y que es útil para poner en marcha las medidas de precaución necesarias como el lavado de manos y el distanciamiento social.
"Sin embargo, como reflejan nuestros hallazgos, la ansiedad está alcanzando niveles agobiantes y puede permanecer pese al levantamiento de restricciones", advierte Daniels. "Es necesario el aprovisionamiento de servicios para satisfacer esta necesidad, que probablemente se mantenga ante las posibilidades de una segunda ola".
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