La primera referencia al sabor dulce de la orina de los diabéticos la hallamos en el Ayurveda de Sushruta, en el año 400 a.C. Los médicos árabes medievales Rhazés y Avicena, al igual que los antiguos hindúes, conocían el sabor de la orina en la diabetes. En concreto Abú Alí al-Husayn ibn Abd Ulla Ibn Siná, más conocido en Occidente como Avicena, un gran defensor de la uroscopia, evaporó la orina de un diabético y observó que dejaba unos residuos con sabor a miel, consignando sus observaciones en el tercero de los cinco libros de su célebre Canon.
Pero el apellido mellitus o el genitivo latino melliti, que significa ‘azucarada’ o ‘de azúcar’, se atribuye a sir Thomas Willis (1621-1675), que fue médico del rey Carlos II de Inglaterra y que en 1674 probó por tercera o cuarta vez en la historia la orina de un diabético, atribuyendo su sabor característico no al azúcar, sino a que la sangre se descompone y aparece un contraste entre la sal y los ácidos azufrados. Concluye que el origen de la enfermedad se halla en la sangre. Repasemos a continuación los detalles de la hazaña de este galeno, apodado «El Hipócrates inglés». Era una tarde fría de abril del año 1674 cuando salió de su domicilio para visitar a un paciente. Al cabo de unos minutos de ir caminando llegó junto al enfermo, al que reconoció, y cuando estaba a punto de abandonar el dormitorio de aquél le llamó la atención el hecho de que un par de moscas estaban revoloteando en torno a la copa de orina del encamado. Tras coger el recipiente con las manos y observarlo al trasluz bebió una pequeña cantidad del líquido, comprobando que era su dulzor el que había atraído a los dípteros. En los meses que siguieron al evento Willis se dedicó a probar la orina de sus clientes, llegando a la conclusión de que sólo percibía un sabor dulce si eran diabéticos. Retomando literalmente las palabras de Willis: «Es necesario probar la orina del paciente. Es tan dulce como la miel. El paciente se debilitará, se dormirá y morirá».
El Nobel de Literatura Camilo José Cela, que inició la carrera de medicina, sin lograr acabarla, en su obra Judíos, moros y cristianos relataba así una experiencia con cierto parecido: «En la plaza, un viejo está sentado al sol con la bragueta llena de moscas. El vagabundo que por ser de todo, hasta probó, sin buenos resultados, a hacerse médico, recuerda que don Florito, un auxiliar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, solía decir: “si ven ustedes un viejo sentado al sol y con moscas en la bragueta, ya se sabe: diabetes”».
Roberto Pelta
En palabras del médico inglés Thomas Willis, "la orina del paciente diabético es tan dulce como la miel". Off Roberto Pelta Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3k1816c
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