Normalmente empiezo la columna con una frase hecha. Esta vez quería empezarla con un chiste con moraleja, el conocido por 'El culo quiere ser jefe', pero por su longitud les invito a que dediquen unos segundos a buscarlo y leerlo.
Es un chiste orientado a reírse un poco de los altos cargos, pero muestra un aspecto muy importante que está fallando en muchas organizaciones colegiales. Este artículo verá la luz más o menos un mes después de que haya sido escrito, y por estas fechas estoy iniciando acciones para recurrir el archivo de la queja deontológica contra un médico que difunde la letal 'Nueva Medicina Germánica' de la que tanto hemos hablado en esta sección. A la vez, un decano de un colegio de biólogos ha publicado un despropósito de artículo que ha insuflado oxígeno a todo tipo de conspiracionistas, negacionistas y, como se les viene llamando, covidiotas en general. Un abogado, colegiado pertinentemente en Madrid, está alentando públicamente a colapsar el sistema jurídico y sanitario mediante la sobrecarga burocrática de la denegación de permisos de exención de mascarillas. Y esto como unos pocos botones de muestra en un vestido repleto de ellos, donde valga como enésimo ejemplo el grupo autodenominado 'Médicos por la Verdad' que ha presionado lo suficiente como para conseguir que en Bolivia se permita oficialmente la venta y aplicación de un tipo particularmente agresivo de lejía para el tratamiento de la Covid-19, pese a no haber ningún tipo de prueba que lo valide como tal y su toxicidad haya causado víctimas. En el trastero, el eco de otros muchos casos como el creador de la bioneuroemoción, que sigue enarbolando su título y colegiación como psicólogo en Barcelona sin mayor problema.
No solo hablamos de estafas; también de meros engaños o de avatares como problemas mentales incapacitantes que, por pura estadística, deben darse antes o después en cierto número de profesionales. Los Colegios, máxime los que tienen que ver con la salud, deben ser los primeros en velar por la pulcritud del funcionamiento de sus colegiados. Cuando esto no ocurre, cuando las “toxinas” se acumulan, puede llegar –y, como se ha constatado en algunos casos, llega– el momento en el que esos elementos perniciosos se organizan y llegan a tomar el control del órgano colegial en sí. En ese momento, cuando es el zorro el que está al cuidado de las gallinas, las soluciones son infinitamente más complicadas de aplicar y el problema se agudiza a escalas mucho mayores.
En el estado garantista como el que estamos puede resultar difícil, incluso si se tiene el menor interés, sacar de la colegiación a nadie, a pesar de que promueva el más evidente de los fraudes. Frases como "no hay víctimas constatadas por su causa" no son raras de escuchar, aunque haya literalmente miles de ellas por la doctrina que aplica, volviendo al caso de los difusores de la 'Nueva Medicina Germánica'. Es incluso curioso pensar en que no se haga nada pese a la alerta y tener que esperar a que aparezca algún caso mediático que permita comprobar que ha habido víctimas mortales, ya que en ese caso, a mi parecer, ya no solo tiene responsabilidad el desnortado que la promueva, sino quienes pese a la alerta le permitieron seguir aplicando una propuesta que atenta claramente contra su deontología.
Si el problema es de falta de herramientas legales para darles salida, será un tema que los Consejos Generales deberán tratar con el Ministerio de Sanidad (centrándonos en el campo de la salud) y los distintos grupos parlamentarios para obtener las herramientas necesarias que les blinden el ejercicio de esa competencia disciplinaria. No es inusual que los charlatanes en estos campos planeen contraataques legales (alguno es incluso abogado). Pero esto sería si siquiera se molestaran en emprender esas acciones. El inmovilismo, quizá por un corporativismo mal entendido, es la tónica. O cuando se intentan sin poner demasiado empeño en el asunto, o sin saber bien qué se está haciendo.
Me viene a la mente mientras escribo esto el episodio en que Kalcker fue juzgado en España por la venta de MMS y dióxido de cloro. En su momento, el juez consideró que no quedaba convenientemente acreditado que este embaucador, con al menos cinco empresas conocidas a su cargo dedicadas a la venta de lejía, vendiera lejía. El fallo del juez, nunca mejor dicho, ha multiplicado por centenares de miles la gente que ahora cree a pies juntillas en esta estafa y están comprándole sus lejías para beberlas según sus rituales (protocolos los llama él). Cada charlatán que queda suelto sigue medrando. Cada vez que no se hacen bien las cosas para atajar el problema, las malas hierbas brotan con redoblado vigor. Ahí tenemos otro ejemplo con Pàmies, quien parece que está buscando la forma más efectiva de llevar a la muerte a grupos cada vez más grandes de personas sin que nadie se lo impida, probablemente hasta que él mismo se termine quitando de en medio con alguna de sus propias barbaridades.
Si con gente ajena a la profesión pasa esto, como mínimo dentro de la profesión no debería ocurrir. Pero hace un tiempo fue un supuesto profesional sanitario a quien se le permitió expandir desinformación grave sobre la salud. Luego fue un grupo de ellos. Luego llegaron a representar a Colegios al completo. Ayer fue un país entero el que claudicó ante una estupidez que costará a saber cuántas vidas de sus ciudadanos por presiones de estos malos profesionales. Mañana no sería raro que cayeran otros países con la excusa del vecino. Este efecto dominó necesita ser cortado de raíz, poniendo de nuevo en marcha el sistema excretor, retirando licencias e iniciando, de oficio, acciones legales contra quienes atenten contra la deontología o incluso la salud pública. Y hacerlo bien, claro. Cuanto más se tarde, más responsabilidad tendrá la propia corporación por la negligencia de no sacar su basura a tiempo.
* Emilio Molina. Vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp) y colaborador del Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias de la Organización Médica Colegial (OMC)
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