Oftalmóloga en el Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol, en La Coruña, y vicesecretaria del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, Rosa Arroyo está también al frente del Observatorio contra las Pseudociencias y Pseudoterapias de la Organización Médica Colegial (OMC), un organismo que recientemente se ha reforzado «para hacer frente a los peligros que este tipo de acciones suponen para los pacientes y para la salud pública en general, en un momento especialmente sensible ante fenómenos como el negacionismo y los antivacunas».
PREGUNTA. ¿La pandemia ha dado alas al pensamiento pseudocientífico?
RESPUESTA. Sí. El observatorio llevaba ya unos años trabajando; lo inició Jerónimo Fernández Torrente y yo he tomado el relevo. Antes de la pandemia, luchábamos para que les llegara una adecuada información a los pacientes y a sus familias, para que pudieran distinguir lo que es ciencia y lo que es creencia. Ya luchábamos para que las pseudociencias no pusieran en peligro la salud individual y también el entorno socioeconómico de los pacientes. Pero es que ahora por primera vez nos hemos visto todos implicados en un asunto de salud pública. Ahora, hacer cosas diferentes a lo que indican las autoridades sanitarias y los protocolos, debido a esta situación epidemiológica inédita, pone en peligro no solo tu propia salud, sino la salud de los demás. Había que actuar. Otro factor que ha hecho que el Observatorio se refuerce es constatar que existe una omnicanalidad, con mensajes con mucha fuerza para desinformar.
P. ¿Por qué las teorías de la conspiración afloran en momentos de crisis?
R. Todos somos susceptibles de tener unas ciertas creencias o una vulnerabilidad, según el momento de la vida en el que estés. Y esto que ha pasado nos ha descontrolado psicológicamente a todos. Nos ha generado mucha incertidumbre y en esas circunstancias es más fácil que se abran brechas por donde colar ese tipo de mensajes. Muchas teorías de la conspiración van vinculadas a movimientos políticos extremistas.
Muchas teorías de la conspiración van vinculadas a movimientos políticos extremistas.
P. Siempre se ha dicho que el movimiento antivacunas tenía menos poder en España que en otros países de nuestro entorno. ¿Eso ha cambiado? ¿Supone ya un problema?
R. No lo creo. Si miras los datos, no tiene el nivel que sí hay en otros países. Si es verdad que el movimiento antivacunas está generando unas alianzas que no tenía, pero yo creo que España no hay una oposición significativa en la población. De cualquier manera, en estas cosas es mejor prevenir que curar. Y por eso tenemos que estar preparados y dispuestos.
P. ¿Les llegan más dudas de los pacientes?
R. Sí que hemos notado que hay muchísimas preguntas sobre terapias alternativas, pseudociencias, muchos jóvenes que preguntan que por qué tienen que vacunarse si no son un grupo de riesgo. Vemos que están recibiendo información de forma paralela. Por eso tenemos que seguir informando de forma veraz, para despejar dudas y combatir los mensajes falsos.
P. ¿Cómo se combaten las teorías de la conspiración?
R. Se combaten siempre en equipo. Esto tiene que ser multiprofesional y multidisciplinar, incluyendo a organizaciones profesionales, sociedades científicas, asociaciones de pacientes, medios de comunicación, etc. A quien duda le diría que desconfíe de los milagros y las medidas que no estén a disposición de toda la comunidad científica. Lo que nosotros como médicos queremos es lo mejor para nuestros pacientes... También porque nosotros en algún momento vamos a ser pacientes. No hay panaceas, milagros ni verdades sólo alcance de unos pocos. Algo que no está a disposición de toda la comunidad científica como poco es engañoso.
P. ¿Qué opina de la resolución judicial que ha ordenado en Castellón la administración de un tratamiento que no había sido indicado por el equipo médico? ¿Sienta un precedente peligroso?
R. Sin duda. En primer lugar es peligroso que se obligue a un centro sanitario público a realizar un tratamiento que no está aprobado para esa indicación. Nosotros no estamos demonizando una técnica o un medicamento, lo que denunciamos que no está aprobado para esa indicación. Es grave también que se ordene en contra del criterio clínico del equipo asistencial y que se realice por profesionales externos. No sólo la OMC, todas las sociedades científicas y las agencias reguladoras se han manifestado en la misma línea. En la cartera de servicios se incorporan innovaciones, pero esos procedimientos tienen que introducirse con unas garantías de seguridad y de calidad. Es como decirnos ahora que toda nuestra metodología científica se puede venir abajo por una sentencia judicial a demanda de cualquier persona que no forma parte de la comunidad científica. Esta resolución a nosotros nos pone en una situación de inseguridad y de dificultad tremenda para realizar nuestra labor.
Informe de la OMC sobre el ozono
Ante la decisión del juez del Juzgado de lo contencioso administrativo número 1 de Castellón de la Plana de obligar al Hospital de la Plana a aplicar una terapia no aprobada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, no incluida en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud y en contra de los protocolos científicos del centro sanitario a un paciente ingresado en la UCI, el Observatorio de la Prescripción de la Organización Médica Colegial ha elaborado un informe para valorar esta situación. En el documento recuerda que las formas graves de infección por el virus SARS-CoV-2 se tratan a través del uso de antirretrovirales, y el tratamiento de soporte está centrado en la utilización de esteroides, heparinas, anticuerpos frente a citoquinas y oxígeno suplementario a flujos variables en función de la limitación de la función pulmonar o a través de la intubación laríngea en los casos en los que existe fracaso de la capacidad respiratoria".
Respecto al ozono, explica que en la Unión Europea este gas no está considerado un producto sanitario, y, en España, esta terapia, conocida como ozonoterapia, no está autorizada por la Aemps. "Su uso solo podría producirse en el contexto de una autorización de comercialización, que, por ahora, no tiene ningún producto o en el contexto de un ensayo clínico autorizado por la Aemps, que hasta la fecha actual solo hay uno —con referencia EudraCT 2020-005020-11—, pero no ha iniciado la fase de reclutar pacientes, de modo que no puede considerarse como iniciado".
Y añade que la Aemps "considera que no se cumple con la definición de uso compasivo que haría autorizable una solicitud en el caso de que fuera recibida en la agencia a través de los cauces establecidos. Para este uso serían necesarios la solicitud del médico responsable del centro hospitalario en el que se encuentra ingresado el paciente, el consentimiento informado del paciente, el visto bueno de la dirección del centro hospitalario donde se encuentra ingresado el paciente y la conformidad del promotor del ensayo a suministrar el tratamiento".
Y concluye que, hasta la fecha, "los estudios disponibles no cuentan con rigor metodológico suficiente para concluir ni avalar los beneficios médicos de esta terapia para tratar la enfermedad covid-19 grave. A ello se debe añadir que esta falta de rigor científico y metodológico no permite conocer los posibles efectos secundarios de la aplicación de este tratamiento".
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