Los casos de tromboembolismos venosos (TEV) en jóvenes de 15 años han aumentado en el último año acuciados por el sedentarismo prolongado y por el excesivo uso de entretenimientos como la televisión o los videojuegos durante el confinamiento por la covid, según afirma José A. Páramo Fernández, del Servicio de Hematología de la Clínica Universidad de Navarra y ex presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia.
Una situación que preocupa a los expertos ya que se trata de una patología que, años atrás, se asociaba a personas adultas y que, en la actualidad, se está diagnosticando en adolescentes sin ningún cuadro de riesgo previo.
Así lo asegura Páramo, quien apunta a que el confinamiento ligado a la covid-19 han sido los responsables de estos casos y han supuesto un riesgo adicional en los adolescentes.
Todavía no hay datos concretos sobre este aumento de casos, a falta de estudios comparativos en relación a la población general y respecto a adolescentes.
Una enfermedad infrecuente en la edad pediátrica
En general, el TEV es infrecuente en la edad pediátrica, con una incidencia de 0,7-4,9/100.000 personas/año, existiendo dos picos de máxima intensidad: uno en niños menores de 1 año y otro en adolescentes, apunta este experto.
En un estudio realizado en 2016 se constató que los principales factores asociados al TEV fueron la obesidad (47%), el empleo de catéteres venosos centrales (27%), infecciones (27%), sedentarismo (22%), enfermedades autoinmunes (19%) y otras patologías (11%).
En el adolescente, la aparición de TEV resulta de la combinación de al menos dos factores protrombóticos: la obesidad y un estilo de vida sedentario, en numerosas ocasiones ligado al empleo de videojuegos, sin olvidar los estados trombofílicos congénitos, como el factor V Leiden o las deficiencias de Antitrombina y proteínas C y S.
Sedentarismo extremo
Sobre el sedentarismo, factor agravado por la pandemia, se ha calculado que los niños y adolescentes pasan una media de 8 horas diarias “enganchados” a la televisión y hasta 13 horas a los videojuegos o participando en otras actividades digitales. Incluso se han descrito situaciones de sedentarismo extremo, llegando a más de 48 horas semanales, lo que supone un riesgo obvio de TEV, sobre todo combinado con la obesidad.
Esto supone una situación especial de sedentarismo, con posición sentada y piernas cruzadas durante largos período de tiempo, algo similar a lo que ocurre tras un viaje prolongado, un factor de riesgo conocido para el desarrollo de TEV (síndrome de la clase turista). Diversos casos clínicos han reportado el nexo entre una exposición prolongada a los videojuegos (3 a 48 horas de forma continuada) y la aparición de eventos trombóticos (trombosis venosa profunda y/o embolismo pulmonar), lo que se conoce como e-trombosis.
Un concepto que nace con el siglo
La TEV es una variante del concepto de e-trombosis, propuesto por Richard Beasley en 2003, asociada a períodos de inmovilización prolongada, concreta Páramo. Esta patología ha vuelto a resurgir durante la pandemia de la covid-19, especialmente durante las etapas en las que esta obligó a la población a quedarse en casa.
“La base científica de la TEV o e-trombosis radica en la inmovilización, uno de los pilares clásicos de la triada de Virchow para explicar la formación de los trombos, que favorece el estasis o enlentecimiento venoso y que puede asociarse con la aparición de una embolia pulmonar”, detalla el especialista.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido una campaña para evitar las tres Cs en el escenario covid-19: espacios cerrados, lugares concurridos y contactos cercanos (Confined and closed spaces, Crowded places and Close-contact setting).
Otros aspectos de inmovilidad relacionados con la pandemia, según refiere Páramo, son el teletrabajo y las residencias de ancianos, este último grupo de alto riesgo de TEV. Por ello, en opinión del experto, es de crucial importancia promover el ejercicio físico, llevar una adecuada hidratación y evitar períodos de inmovilización prolongada en todas estas situaciones.
“A pesar de todo esto, se precisan estudios amplios que validen la hipótesis de la e-trombosis en la era de la pandemia por covid-19”, matiza Páramo.
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