El melanoma en niños, adolescentes y jóvenes es excepcional pero se da y, a causa de su rareza, ha sido poco estudiado y su abordaje integral es mejorable. El diagnóstico diferencial de estos casos es muy complejo por su similitud clínica e histológica con otras entidades como el espectro de las lesiones Spitz y spitzoides y otras lesiones no melánicas, lo que hace necesaria la intervención de superespecialistas.
El melanoma en menores, además, difiere a menudo del de los adultos. En ellos se dan tres tipos o entidades diferenciadas: el originado sobre nevus melanocíticos congénitos, con gran capacidad de metástasis a distancia; el convencional, parecido al del adulto, y el melanoma de spitz, con un patrón agresivo locorregional y rara capacidad de diseminación.
La Unión Europea (UE), consciente de la necesidad de mejora en este tipo de tumor, ha dotado con ocho millones de euros un proyecto llamado Melcaya, que tienen como objetivo ampliar el conocimiento y mejorar el diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento del melanoma en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Actualmente, para los grupos de edades jóvenes -el denominado CAYA (Children, Adolescents and Young Adults)-, no existen guías clínicas sobre melanoma personalizadas.
La coordinadora de este destacado proyecto biomédico europeo es Susana Puig, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona, responsable del grupo de investigación del Idibaps Melanoma: imagen, genética e inmunología, profesora de la Universidad de Barcelona, jefe de grupo de CIBER de Enfermedades Raras (Ciberer) y secretaria de Aseica (Asociación Española de Investigación en Cáncer). Según ha explicado Puig a este diario, “el melanoma es raro antes de la adolescencia, comienza a ser frecuente en los adolescentes y ya es uno de los tumores más frecuentes en personas de menos de 30 años, lo que le hace ser uno de los más implicados en años de vida perdidos”.
La preocupación al respecto ha aumentado entre las familias y, por ello, también hábitos como, por ejemplo, prestar atención a cambios en la piel y usar fotoprotectores solares. La mayoría de los casos de sospecha en menores resultan finalmente lesiones benignas, pero, al ser tumores de difícil diagnóstico, se da un doble fenómeno: infradiagnóstico y diagnóstico de falsos positivos.
Las APP de IA son poco fiables
Las aplicaciones (APP) de inteligencia artificial (IA) que hay disponibles se basan, además, en casos clínicos relativos a adultos, por lo que, da a entender Puig, son poco fiables en niños y jóvenes: “Ante un nevus sale que es melanoma y ante un melanoma infantil, que a menudo son lesiones de color rosa y de rápido crecimiento, no lo reconoce”.
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