La celebración de un centenario es una efeméride digna de reflexionar sobre el futuro, y así se lo está planteando la farmacéutica portuguesa Bial, que trabaja para consolidarse como referente y líder europeo en el área de neurociencias. Su CEO, António Portela, representa a la cuarta generación de la familia fundadora de Bial y tiene en sus manos la siguiente transformación de la empresa. La anterior, de manos de su padre, Luís Portela –hoy presidente de la Fundación Bial- adentró a la compañía en la senda de la I+D propia, que ha marcado la estrategia del grupo y lo ha transformado en los últimos 30 años. "Empezamos de cero y fuimos construyendo un equipo que ya conoce perfectamente el proceso de I+D de medicamentos, y ha dado lugar a los dos únicos fármacos innovadores desarrollados por una compañía portuguesa: Zebinix -eslicarbazepina-, para el tratamiento de la epilepsia, y Ongentys -opicapona-, para la enfermedad de Parkinson".
Hoy, la compañía destina una media cercana al 20% de su facturación a I+D. En 2023 en concreto, las ventas del grupo portugués -con más de 800 empleados en todo el mundo- alcanzaron los 340 millones de euros, y su inversión en investigación y desarrollo fue de 58 millones.
Otra transformación acometida en los últimos 30 años ha sido el proceso de internacionalización, en el que "España fue nuestro primer paso", seguido posteriormente por la entrada en otros países de Europa, como Alemania, Inglaterra, Italia o Francia y, a través de socios, también en Estados Unidos, Japón, China, Australia, Corea y otros mercados. Este proceso ha permitido "desarrollar muchísimo la compañía", que celebró en 2023 los 25 años de presencia en España, donde obtiene la cuarta parte de su facturación global, y aspira a alcanzar los 100 millones de facturación en la próxima década.
Nueva estrategia de I+D
En los últimos 3 años se han abordado nuevos cambios en la gestión de Bial con la vista puesta en los próximos 10 a 15 años. "Hemos revisado nuestra estrategia para abandonar el desarrollo en una de las dos áreas en las que trabajábamos, la de cardiovascular, en la que no habíamos tenido éxito". A cambio, Bial apuesta por el área de neurociencias, y le suma la de enfermedades raras, un área en la que "creemos que con nuestro tamaño y know how podemos aportar más a los pacientes. Hay 300 millones de personas en todo el mundo que viven con alguna enfermedad rara, y solo están identificadas 11.000, de las cuales el 95% no tienen ningún tipo de tratamiento", señala António Portela y añade que "hay una necesidad médica para millones de personas, que está ahí para trabajar en ella; con el conocimiento que hemos adquirido en I+D creemos que tenemos competencias para aportar soluciones en enfermedades raras".
Bial ya tiene un primer proyecto para una enfermedad rara y, junto a esos conocimientos y competencias propias adquiridas en I+D, también aprende que se trata de un área en la que se establece una relación muy importante con instituciones académicas y asociaciones de pacientes, "que tienen un conocimiento enorme sobre estas enfermedades. Estamos trabajando mucho más en colaboración de lo que lo habíamos hecho antes, y eso para nosotros está siendo un aprendizaje fantástico que, además, nos está permitiendo que los proyectos vayan más rápido gracias a las colaboraciones con los diversos agentes con los que estamos trabajando".
Crecer en neurociencias
En cuanto a la apuesta decidida por las neurociencias -área con la que ya tiene presencia en los principales mercados europeos-, Portela recuerda que, además del ya comercializado Ongentys, la empresa portuguesa está embarcada en nuevos proyectos. Por un lado, gracias a esa internacionalización y vía licencia, Bial ha adquirido los derechos para toda Europa de otro tratamiento, también para el Parkinson, dirigido a los periodos off de la enfermedad, que ya ha lanzado hace unos meses en Alemania y prevé lanzar en España y otros países el próximo año. "Seguimos buscando innovaciones tanto dentro de nuestro pipeline como en colaboraciones con otras compañías para lograr ese objetivo de ser una compañía líder en neurociencias en Europa".
Por otro lado, y aprovechando esa apuesta por la I+D propia, busca una nueva opción para Parkinson que vaya más allá del abordaje sintomático. "Todavía no hay ningún tratamiento curativo o que pueda retrasar el proceso de la enfermedad, pero nosotros tenemos un proyecto en desarrollo en fase IIb para un subtipo específico que padecen entre el 10 y el 15% de los pacientes de Parkinson", al ser portadores de una mutación genética en el gen GBA1. Explica Portela que la citada mutación aumenta las probabilidades de desarrollar la enfermedad, de que aparezca antes -normalmente suele manifestarse entre los 55 y 60 años- y de que su progresión sea más agresiva, de dos a cuatro veces más rápido que en los no portadores. "Es decir, su pronóstico no es muy bueno".
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