El cáncer, una enfermedad que aumenta año tras año incluso entre las personas más jóvenes, sigue siendo además una de las principales causas de morbimortalidad en el mundo. Según los últimos datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2020 se diagnosticaron aproximadamente 18,1 millones nuevos casos de cáncer en el mundo (excluyendo los tumores cutáneos no melanoma). Se prevé que el número de nuevos diagnósticos aumentará a 28 millones de casos al año para 2040.
En España, se estima que este año se alcanzarán los 286.664 casos, según los cálculos de Redecan, lo que supone un ligero incremento con respecto al año 2023. El aumento estaría directamente relacionado con el crecimiento y envejecimiento de la población, así como con la exposición a factores de riesgo como el tabaco, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo.
Las estrategias de detección precoz y los cambios demográficos podrían, a largo plazo, reducir la mortalidad por cáncer a pesar de un aumento inicial en los casos diagnosticados. Pero, en el incremento de la supervivencia también entra en juego la acción de los modernos tratamientos, cada vez más específicos y dirigidos, que van de la mano de los avances en investigación, un valor que, en el Día Mundial de la Investigación en Cáncer, que hoy se celebra, reivindican distintas entidades. La Asociación Española de Investigación contra el Cáncer (ASEICA), por ejemplo, la considera imprescindible para avanzar en mejores diagnósticos y tratamientos.
Los pacientes de cáncer necesitan contar con nuevas terapias y mejores herramientas a las actuales para aumentar la supervivencia y mejorar su calidad de vida, hechos que dependen directamente del impulso de la innovación investigadora. "Una forma de acercar los resultados a los pacientes y mejorar la supervivencia en cáncer", según señalan desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).
Del laboratorio a los pacientes
Esta entidad considera que de la investigación depende en gran medida la supervivencia de la enfermedad que, actualmente, se sitúa en una tasa de 55,3% en hombres y de 61,7% en mujeres.
En este sentido, la asociación lidera la iniciativa 'Todos contra el cáncer', cuyo objetivo es superar el 70% de supervivencia media en 2030. Para conseguirlo, no solo es necesario apoyar el talento investigador y aumentar la inversión especialmente en aquellos tipos de cáncer con una supervivencia baja o estancada. También es necesario impulsar la investigación en innovación científica para lograr, acelerar y llevar los resultados del laboratorio a los pacientes. Porque la investigación oncológica debe dar soluciones a las necesidades de pacientes y médicos, señalan desde esta asociación.
Así, las cuatro líneas estratégicas de la AECC en materia de investigación para aumentar la supervivencia en esta enfermedad y continuar impulsando la ciencia en España son: apoyo al talento, impulso de la innovación, fomento de la investigación en entornos clínicos e investigación en tumores de baja supervivencia.
En el área de cáncer de baja supervivencia, la citada asociación ha adjudicado una de sus ayudas, la mayor dentro del Reto AECC 70% Supervivencia, que se ha dado en España para investigar tumores de baja supervivencia en dos proyectos; el que investigarán el cáncer de pulmón de células pequeñas, coordinado por Luis Paz-Ares, del Instituto de investigación Hospital 12 de octubre (i+12) y CNIO y Marcos Malumbres, del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), y un segundo orientado al carcinoma hepatocelular, el más común de los tumores de hígado, dirigido por Josep M Llovet y Xosé R Bustelo, del Hospital ClinicIDIBAPS y el Centro de Investigación del Cáncer (CSIC-Universidad de Salamanca), respectivamente.
Destaca, además, el apoyo a otros cuatro proyectos de innovación relacionados con el cáncer de próstata, el cáncer infantil, la inteligencia artificial y nuevos enfoques en radioterapia.
En próstata, el equipo de Francisco Corzana, de la Universidad de la Rioja (UR), con el apoyo de la AECC, está desarrollando una prueba precisa, rápida y sencilla mediante un análisis de sangre que permita el diagnóstico temprano de este tipo de cáncer. Este trabajo no se podría estar llevando a cabo sin la contribución previa de Alicia Asín, cuya tesis doctoral logró desarrollar moléculas artificiales -antígenos artificiales- capaces de reconocer selectivamente y con mayor eficacia a los anticuerpos desarrollados por los pacientes con cáncer.
Ofrecer respuestas en cáncer infantil
En pediatría destacan los estudios en sarcoma de Ewing, un cáncer óseo de muy difícil tratamiento que afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, y uno de los tipos de cáncer que cuenta con poca investigación y avances. Actualmente, los pacientes siguen recibiendo los mismos tratamientos que hace 20 años.
Óscar Martínez-Tirado, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha conseguido constituir Aptadel Therapeutics, una spin-off, que se centra en el desarrollo de nuevos tratamientos para el sarcoma de Ewing basado en el uso de nanopartículas capaces de viajar por el cuerpo hasta localizar selectivamente a las células tumorales y eliminarlas. Lo que se inició como una idea, ha ido evolucionando hasta el desarrollo de una empresa de base tecnológica y desembocar en un ensayo clínico.
El desarrollo de nuevas tecnologías de diagnóstico, basadas en inteligencia artificial (IA) es otro de los ámbitos de la moderna investigación oncológica. Destacable el desarrollo del equipo de Pablo Valderrábano, del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS), para mejorar diagnóstico de cáncer de tiroides y de mama a través de programas informáticos desarrollados con IA para el análisis de imágenes ecográficas. Actualmente están optimizando estos programas informáticos que mejorarán la precisión diagnóstica.
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