Con sus fallos garrafales y todo, tengo claro que la inteligencia artificial (IA) generativa ha llegado para quedarse. Un ejemplo paradigmático es la autoedición de libros: se calcula que este último año se han publicado en todo el mundo unos 100 000 libros escritos con IA generativa, y Amazon se ha visto obligado a limitar la publicación de obras de un mismo autor a «solamente» tres libros al día.
R. R. Haywood es uno de los escritores británicos autoeditados de mayor éxito, con cuarenta libros publicados y cerca de cuatro millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Desde este año, todos sus libros incorporan un marchamo «NO AI» para garantizar que la escritura es 100 % humana. Y, como puede apreciarse en la imagen que encabeza esta columna, el marchamo es un ingenioso juego de palabras para obtener en inglés una sigla cargada de sentido: NO AI: Naturally Original, Authentically Invented.
Si pido a GePeTo (esto es, ChatGPT) una traducción del marchamo al español, me devuelve «Nada de IA: Naturalmente Original, Auténticamente Inventado», que ha perdido toda la gracia en español. Yo soy traductor médico, no sé apenas nada de traducción creativa para publicidad, pero no tengo que devanarme mucho los sesos para superar la propuesta de GePeTo: «SIN IA (solo inteligencia natural: ideación auténtica)»; que, a diferencia del inglés original, puede aplicarse no solo a novelas, narraciones, poesías y piezas teatrales, sino también a ensayos históricos y científicos, columnas periodísticas, obras documentales, artículos de investigación, etcétera.
Con o sin ayuda de la inteligencia artificial, la inteligencia natural sigue siendo uno de los instrumentos más formidables del universo. ♦
Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/EnNlPZC
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