En España se estima que hay cerca de 400.000 personas con epilepsia, y que cuatro de cada diez casos son farmacorresistentes. Muchos de estos pacientes prueban diferentes medicamentos y dosis hasta llegar al régimen más adecuado que, en última instancia, permita controlar las crisis o al menos reducirlas. De esta forma se frena también el impacto en la calidad de vida, las comorbilidades asociadas e incluso la mortalidad.
Hay margen para mejorar el control de la epilepsia de los pacientes en España, y también fuera de nuestras fronteras. Y pasa principalmente por la optimización del tratamiento farmacológico. Así lo creen los epileptólogos reunidos en un simposio organizado por Angelini en el 15 Congreso Europeo de Epilepsia (EEC) celebrado en Roma en septiembre.
Se tarda demasiado en cambiar el tratamiento de los pacientes españoles con epilepsia resistente a los fármacos, considera Vicente Villanueva, jefe de Sección de la Unidad de Epilepsia Refractaria del Servicio de Neurología del Hospital La Fe de Valencia. "Es evidente que no nos estamos moviendo lo suficientemente rápido en pacientes que no tienen la epilepsia controlada".
Un estudio en hospitales españoles sobre las implicaciones clínicas y económicas del manejo de la epilepsia, firmado por Villanueva entre otros, evidencia cómo la farmacorresistencia y la necesidad de añadir nuevas líneas de tratamiento aumentan la carga de la enfermedad para el paciente y los costes asociados. Villanueva lamenta los tiempos que sea manejan: "Pasan cuatro años hasta alcanzar la cuarta línea". Y lo que a su juicio es más llamativo: "De la primera a la segunda línea de tratamiento empleamos cerca de dos años".
No habría una causa única, pero identifica dos motivos principales: la frecuencia de visitas al especialista y el nihilismo por parte del médico: "No siempre se es consciente de lo que puede suponer seguir teniendo crisis; a veces los pacientes no responden y no se considera usar otro fármaco". Aunque esa actitud nihilista también la identifica en los propios afectados: "Algunos dicen para qué vamos a probar más, si no hay nada".
Farmacorresistencia
Al hablar de farmacorresistencia, durante años se ha asumido que tras el fallo a dos medicamentos anticonvulsivos, las posibilidades de lograr el control de las crisis con una tercera línea se reducen a menos del 5%. Esta baja tasa de éxito es desalentadora y no es real: parte de la interpretación errónea de los resultados del estudio de Kwan y Brodie de 2000 y del seguimiento a largo plazo de Chen de 2018, como explican los autores de una carta en la revista Epilepsia.
De hecho, los resultados de los ensayos clínicos de los medicamentos antiepilépticos en pacientes refractarios muestran tasas de éxito mucho mayores. "Algunas personas pueden lograr la libertad de crisis después de múltiples fracasos al tratamiento. La resistencia farmacológica no excluye alcanzar esta libertad probando nuevos antiepilépticos", comprende Simona Lattanzi, del Departamento de Medicina Experimental y Clínica de la la Universidad Politécnica de Marche, en Ancona (Italia).
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