En 1773, el naturalista danés Otto Friedrich Müller describió un microscópico organismo unicelular flagelado que bautizó Monas lens, si bien su clasificación taxonómica nunca estuvo del todo clara. El biólogo marino inglés William Saville-Kent lo asignó al género Heteromitas en 1880; el microbiólogo germanosuizo Edwin Klebs lo pasó al género Bodo en 1892; el protistólogo británico Harold M. Woodcock propuso un nuevo género Heteromastix solo para él. Hasta que, en 1991, el taxónomo norirlandés David J. Patterson y el microscopista alemán Michael Zölffel completaron la descripción del flagelado y consideraron que constituía la única especie conocida de un nuevo género que decidieron llamar Kamera, por considerar que era lo más apropiado para ese antiguo Monas lens, más tarde Heteromitas lens, más tarde Bodo lens, más tarde Heteromastix lens y hoy, por fin, Kamera lens.
Del entomólogo estadounidense Neal L. Evenhuis, ex presidente de la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica y partidario acérrimo de los nombres científicos jocosos, hablé ya hace unos años en el Laboratorio con ocasión del fogoso formante -chisme. En el año 2002, Evenhuis, describió un nuevo género de miticómidos americanos, lo llamó Pieza e incluyó en él especies como Pieza kake (que, pronunciado a la inglesa, suena como piece of cake), Pieza pi (que, pronunciado a la inglesa, suena como pizza pie), Pieza rhea (que, pronunciado a la inglesa, suena como pizzeria) y Pieza deresistans (que, pronunciado a la inglesa, suena como pièce de résistance, ‘plato principal’ en la tradición gastronómica occidental).
En 2013, el mismo Evenhuis describió, en un bloque de ámbar procedente de Ucrania, un miticómido extinto del Eoceno muy parecido a Reissa roni (descrita anteriormente por él mismo en chistoso homenaje a la marca de comidas precocinadas Rice-A-Roni), y creó para él el nuevo género Riga. Según explica en el artículo con su descripción, el nombre elegido es un homenaje al asteroide 1796Riga; pero yo me inclino más a pensar que esa es tan solo una excusa traída por los pelos para poder llamar Riga toni a la nueva especie.
Para terminar, sumo a la lista dos llamativos nombres relacionados con Julio César. El género Vini reúne unos loritos tropicales de las islas del Pacífico; y, en 1987, los ornitólogos David W. Steadman y Marie C. Zarriello no pudieron resistirse a la tentación de llamar Vini vidici a una de sus especies, ya extinta. El género Ytu (derivado de la palabra para ‘cascada’ en lengua guaraní) designa unos pequeños escarabajos acuáticos de las selvas suramericanas. En 1980, el entomólogo estadounidense Paul J. Spangler describió una nueva especie en el Mato Grosso brasileño y no dudó en bautizarla Ytu brutus, en referencia evidente a las que, según Shakespeare, fueron las últimas palabras que pronunció Julio César antes de morir asesinado el 15 de marzo del año 44, dirigidas al pretor y senador romano Marco Junio Bruto (en latín, Marcus Iunius Brutus). En realidad, César no dijo Brutus, sino su vocativo Brute; pero acierta Spangler, en mi opinión, con la forma propuesta, puesto que las normas de la nomenclatura zoológica exigen que el epíteto específico sea un adjetivo latino o un sustantivo en nominativo o en genitivo posesivo, nunca en vocativo. ♦
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