Imagínese emocionado zoólogo que acaba de describir una nueva especie de almeja marina del género Abra. Según las normas de la nomenclatura biológica, le corresponde el derecho a bautizarla, a darle un nombre latino binominal que será de uso reconocibleen todas las lenguas del mundo. ¿Verdad que estaría tentado de elegir cadabra (con un guiño) como epíteto específico? Pero quizá no lo haría, porque el juego de palabras parece poco serio para llevarlo a una publicación científica. Por poco o nada serio que pueda parecer, el caso es que la almeja Abra cadabra existe y su nombre aparece recogido con carácter oficial en la nomenclatura zoológica internacional. Como él, son muchos los nombres científicos en latín que parecen elegidos en un repente de «sujétame el cubata» junto a la barra de un pub de madrugada. Enumero a continuación algunos en
verdad ingeniosos:
Entre los carábidos del género Agra, encontramos un coleóptero Agra cadabra, pero también otros que juegan con voces comunes en inglés (Agra vate y Agra vation) o en español (Agra dable).
Dos mariposas del género Charis se llaman Charis ma y Charis matic.
Es sabido que los anglohablantes pronuncian el latín de un modo sui generis, y eso les abre las puertas a juegos de palabras que el resto de los mortales solo con dificultad llegamos a captar. El género Gelae, por ejemplo, se pronuncia en inglés algo así como /yéli/. Se entienden así las sonrisas que despiertan especies de escarabajitos como Gelae baen (que en inglés se pronuncia igual que jelly bean, caramelos de gominola en forma de alubia), Gelae belae (que en inglés se pronuncia igual que Jelly Belly, conocida marca de gominolas), Gelae donut (que en inglés se pronuncia igual que jelly donut, rosca rellena de mermelada), Gelae fish (que en inglés se pronuncia igual que jelly fish, medusa) y Gelae rol (que en inglés se pronuncia igual que jelly roll, brazo de gitano).
Un género de pirálidos (polillas de la familia Pyralidae) lleva por nombre La, que
coincide con el artículo determinado femenino en español. Eso explica que encontremos dentro de él nombres tan internacionales como La cucaracha y La paloma.
En 2019, el herpetólogo alemán Michael Scherz descubrió en Madagascar unas ranitas diminutas, de apenas 10 mm de longitud; y creó para ellas un nuevo género, Mini, que cuenta con tan solo tres especies: Mini mum, Mini scule y Mini ature. ¡Lógico!
Un género de tlaconetes o salamandras apulmonadas americanas se llamó antiguamente Oedipus. Para los amantes de los juegos de palabras era muy tentador que alguna de sus especies recibiera el nombre de Oedipus complex (hoy Oedipina complex).
En 1955, los descubridores de dos nuevos ácaros del género Trombicula se propusieron rendir un homenaje a la escala musical: Trombicula doremi y Trombicula fasola. ♦
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Continúa en: «Juegos de palabras (y II)»
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